Científicos afirman que las
inyecciones de Botox -la toxina que se usa como tratamiento antiarrugas-
puede ser una forma nueva y efectiva de combatir algunas formas de
cáncer.
La investigación realizada con ratones encontró
que el fármaco inyectado en los nervios estomacales logró ralentizar el
crecimiento de tumores al bloquear las señales que estimulan a las
células madre cancerosas.Los resultados, calificados de prometedores, ya condujeron al lanzamiento de un ensayo clínico en humanos.
La investigación, publicada en la revista Science Translational Medicine, afirma que dirigir los tratamientos a los nervios tiene un enorme potencial, pero agrega que todavía falta mucho para trasladar el hallazgo a una terapia clínica.
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