El estrés a través de generaciones se convierte en lo suficientemente potente como para acortar la longitud del embarazo en ratas e inducir rasgos característicos de parto prematuro humano.
Para entender mejor los problemas que surgen en
los embarazos hoy en día, se deben tener en cuenta las experiencias de
nuestros antepasados, sugiere una investigación que se publica en «BioMed Central».
Los autores de este trabajo, que investigaron los embarazos en cuatro
generaciones de ratas, detectaron que los efectos epigenéticos del
estrés heredados podrían afectar a los embarazos durante generaciones.
Los investigadores de la Universidad de Lethbridge (Canadá),
querían estudiar cómo los nacimientos prematuros están influenciados
por el estrés, ya que el nacimiento prematuro es una de las principales
causas de muerte neonatal y puede conducir a problemas de salud más
adelante en la vida. Estos expertos examinaron la longitud de los
embarazos en ratas porque en general hay muy poca variación entre ellos.
Una primera generación de ratas fue sometida a
estrés al final del embarazo y se dividió a las dos generaciones
siguientes en dos grupos: estresados o no estresados. Las
crías hembra de ratas estresadas tuvieron embarazos más cortos que las
de aquellas que no habían sido sometidas a un episodio de estrés.
Notablemente, las nietas de ratas estresadas tenían gestaciones más
cortas, aunque sus madres no habían sido alteradas. Además de los
embarazos más cortos, las ratas cuyas abuelas y madres experimentaron
estrés muestran niveles de glucosa mayores que el grupo de control.
Además, las ratas cuyas abuelas o madres estaban estresadas pesaban
menos.
Parto prematuro
«Se demuestra que el estrés a través de
generaciones se convierte en lo suficientemente potente como para
acortar la longitud del embarazo en ratas e inducir rasgos
característicos de parto prematuro humano. Un hallazgo sorprendente fue
que el estrés entre leve y moderado durante el embarazo tenían un efecto
compuesto a través de generaciones. Así, los efectos de la tensión se hicieron más grandes con cada generación», señala la autora principal del estudio, Gerlinde Metz.
Los investigadores creen que estos cambios se
deben a la epigenética, la disposición y la expresión de nuestros genes.
En la mayoría de los casos, esto se refiere a la metilación del ADN de
los pares de bases de nucleótidos, pero en este estudio, los
investigadores creen que los cambios epigenéticos se deben a microARN
(miARN), moléculas de ARN no codificante que desempeñan un papel en la
regulación de la expresión génica.
Cambios epigenéticos
Metz afirma que «los estudios epigenéticos
anteriores se han centrado principalmente en la herencia de la firma de
metilación del ADN, pero no sabíamos si los microARN, que son
importantes biomarcadores de las enfermedades humanas, se pueden generar
por las experiencias y se heredan de generación en generación. Ahora
hemos demostrado que el estrés materno puede provocar modificaciones en
miARN con efectos a través de varias generaciones».
Los investigadores entienden que debe realizarse
más investigación para entender los mecanismos que generan estas firmas
epigenéticas y cómo se transmiten de generación en generación. Con más
conocimiento sobre estos mecanismos, puede ser posible predecir y
prevenir el embarazo prematuro, pero también otras enfermedades.
Abuelas, madres...
«Los nacimientos prematuros pueden ser causados
por muchos factores. Nuestro estudio nos proporciona nuevas pistas sobre
cómo el estrés en nuestras madres, abuelas y más allá podría influirán
nuestro riesgo de complicaciones del embarazo y el parto y los
resultados tienen implicaciones más allá del embarazo, al sugerir que
las causas de muchas enfermedades complejas pueden tener sus raíces en
las experiencias de nuestros antepasados. Cuando comprendamos mejor los
mecanismos de firmas epigenéticas heredadas, podremos predecir el riesgo
de enfermedad y potencialmente reducir el riesgo futuro de patologías»,
concluye Metz.
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