Las cabañas: El discreto negocio del placer en RD

Las luces de neón son características en las zonas donde los moteles están ubicados.

En la capital dominicana hay tres zonas famosas de cabañas: San Isidro, el 12 de Haina o avenida 30 de Mayo y Manoguayabo. Algunos de estos establecimientos tienen una ubicación que los vuelve muy atractivos y que pudieran incrementar el grado de discreción que buscan los usuarios o clientes. Hay otros famosos ubicados en las avenidas Charles de Gaulle, Máximo Gómez, San Martín y Ortega y Gasset, entre otros.
Un recorrido por cada una de estas zonas establece que hay diferencias muy marcadas en cuanto a las infraestructuras, higiene, precios o formas de mercadearse y hasta la disposición en el diseño de muchos de estos negocios.

En algunos casos las entradas parecen verdaderos palacios o mansiones de millonarios de Beverly Hills, donde residen algunos de las estrellas de Hollywood, en el condado Los Ángeles, California. Datos del sector establecen cada una genera entre 18 y 20 empleos directos y que cientos de taxistas hacen vida laboral a su alrededor.
Sin embargo, hay moteles o cabañas cuya impresión es de ser un lugar descuidado y que atrae a un público de menor poder adquisitivo o que su prioridad no está precisamente en las comodidades que sí ofrecen otras instalaciones. La entrada, en algunos casos, no genera seguridad.

Lo que sí se sabe es que a estos centros de encuentros secretos asisten empresarios, funcionarios públicos, profesionales de diversas áreas, policías y militares, artistas, hombres y mujeres casados, aunque no siempre con su pareja formal, así como el más humilde de los mortales.
La demanda es alta y la prueba está en la gran proliferación de estos negocios y la suntuosidad que exhiben algunos, lo que indica que hay un gran público de alto poder económico que los utiliza por el nivel de discrecionalidad que ofrecen. Por supuesto, no se puede pasar por alto que en ellos también han ocurrido tragedias.

Dependiendo del precio que esté dispuesto a pagar, usted puede tener las siguientes facilidades: TV de 55 pulgadas o más pequeñas; disco luces, tubo de baile, música digital, sillón erótico multiposiciones, internet, cama de agua, teléfono, disco bar, sillones de piel o vinil, jacuzzi, baños calientes, servicios de comida y bebida, entre otras facilidades. En todos los casos ofrecen, como mínimo, dos toallas, cubrecabezas para evitar que la mujer se moje el pelo; preservativos, mentas y productos de higiene femenina.
En el caso de El 12 de Haina y/o 30 de Mayo los nombres más famosos son: OK, Queen, Bayamesa, Míster, Chévere, Costa Azul, Love, Sí o No, Yes, Kiss, La Uni, Hot, Tía Tania, Honey Moon y Hoy. En esta zona existe la particularidad de que ninguna ofrece precios o especiales y las fachadas, en la mayoría de los casos, están bien cuidadas.

Una de las zonas más famosas y reconocidas por las cabañas es la carretera de San Isidro. Las más populares son: Allí, Malibú, Akí, Miami, Éxtasis, Presidente, La Oficina, Cariño, Andrómeda, Yeah!, La Compañía, Happy City, El Jardín, Universal, Obsession, Ta Jevi, Las Palmeras, Scape y Caribe.
En este caso la competencia se expresa en los especiales de precios que colocan todas a la entrada, que dependerá del día y la cantidad de horas. Esta zona se ve más arrabalizada que otras que compiten con estos mismos negocios.
La tercera zona en importancia, tomando en cuenta la cantidad de negocios y la forma en que están dispuestas, es Manoguayabo.

Las más famosas son Nuevo Mundo, Nuevo Milenio, Popular, Primavera, Manhattan, Florida y Ciudad de Oro, destacándose aquí la competencia con nombres alusivos a ciudades y partes geográficas. Muy cerca están, en la autopista Duarte, Ciudad Corazón y Villa Campo, que antes eran una sola, pero que se dividieron hace alrededor de cinco años.
En la Charles de Gaulle están La Paz, Preciosa, Hotel Súper, Horny y Expreso, mientras que en la avenida Máximo Gómez están El Bonche e Isla de Oro, entre otras. En todos los casos la coincidencia está en los nombres, que a toda luz (de neón) establecen una relación rápida con el tipo de actividad que se realiza en ellos.

Las cabañas, aunque operan con cierto grado de informalidad en la facturación y en la relación con los clientes, están sometidas al régimen tributario del Estado y de los municipios, así como a las inspecciones de Salud Pública, aunque esta última parte presenta grandes debilidades por el nivel de descuido que presentan algunas.
Una aplicación para hallar las cabañas
El negocio de las cabañas sirvió de inspiración para un grupo de jóvenes crearan una aplicación para dispositivos móviles, cuya única función es identificar dónde están estos establecimientos. La herramienta tecnológica ofrece una diversidad de información respecto a la ubicación, apariencia, precios, distancia, especiales y otros datos del lugar.
CabañasRD, como se llama la aplicación, nació del ingenio de Ángel García, Arturo Mejía, Yoskalin De Oleo y Miguel Otaño. En algunas críticas publicadas sobre esta herramienta, han reconocido la ingeniosidad de este grupo de dominicanos, al tiempo que esperan que mejore con los días y que pueda ser utilizada de manera responsable.
La aplicación, con similares características, existe en otros países, lo que indica que aunque no fue una invención original de los técnicos, así fue una innovación que llegó al mercado dominicano y que tiene buenas expectativas por el tipo de negocio que se puede encontrar. La cuestión es saber quién está dispuesto a descargarla y dejarla visible en su móvil.