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El gimnasta con pierna de “robot” que entrena en SFM

 El gimnasta con pierna de “robot”

Jóvenes con miembros amputados buscan su espacio en el deporte nacional
El entrenamiento lo hace cuando puede costear el pasaje. Foto: Nehemías Alvino
CASTILLO. Cuando empezó a mostrar la prótesis en su pierna a sus amigos del pueblo, algunos le decían que parecía un robot. Se sentía a gusto con el aparato. Ahora podía seguir con más comodidad su entrenamiento de gimnasia y dar clases en la rama como voluntario en un liceo. Todo como si nunca hubiese perdido la mitad de su extremidad.
En Castillo, una ciudad del nordeste de poco más de 15,700 habitantes, José Luis Gutiérrez, de 20 años, es a quien conocen con una prótesis de su tipo. En el liceo y en la comunidad todavía se sorprenden de que tras amputar su pierna izquierda, por debajo de la rodilla, persista en el deporte, sin tener un instructor formal. Además que con paciencia espere a que aparezcan los RD$200 del pasaje para trasladarse a entrenar a San Francisco de Macorís, a unos 40 minutos de distancia.


Hace tres años, José Luis cursaba el segundo del bachillerato en el Liceo Técnico María Paulino Viuda Pérez. Con sus piernas completas, bailaba y practicaba los ejercicios de gimnasia artística que aprendió con los profesores. Llegó a participar en competencias escolares y ser reconocido.


El 7 de agosto de 2011, se trasladaba en Las Terrenas a bordo de un motor con un amigo. "Subiendo la loma venía una yipeta con un carretón, se entró a la vía contraria, la de nosotros, y al quererse salir, el carretón dobló y me cortó la pierna al instante", cuenta a DL.
Tirado en el pavimento veía su pierna maltrecha y a decenas de curiosos que aprovechaban su infortunio para grabar la escena con sus celulares. Así transcurrieron unos 20 minutos hasta que lo trasladaron en un camión al hospital de Las Terrenas y posteriormente al traumatológico Darío Contreras en Santo Domingo Este.


Los médicos trataron de reconstruir su extremidad y estudiaron la posibilidad de que duraría dos años en cama, sin saber si mejoraría. José Luis se preguntó cómo sería su vida de bailarín y gimnasta sin la pierna, pero lo analizó con su familia y tomaron la decisión de que la amputaran.

Lo operaron, y al despertar su pierna se había reducido. "Lloré inconsolablemente por varias horas, después me fui sufriendo en silencio, pero con el tiempo, con la compañía de mis amistades, fui superándolo", recuerda.
Con su nueva prótesis, José Luis ahora no se avergüenza de vestir pantalones cortos.
Retornó a las clases a los 12 días de operado, aún con la sutura y apoyado en muletas. "Del liceo me mandaron a decir que si no entraba a tiempo iba a perder el año escolar", dice.

Ese primer año amputado se deprimía por momentos, hasta que consiguió su primera prótesis. Se la donó el diputado de su provincia, Lupe Núñez, quien lo vio subiendo con muletas las escaleras del Congreso Nacional, en Santo Domingo, en un recorrido estudiantil.

Aunque la prótesis no era la adecuada, volvió a la gimnasia. A veces el material pelaba su pierna y le causaba dolor, pero iba a estudiar con ella y a ejercitarse. Se fue deteriorando y la reconstruía. Pero a los casi dos años ya no funcionó más. Terminó usándola de macetero en el patio de su casa.
La vieja prótesis como macetero en el patio de su casa.
La prótesis de "robot"

Un familiar conoció una empresa en Estados Unidos que trabaja con prótesis de una calidad superior y resistentes para deportistas. Al ver su espíritu de gimnasta, la compañía lo recibió como beneficiario para una donación.

José Luis consiguió el visado y viajó a Orlando, Florida. Allí le fabricaron una prótesis de fibra de carbono, debajo de la rodilla, con una pieza que le permite movilizar lo que sería su pie, valorada en US$15 mil. La usa desde septiembre del año pasado. "Saltaba a cada momento", dice.

Cuando retornó a Castillo se sintió libre de usar pantalones cortos. Todo ese tiempo resguardaba bajo la ropa su discapacidad. Fue en ese tiempo que algunos amigos empezaron a llamarlo robot.
José Luis puede ejercitarse sin problemas.
Entre deseos y barreras
Antes de perder su extremidad, José Luis tenía planificado matricularse en la carrera de Educación Física. Y así lo hizo. Se inscribió en la extensión de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en San Francisco de Macorís e hizo su primer año. Sin embargo, no cursa el actual semestre por falta de dinero para el pasaje (hasta RD$5 mil mensuales) y los libros. Su madre es ama de casa y jefa de hogar, y debe mantener otros dos hijos de 17 y 11 años.

"Todavía no lo he asimilado por completo", dice su mamá María Gutiérrez. "Cuando veo que se quita esa prótesis, mi corazón se quiere partir. Pero cada día me siento más contenta porque el hijo mío ha sido super. Yo tengo su Facebook y veo los videos que ha ido subiendo y para mi es un orgullo, porque muchos tienen las dos piernas y no quieren salir a camino".

Mientras mejora la economía, José Luis se mantiene desde hace dos años como voluntario en el liceo donde estudió. En el presente año escolar da clases de gimnasia a un grupo de 50 estudiantes como tallerista del programa de tanda extendida. Lamenta que aunque las autoridades del centro han solicitado su nombramiento al Ministerio de Educación, aún no ha ocurrido, lo que confirma Ernesto Martínez, subdirector del plantel. "Es una virtud de José Luis, no sé qué ha hecho el Señor con él, pero entendíamos que para él ya la vida quedaba ahí (tras el accidente), pero no fue así", dice.
Un grupo de estudiantes recibe instrucciones de gimnasia.
En el Pabellón de Gimnasia del Estadio Julián Javier, de San Francisco de Macorís, hace su propia rutina de entrenamiento, supervisado en ocasiones por Domingo Peralta, entrenador y presidente de la Asociación de Gimnasia de la provincia. "Le ayuda mucho a fortalecer los músculos", dice el instructor. "Y sicológicamente, porque él ve que tiene las condiciones para seguir trabajando".

El joven cibaeño piensa lejos. Anhela el día en el que pueda competir en una categoría para gimnastas con su tipo de discapacidad. "Intenté competir ahora en diciembre (de 2014), pero aquí en República Dominicana no hay un programa para discapacitados para competencia de gimnasia", se queja.

Juan Rodríguez, del Comité Paralímpico, confirma que no hay categorías para gimnasia con prótesis. Destaca que si aparecen dos o tres atletas pioneros que despierten el interés, se puede motivar el espacio.
José Luis dice que hay mucha gente que suele verlo con lástima. "Siempre los ignoro, porque entre los dominicanos hay una ignorancia de tratar a las personas mal, solamente con ver y no saber lo que sienten. Si me miran como de pena, les digo: ¿Quieres una foto? No vale la pena sentirse triste, cada cosa que le pasa a una persona es con un propósito en su vida", afirma.


Ciclistas amputados buscan oportunidades en los pedales
En el Cibao hay también un grupo de jóvenes con miembros amputados que persiguen concienciar y promover la vida en el deporte de personas en situación similar. "Pedaleando con una Pierna" es el nombre del movimiento que iniciaron el año pasado.
En septiembre de 2014, Anfi Jorge Delgado (28 años), quien tiene amputada su pierna izquierda completa, y Aneudys Liriano Delgado (31 años), cuya amputación es a nivel femoral, encabezaron un recorrido de cinco horas desde La Vega hasta el Centro Olímpico en Santo Domingo.

Llevan unos cuatro años haciendo ciclismo a nivel competitivo. Aspiran a que el ciclismo paralímpico se incluya formalmente en el país en una categoría deportiva. Con eso en mente, han motivado a otros compañeros, y suman ocho en La Vega los interesados, y dos en Santo Domingo.

"Nosotros perseguimos varios sueños, el primero es seguir motivando a jóvenes que tienen este tipo de lesión a que vean que no es imposible hacer las cosas. El segundo es llamar la atención al gobierno y a las autoridades competentes, de que las ayudas que están para eso, que sabemos que las hay, no llegan. Hay muchos jóvenes que tienen discapacidad que necesitan quizás una prótesis, una ayuda de una bicicleta, pero en realidad no se consiguen", dice Aneudys.
Aneudys Liriano Delgado y Anfi Jorge Delgado.



Marzo 3, 2015

Las dificultades de las personas con miembros amputados en RD
DL explora las dificultades de las personas con miembros amputados en el país


SANTO DOMINGO. Julio Candelario conserva un viejo ejemplar de la desaparecida revista Sucesos. La edición es del 23 de junio de 1997. Él aparece en la portada sentado en una cama, con el cuerpo lleno de llagas, vendajes desde el cuello hasta la cadera y sin los antebrazos. La publicación narra su padecimiento tras electrocutarse con un cable de alta tensión.

A sus 51 años, vive en Los Alcarrizos, próximo a una cañada, en una casa a medio construir, de piso de tierra y cemento. Tras fracasar a nivel familiar y en un pequeño negocio de venta de lubricantes, recibe una limitada ayuda del Estado. La vieja prótesis que logró conseguir con apoyo del Plan Social de la Presidencia, a un costo de RD$65 mil, ya no sirve. Se vale de los dos fragmentos de brazos que tiene para hacer labores domésticas y físicas, e inclusive escribir.
En otro sector, en Capotillo, Daniel Heredia, de 36 años, recuerda que fue con la Defensa Civil a Haití a asistir a los afectados por el sismo de enero de 2010. El padre de siete hijos, se sentía satisfecho de su labor humanitaria. Dos meses después, andando una noche por el barrio, varios delincuentes le dispararon en su pierna izquierda. Hoy camina con una muleta y se vale de la ayuda económica de una pensión como policía y de un hermano.

En las afueras de la capital, en Boca Chica, está una víctima del sismo en el que Heredia ayudó. La inmigrante haitiana, de 22 años, dice a DL que quedó atrapada durante 13 días en los escombros de la escuela donde estudiaba. La rescataron y dieron asistencia médica. Cuando despertó se dio cuenta de que no tenía sus piernas completas. Se deprimió, y más porque su madre falleció.

Una ONG le donó un par de prótesis. Con ayuda de su hermana, consiguió RD$13 mil para cruzar la frontera de manera ilegal. Hoy vive con una amiga en una pequeña pieza, rodeada de vecinos dominicanos. Camina con dificultad, apoyada en los miembros falsos, ya viejos y remendados.
La joven haitiana mientras se coloca las viejas prótesis.
Los tres amputados aseguran que con unas buenas prótesis pudieran trabajar, una idea que coincide en muchas personas con algún tipo de discapacidad que buscan oportunidades en un mercado cerrado. Esperan que así sea al estar en una lista de beneficiarios de la Fundación Dominicana de Ortopedia Técnica y Rehabilitación (Fundotecyr), presidida por Felipe Félix, un dominicano de 46 años, que tras 11 años trabajando en la Asociación Dominicana de Rehabilitación, emigró a Estados Unidos, y elabora prótesis para donarlas.
Felipe Félix en el taller en Nueva York.
El inventario en que trabaja actualmente suma 42 -ocho de miembros superiores y 34 de inferiores-, con un valor estimado de US$150 mil. Programó entregarlas a fin de mes pero por la falta de recursos para completar los materiales, la fecha ahora es indefinida. Algunos costos los cubre él, como la mano de obra, o consigue donaciones de la empresa en que trabaja. Así también lo hizo para otras 10 que entregó en agosto de 2014 por US$42 mil.

"Estuvimos con el presidente Danilo Medina en noviembre (de 2014), en su despacho, y nos prometió que nos va a colaborar con esos casos, pero no hemos recibido respuesta todavía", se queja.
En el siguiente video verás cómo viven los pacientes amputados. 


Prótesis: entre costos y necesidad

Para el más reciente censo de población del 2010, había 15,468 personas en el país sin una o dos piernas y 10,674 sin uno o dos brazos. Representan el 0.3 % de la población.

Las prótesis que más demandan aquellos que tienen acceso son las transfemorales, seguidas por las transtibiales y en último lugar las de miembro superior, explica Juan Guillot Caba, presidente de la Sociedad Dominicana de Ortopedia.

Alan Méndez, encargado del laboratorio ortopédico de la Asociación Dominicana de Rehabilitación, indica que una prótesis puede tener una vida útil de hasta cinco años. Si tienen un buen trato, pueden durar más. Dependiendo del nivel de amputación y calidad de los materiales, los costos pueden ir desde RD$10 mil y hasta más de RD$500 mil.
 
Personal del taller ortopédico de Rehabilitación durante la elaboración de prótesis.
Aquellos pacientes de escasos recursos que no están afiliados a la Seguridad Social, se alejan de la vida productiva al no poder costearlas. Otros buscan ayudas en organizaciones sin fines de lucro e instituciones del gobierno.

El Plan Social de la Presidencia tiene un programa formal para ayudas de este tipo, que entre otros requisitos, exige que el solicitante presente una carta de evaluación médica y una cotización. A través de su Departamento de Asistencia a la Discapacidad, entre 2009-2015 ha beneficiado a 18 personas erogando RD$1,017,558. La prótesis más costosa en ese periodo fue para una hembra, de ambas extremidades inferiores, por RD$107,791.
 
Prótesis elaborada en Estados Unidos para un joven deportista del Cibao.
Para los afiliados al régimen subsidiado la ley manda que la cobertura sea del 100 %, sin importar la causa. En el régimen contributivo, si la amputación es por politraumatismo, cubre hasta RD$1 millón; por un riesgo laboral 100 %; por un evento que se incluya en el Fondo Nacional de Atención Médica por Accidentes de Tránsito (Fonamat), hasta 40 salarios mínimos; y en base al catálogo de prestaciones del Plan de Servicio de Salud (PDSS) el paciente pagará el 20 %.

Entre 2012-2014 la Administradora de Riesgos Laborales Salud Segura (ARLSS) pagó RD$12.3 millones para 246 servicios de prótesis.

Sin embargo, la Dirección de Información y Defensa de los Afiliados (DIDA) recibe quejas de pacientes cuyas aseguradoras no aprueban la cobertura. Además, no todas las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS) tienen acuerdos con los laboratorios que las fabrican. En el caso de la Asociación Dominicana de Rehabilitación, pionera en el país en elaboración de prótesis, solo 12 de 24 ARS cubren estos aparatos que confeccionan en su taller ortopédico.

Fribio Castellanos, asesor médico interno de la DIDA, entiende que hace falta revisar el catálogo de prestaciones de salud para fijar coberturas más adecuadas. "Si estamos en una cobertura de 80, uno aspira que sea un cien por ciento", dice. Como miembro de la comisión que estudia la ampliación y actualización del catálogo del PDSS del Régimen Contributivo, indica que llegado el momento de revisar el capítulo de las prótesis, se deberá estudiar con especial atención.

"Debería existir un programa o comité de rehabilitación que maneje un fondo para personas de escasos recursos -dice el doctor Guillot-, que haga un seguimiento de estos recursos para estos usuarios, e incentivar tanto al gobierno como a la ciudadanía a dar a las personas con discapacidad una nueva oportunidad dentro de la sociedad".

¿Por qué se debe mejorar?

República Dominicana es de los principales países con más casos de accidentes de tránsito. En estos sucesos, las víctimas pueden perder algún miembro que limite su calidad de vida. En 12 años de registros de la Asociación Dominicana de Rehabilitación, el 31 % de las amputaciones atendidas tuvo su origen en uno de estos eventos.

Entre esas víctimas está Paula Guzmán, madre y estudiante de enfermería de 33 años. El tener una prótesis donada por la Fundotecyr la mantiene activa, inclusive juega baloncesto y participa en maratones.
Paula Guzmán ha ganado varios premios por su participación en maratones.
A las 10 de la noche del Viernes Santo del 1995 fue embestida por un vehículo cuando cruzaba la avenida 27 de Febrero. Su pierna izquierda quedó destrozada y la amputaron. "Dios me dio mucha fuerza y me agarré de él", dice mientras se compunge su hablar.

Sin la extremidad completa, se caía de la cama y sufría momentos de depresión. Caminó con muletas por un tiempo. Al no tener seguro médico, su familia ayudó a costear una prótesis valorada en RD$70 mil. Cuando empezó a deteriorarse, la adaptaba y la empataba, hasta que ya no pudo remendarla más y volvió a las muletas. En agosto del 2014 recibió la prótesis nueva.

"Me considero una persona normal, pero a través de las pocas probabilidades que hay de trabajo para nosotros, entonces yo puedo decir que un trabajo no me lo van a dar, no porque no haga el intento, sino que conozco el área de la discapacidad, y a veces me deprimo cuando veo a mis compañeros que tienen necesidad de un trabajo y no se lo facilitan", dice Paula.
Innovación dominicana en prótesis

Los laboratorios en el país que fabrican prótesis no están todos reconocidos con formalidad. Dentro de los que sí, está Innovación Ortopédica. El trabajo que su personal realiza con los pacientes le ha permitido desarrollar un sistema que fue seleccionado para presentarse en junio en un congreso mundial sobre prótesis y órtesis en Francia.

Carlos Gutiérrez, tecnólogo ortopédico del centro, explica que el logro consiste en la posibilidad de transferir los ajustes de alineación dinámica de una prótesis temporal a la permanente para que cuando el paciente la utilice lo haga con la mayor similitud a su miembro natural. "Todos esos logros biomecánicos que uno alcanzó, de traslación, rotación, inclinación, altura y ejes, hay que duplicarlos a la prótesis definitiva", explica.

El sistema se apoya en una pequeña barra de yeso, con niveles, colocada en un punto específico, que conserva los datos de la prótesis de prueba.

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