El consumo excesivo de sal y ciertos medicamentos afectan la salud de estos órganos vitales
Los daños que los riñones sufren por enfermedades o malos
hábitos en el estilo de vida son irreversibles.
¿Tienes sobrepeso o estás obeso u obesa? ¿Sufres de diabetes
o de alta presión? ¿Te gusta echarle sal a la comida sin probarla antes
para saber si la necesita o no? ¿Tomas pastillas antiinflamatorias a tu
antojo?
Si tu respuesta fue afirmativa para alguna de estas preguntas, es
bueno que empieces a bajar de peso y cambiar estos hábitos que amenazan
la salud tus riñones.
“Las personas con sobrepeso tienen un riesgo más alto de padecer de
la enfermedad renal, debido a los problemas de presión alta y diabetes
que en ellos se presenta”, explica el Dr. Eduardo López, médico
internista y nefrólogo de Kaiser Permanente en Panorama City,
California.
Pero si bien la hipertensión y la diabetes (que es la principal causa
de las muertes originadas por este mal a nivel mundial) dañan los
riñones, el galeno resalta que existen ciertos hábitos y alimentos muy
comunes que también los dañan y ponen en peligro la vida de las personas
cuando se produce la falla renal.
“El grave problema que se tiene con las enfermedades renales es que
cuando se detectan ya están en un estado muy avanzado y no se puede
hacer casi nada porque los daños a los riñones son irreversibles”,
acentúa el galeno y describe algunos de los hábitos y alimentos más
comunes que afectan a los riñones.
Consumo excesivo de sal
La dosis máxima recomendad de gesta de sal al día es de tan solo 1,500 miligramos.
Cuando se consumen más de esta cantidad, este condimento empieza a
acumularse en los riñones causando el mal funcionamiento de estos. Así
que bájale al uso del salero y sobre todo al consumo de los alimentos
procesados —(como son los embutidos, enlatados y alimentos congelados) y
de comida rápida, que tiene un alto nivel de sodio que dañan los
riñones. De acuerdo con los estudios, el 75% del sodio que se consume proviene de los alimentos procesados y no de la sal pura. La sal es uno de los enemigos de los riñones.
Mucha soda
Las personas que tienen el mal hábito de tomar muchas bebidas gaseosas azucaradas están a riesgo de padecer la enfermedad renal, así como un riesgo alto de producir cálculos renales porque inhibir una sustancia en la orina llamada citratos que previenen la formación de estos. Las bebidas gaseosas azucaradas causan cálculos renales.
Las medicinas antiinflamatorias
El consumo por años de los medicamentos antiinflamatorios no
asteroides también daña el riñón y, desafortunadamente es un hábito muy
común entre los latinos.
“La publicidad de los medicamentos antiinflamatorios que bombardean a
nuestra gente hacen aceptable y normal tomarse dos o cuatro pastillas
de Ibupofren o Motrin para calmar algún dolor y tener un día productivo,
sin pensar que esta práctica es sumamente nociva para los riñones ya
que estos medicamentos cortan la circulación del flujo renal y,
eventualmente, a través de los años, producen una falla renal
irreversible”, detalla el galeno.
Algunas personas logran modificar este mal hábito a tiempo, antes de ocurra el fallo renal.
El Dr. López señala con énfasis, que esta práctica es sumamente
peligrosa en los mayores de 65 años, ya que a partir de esta edad la
circulación del flujo renal está ya comprometida tras alguna enfermedad o
ingesta de otros medicamentos. Las pastillas antiinflamatorias y para calmar el dolor atentan contra la salud del riñón.
Demasiada ingesta de proteínas
La ingesta de proteína en exceso puede ser nociva a largo
plazo para el riñón porque, como filtro de lo que comemos y bebemos,
tiene que trabajar mucho cuando rompe las proteínas para que se
conviertan en aminoácidos. Y ese trabajo tan forzado lo afecta.
“Para evitar este daño, se recomienda consumir una cantidad de
proteína (ya sea carne, pollo o pescado) que sea equivalente al tamaño
de la palma de la mano”, dice el médico internista. El riñón se afecta con el alto consumo de proteínas.
El cigarrillo
Médicamente se han identificado más de 200 enfermedades asociadas directamente al consumo del cigarrillo, un hábito muy peligroso para las personas con enfermedad renal persistente.
“Sabemos que los pacientes con enfermedad renal tienen tres veces más
riesgo de que su enfermedad progrese”, detalla el Dr. López. El fumar cigarrillo agrava la situación de los pacientes con enfermedad renal.
El sedentarismo
La inactividad es también motor de varias enfermedades
crónicas, como la diabetes, que se dijo inicialmente, conlleva a la gran
incidencia del fallo renal. El sedentarismo es un hábito que promueve la obesidad y, por ende, la alta presión y la diabetes que dañan los riñones.
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