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Las llamadas más insólitas al teléfono de emergencias 911




La dramática conversación comenzó de esta forma:


- 911, ¿cuál es su emergencia?
- 123 de la calle Main.
- Ok, ¿qué está pasando?
- Me gustaría pedir una pizza.
- Señora, está llamando al 911.
- Sí, lo sé. ¿Me pueden traer una pizza grande, la mitad con pepperoni y la otra mitad con champiñones y pimientos?
- Ummm.... perdone, sabe que ha llamado al 911, ¿verdad?
- Sí, ¿me puede decir cuánto tiempo tardará?
- Ok, señora, ¿está todo bien en su casa? ¿Tiene una emergencia?
- Sí, así es.
- Y... ¿no puede hablar porque hay alguien en la sala con usted?
- Sí, correcto. ¿Sabe cuánto tiempo tardará?
- Hay un agente a un kilómetro y medio de donde está usted. ¿Hay armas en la casa?
- No.
- ¿Se puede quedar en la línea conmigo?
- No. Hasta pronto, gracias.

Ese diálogo entre una mujer en peligro y a operadora de la línea de emergencia de los Estados Unidos trascendió hace pocos días y se viralizó por las redes sociales. En ella se demostró la imaginación de la víctima y la astucia de la agente que atendió el llamado y se dio cuenta de que algo raro pasaba. La Policía actuó de inmediato y detuvo al novio de la mujer, quien estaba drogado y le había dado una golpiza a la joven que debió llamar al 911, engañar al violento y salvar así su vida.
Pero esa no es la primera -ni será la última- llamada insólita que se hace a esa famosa línea de emergencia de los Estados Unidos, replicada en varios otros países del mundo. El profesionalismo con que la red de operadores atiende millones de llamadas diarias sorprende a los interlocutores. Su preparación es óptima y salva vidas a lo largo de todo el territorio.
Un ejemplo claro fue el que publica hoy la cadena de noticias británica BBC. En ella cuenta la historia de una pareja de hipoacúsicos que fueron asaltados y sorprendidos en su casa. La mujer, embarazaza de 9 meses y a punto de dar a luz, comenzó a sentirse mal. Los delincuentes se dieron cuenta que el problema sería mayúsculo, ataron a las víctimas y escaparon. El hombre logró desatarse luego de varios minutos y llamar -mediante un sistema de comunicación específico para sordomudos- con el 911, donde fue guiado para asistir a su mujer en el parto hasta que llegaran las autoridades. El hombre tuvo tiempo de describir en detalle a los malhechores que fueron detenidos a las pocas horas. El niño nació bien, fuerte y sano.
Pero no todos los casos terminan bien. El medio inglés también relata la historia de Tony, cuya madre fue operadora del 911 durante 30 años. "Un día un hombre llamó y con voz tranquila le dijo a mi mamá que estaba en un hotel, que se había rociado con gasolina y se iba a matar. Pero llamaba para que evacuaran el lugar porque no quería que nadie más resultara herido", comenzó su relato.
Y prosiguió: "Al tiempo que intentaba disuadirlo, por la otra línea mi madre llamó al hotel para informarles de lo que ocurría. Mientras los servicios de emergencia se dirigían al hotel, mi madre se mantuvo en la línea tanto con el hombre suicida como con la gente del local".
"En cuanto el hombre oyó las sirenas de las ambulancias, le preguntó a mi mamá si ya habían evacuado a todo el mundo. Ella intentó retrasar su respuesta pensando que se prendería fuego en cuanto le dijera que sí, pero la estrategia no funcionó. Segundos después, comenzó a oír los peores gritos de su vida y el teléfono quedó estático. Después, el silencio. El hombre murió en el hotel y mi mamá tuvo que oírlo. Un día terrible", concluyó.

El 26 de octubre pasado, Checkingson Sinclair de 21 años, llamó al 911 desde su casa de la Florida. El cinismo de su voz se notaba desde el otro lado de la línea, donde una operadora atendió el llamado. Sinclair comenzó a detallarle cómo había asesinado a su esposa. "Se cometió un crimen", comenzó el hombre su relato. "¿Quién cometió el crimen?", replicó la operadora. "Yo", dijo, escueto Sinclair. "He matado a mi esposa. Le disparé en la cabeza".
- ¿Por qué hizo eso?
- Empezamos a discutir y ella me atacó con un cuchillo.
Otro de los casos famosos entre los operadores ocurrió en agosto de 2013. La recepcionista Antoinette Tuff vivió un día para el olvido. Fue uno de los típicos casos norteamericanos en que un joven estudiante ingresó armado a un establecimiento educativo. Michael Hill cargó su fusil AK-47 y fue hasta la escuela primaria en Georgia, Estados Unidos, donde trabajaba la mujer. Tuff estaba junto al chico e intentaba tranquilizarlo mientras éste amenazaba a todo el personal con asesinarlo y luego suicidarse. Fue allí cuando mantuvo una larga conversación con Kendra McGray, opereadora del 911, quien le indicaba cómo tratar al delincuente. La situación llegó a su fin y a los pocos días ambas mujeres se conocieron personalmente. Ambas demostraron tener unos nervios de acero en uno de los momentos más tensos de sus vidas.

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