El uso del óxido nitroso, más conocido como «el gas de la
risa», comienza a ganar adeptas en los hospitales de EEUU, entre los
métodos variados que existen para aliviar el dolor durante el parto, como la anestesia epidural, y opciones menos convencionales como la meditación. El uso del gas inodoro, usualmente administrado en el consultorio de los dentistas,
comienza a ser contemplado por cada vez más especialistas debido a los
efectos a corto plazo registrados, además de la flexibilidad en su
administración y el abaratamiento de costes. Actualmente disponible en
19 hospitales y 14 centros médicos en EE.UU., el cuerpo de la madre elimina el gas en segundos al inhalar el aire de la habitación, en comparación con los efectos a largo plazo de la anestesia epidural,
según explica a Efe Loral Patchen, del Hospital George Washington, en
el Distrito de Columbia. Una de sus ventajas, para Patchen, es que
mantiene a la madre consciente y no le quita la movilidad durante el trabajo del parto, en comparación con los efectos de la epidural, que puede dejarla anestesiada de la cintura para abajo durante varias horas.
Asimismo, la directora de la sección de parteras en Washington cree que este analgésico comienza a ganar seguidoras porque relaja a la madre y la tranquiliza, además de mantenerla alerta y consciente de todo lo que pasa a su alrededor.
«Para las mujeres que deciden parir de manera natural ésta es una
opción contemplada por la flexibilidad que conlleva», apuntó Patchen,
porque «puede ser administrada por la propia madre en caso de que la
requiera y los efectos de alivio del dolor son inmediatos». Descubierto
en 1771, el óxido nitroso comenzó a usarse cien años más tarde como
analgésico para atenuar el dolor de las madres durante el alumbramiento,
y en 1934 su uso se extendió cuando se inventó un mecanismo mediante el
cual las mujeres fueron capaces de administrárselo a sí mismas.
Aumenta la capacidad de respuesta
El procedimiento es muy simple, explicó la comadrona: antes
de cada contracción la madre inhala el gas a través de una máscara y el
dolor tarda en desaparecer menos de un minuto, aproximadamente 30
segundos; luego, apenas la mujer deja de respirar por este medio, los
efectos del gas desaparecen. A pesar de todos los beneficios que
presenta, solo el 1 % de las madres en EE.UU. decidió optar por esa
opción en 2011, frente al 50 % de mujeres que usaron el «gas de la risa» en Finlandia, Canadá o Australia a la hora de atenuar los dolores del parto.
En EE.UU., según la Sociedad de Anestesiólogos, más del 60 % de las mujeres opta por la anestesia epidural a la hora de elegir un método que alivie su dolor,
una opción que encarece los costes del parto entre 250 y 1.000 dólares,
frente a los 15 dólares que cuesta administrar el óxido nitroso. Por
parte del personal médico, aseguró Patchen, la capacidad de respuesta y
la flexibilidad para atenuar el dolor de las mujeres durante el parto es
más rápida cuando optan por el gas, frente al uso de la epidural, que
requiere personal especializado y puede ser ineficaz si llega tarde.
Igualmente, «cada vez más mujeres eligen el óxido nitroso
por iniciativa propia», señaló Patchen, tras ser informadas de todas las
opciones disponibles. Además, apuntó la comadrona, el gas es un
analgésico que puede ser administrado de manera complementaria a los
otros métodos de anestesia al alcance de las madres. Las complicaciones
durante el trabajo de parto causadas por la anestesia son
«considerables»: causan un 5 % de muertes entre las madres; sin embargo,
también «se pueden prevenir fácilmente», según cifras de la Sociedad de Obstretas y Ginecólogos (ACOG, por sus siglas en inglés).
Igualmente, la ACOG previene que el gas nitroso al ser inhalado
atraviesa la placenta, y su administración debe efectuarse con las
debidas precauciones y en bajas concentraciones para no dañar al bebé
con el síndrome de depresión neonatal
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