
EXPERTOS CONSIDERAN QUE ESCRIBIR CON DEFICIENCIAS AFECTA IMAGEN DE LAS PERSONAS
Santo Domingo
Las faltas ortográficas en el idioma castellano se ven reflejadas en pancartas que buscan, desde vender un producto, suplicar la providencia de Dios, hasta declarar amor a esa persona especial.
“La buena ortografía no es un capricho de los letrados, escribir de manera correcta aporta al fortalecimiento de la unidad del idioma, permite que los mensajes se puedan entender con exactitud y además facilita la ponencia de lo que se quiere expresar”, indica Manuel Matos Moquete.
¿A propósito o ignorancia?“No existe ninguna teoría social que haya establecido que las personas escriban incorrectamente por su simple voluntad, para llamar la atención o causar gracia. No. Bajo ningún concepto; es un problema de carencia de formación académica y por tanto de conciencia sobre el tema”, aclara el sociólogo Adriano Brand Lora.
El experto explica que las causas de este fenómeno son varias, pero en términos fundamentales, la principal se relaciona con los niveles de deficiencias que refleja el sistema educativo dominicano. Intervienen también factores de tipos socio-culturales, tales como la familia, grupos de referencia y el medio donde se desenvuelve ese sujeto social.
“El cuidado en el lenguaje no tiene que ver con el nivel social o económico, pero sí el dominio de la ortografía está íntimamente ligado a los niveles de formación académica de las personas y al esfuerzo personal y particular”, apunta Lora.
Daños imborrables
Escribir de manera correcta no es una moda, sin embargo, no hacerlo puede perjudicar la imagen de una persona, negocio o institución. “Cuando escribimos de manera incorrecta nos retratamos de cuerpo y alma y dejamos ver, por tanto, nuestras debilidades. Esto se percibe como una acción que nos remite a los sectores de menos formación académica e intelectual de la sociedad de que se trate, proyectando una imagen descompuesta de la persona o de la institución a la que se refiere”, afirma el sociólogo.
Efectos
El también catedrático manifiesta que existen secuelas, aunque no se perciban, para una sociedad donde se maltrata el idioma y que, para colmo, esta distorsión llega a toda una población en carteles en diversos tamaños y formas. “Entre las consecuencias podemos destacar muchas: primero, deterioro institucional; segundo, manejo incorrecto de las cosas públicas, y tercero, escasa competitividad en un mundo globalizado. Por último, incide también la poca posibilidad de desarrollo intelectual de los recursos humanos de los entes que la conforman” sostiene el experto.
Proyección hacia el futuro
“Las cosas siempre se pueden mejorar. No obstante, temo que la mejoría todavía, vista desde hoy, se puede tardar mucho”, indicó, tras precisar que el dominicano debe estar bien instruido para que desaparezca este mal.
Consideró que “estar formado implica no solo adquirir conocimientos y manejar información, sino también manejar competencias intelectuales”.
(+)
INFLUENCIA DE LAS REDES SOCIALES
“Su impacto en el fomento de este fenómeno no tiene tanta incidencia, porque las redes son controladas por los sujetos, no los sujetos por las redes. Si escribe correctamente en la vida cotidiana también se hará a través de ellas. Las redes pueden constituirse en un elemento que permita la continuidad de la práctica incorrecta al escribir, pero no la genera en sí misma”, comenta Brand Lora.
El académico en Lengua Española, Manuel Matos Moquete, coincide con el especialista en sociología: “No necesariamente influyen en las faltas ortográficas. Es una modalidad de expresión muy distinta a la de la comunicación escrita convencional. Hoy se estila como signo de sabiduría lingüística, de buen gusto y buen decir, tomar la comunicación digital como chivo expiatorio de nuestras carencias ancestrales, pero no, no existe ninguna investigación seria que sostenga que las redes sociales son responsables del generalizado mal uso de la lengua en nuestro país”.
“La buena ortografía no es un capricho de los letrados, escribir de manera correcta aporta al fortalecimiento de la unidad del idioma, permite que los mensajes se puedan entender con exactitud y además facilita la ponencia de lo que se quiere expresar”, indica Manuel Matos Moquete.
¿A propósito o ignorancia?“No existe ninguna teoría social que haya establecido que las personas escriban incorrectamente por su simple voluntad, para llamar la atención o causar gracia. No. Bajo ningún concepto; es un problema de carencia de formación académica y por tanto de conciencia sobre el tema”, aclara el sociólogo Adriano Brand Lora.
El experto explica que las causas de este fenómeno son varias, pero en términos fundamentales, la principal se relaciona con los niveles de deficiencias que refleja el sistema educativo dominicano. Intervienen también factores de tipos socio-culturales, tales como la familia, grupos de referencia y el medio donde se desenvuelve ese sujeto social.
“El cuidado en el lenguaje no tiene que ver con el nivel social o económico, pero sí el dominio de la ortografía está íntimamente ligado a los niveles de formación académica de las personas y al esfuerzo personal y particular”, apunta Lora.
Daños imborrables
Escribir de manera correcta no es una moda, sin embargo, no hacerlo puede perjudicar la imagen de una persona, negocio o institución. “Cuando escribimos de manera incorrecta nos retratamos de cuerpo y alma y dejamos ver, por tanto, nuestras debilidades. Esto se percibe como una acción que nos remite a los sectores de menos formación académica e intelectual de la sociedad de que se trate, proyectando una imagen descompuesta de la persona o de la institución a la que se refiere”, afirma el sociólogo.
Efectos
El también catedrático manifiesta que existen secuelas, aunque no se perciban, para una sociedad donde se maltrata el idioma y que, para colmo, esta distorsión llega a toda una población en carteles en diversos tamaños y formas. “Entre las consecuencias podemos destacar muchas: primero, deterioro institucional; segundo, manejo incorrecto de las cosas públicas, y tercero, escasa competitividad en un mundo globalizado. Por último, incide también la poca posibilidad de desarrollo intelectual de los recursos humanos de los entes que la conforman” sostiene el experto.
Proyección hacia el futuro
“Las cosas siempre se pueden mejorar. No obstante, temo que la mejoría todavía, vista desde hoy, se puede tardar mucho”, indicó, tras precisar que el dominicano debe estar bien instruido para que desaparezca este mal.
Consideró que “estar formado implica no solo adquirir conocimientos y manejar información, sino también manejar competencias intelectuales”.
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INFLUENCIA DE LAS REDES SOCIALES
“Su impacto en el fomento de este fenómeno no tiene tanta incidencia, porque las redes son controladas por los sujetos, no los sujetos por las redes. Si escribe correctamente en la vida cotidiana también se hará a través de ellas. Las redes pueden constituirse en un elemento que permita la continuidad de la práctica incorrecta al escribir, pero no la genera en sí misma”, comenta Brand Lora.
El académico en Lengua Española, Manuel Matos Moquete, coincide con el especialista en sociología: “No necesariamente influyen en las faltas ortográficas. Es una modalidad de expresión muy distinta a la de la comunicación escrita convencional. Hoy se estila como signo de sabiduría lingüística, de buen gusto y buen decir, tomar la comunicación digital como chivo expiatorio de nuestras carencias ancestrales, pero no, no existe ninguna investigación seria que sostenga que las redes sociales son responsables del generalizado mal uso de la lengua en nuestro país”.
Carteles populares con errores ortogaficos
OPINIÓN: "A MENOR FORMACIÓN ACADÉMICA, MÁS FALTAS ORTOGRÁFICAS EN EL IDIOMA POPULAR”, ASÍ SE EXPRESA EL DOCTOR MANUEL MATOS MOQUETE.
Santo Domingo
Muchas de las avenidas, calles y callejones del país están atiborradas de una publicidad popular cuya particularidad es un atentado al segundo idioma más hablado en el mundo.
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la ortografía como una parte de la gramática que enseña a escribir correctamente, por el acertado empleo de las letras y los signos auxiliares de la escritura.
Sin embargo, en la mayoría de carteles usados para promocionar las bondades de bienes y servicios es notorio el maltrato del idioma.
Las faltas ortográficas más comunes son la confusión en el uso de “B” y “V”, escribir “Y” por “LL”, “S” por “C” y viceversa, así como la ausencia de la “H” donde debe ir. Resulta chocante que incluso los errores se observen en algunos centros educativos, donde se supone que sus directores y personal docente deben velar por el uso correcto del idioma español.
Origen del problema
Al preguntarle sobre el origen de este fenómeno, el académico y escritor Manuel Matos Moquete expresa que las faltas ortográficas en los carteles son de la misma naturaleza en comunidades diferentes, no es exclusivo de un sector.
“No es un mal nuevo. Es el mismo que encontramos desde hace varias décadas en los bajos índices de los estudiantes dominicanos en todas las evaluaciones nacionales e internacionales sobre lectura y escritura, y que luego se refleja con una alta frecuencia en todas las situaciones de los dominicanos, sin importar las edades y las ocupaciones”.
El también ganador del Premio Anual de Novela afirma que no existe un lugar específico para encontrarse con este deterioro del lenguaje, pues en todos los espacios públicos, tanto en los barrios como en el centro de la ciudad, se producen errores ortográficos por carencia de formación o por descuido de los propietarios o de los autores de los carteles.
Sin embargo, aclara que “no es menos cierto que a menor formación académica, más faltas... y claro está, éstas abundan más en las comunidades con índices socioculturales más deprimidos”.
Responsabilidad colectiva
La tendencia humana ante los problemas es buscar un culpable fuera de su yo, y al hablar de los carteles con faltas garrafales que se exhiben a diario en el territorio nacional, la mayoría querrá achacarle la responsabilidad a otros individuos o entidades.
“Todos los usuarios de la lengua son los principales responsables, ya que cada uno debe manejar el español no sólo correctamente sino de manera significativa para comunicar y expresar todos los matices del pensamiento y de las emociones”, precisa Matos Moquete.
“Luego del individuo, quienes tienen a cargo las funciones de formación y orientación y quienes deben asumir un compromiso que se agrega al anterior son los maestros, las escuelas y colegios, los funcionarios del Estado, en particular de Educación y de Cultura, las universidades, pero también los medios de comunicación. En resumen, las faltas ortográficas de los carteles tienen autores materiales y autores intelectuales”, comenta el académico.
El lingüista considera que la causa número uno de este mal en el país radica en la falta de formación general y el poco uso de las expresiones de la lengua.
“Estamos hablando de grupos o de sociedades con un analfabetismo funcional elevado y en las que la comunicación oral espontánea es casi la forma exclusiva del intercambio lingü.stico”, indicó.
Posible solución
Sobre si el Plan Nacional de Alfabetización “Quisqueya aprende contigo” puede mejorar la situación, plantea que sólo si se le da continuidad, abriendo espacios y situaciones de lectura y escritura, y en general de intercambios sociales.
“Pero si esos alfabetizados se mantienen en la marginalidad socioeconómica en que han vivido, ese plan será un esfuerzo loable, pero en vano”.
(+)
PREOCUPACIÓN EN LOS DOCENTES
Faustino Pérez, profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), publicó en el año 2005, la obra “Letreros Populares Dominicanos”, el cual es una recopilación hecha por estudiantes de Arte y Comunicación, quienes capturaron los carteles más visibles a la hora de hablar de faltas ortográficas.
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la ortografía como una parte de la gramática que enseña a escribir correctamente, por el acertado empleo de las letras y los signos auxiliares de la escritura.
Sin embargo, en la mayoría de carteles usados para promocionar las bondades de bienes y servicios es notorio el maltrato del idioma.
Las faltas ortográficas más comunes son la confusión en el uso de “B” y “V”, escribir “Y” por “LL”, “S” por “C” y viceversa, así como la ausencia de la “H” donde debe ir. Resulta chocante que incluso los errores se observen en algunos centros educativos, donde se supone que sus directores y personal docente deben velar por el uso correcto del idioma español.
Origen del problema
Al preguntarle sobre el origen de este fenómeno, el académico y escritor Manuel Matos Moquete expresa que las faltas ortográficas en los carteles son de la misma naturaleza en comunidades diferentes, no es exclusivo de un sector.
“No es un mal nuevo. Es el mismo que encontramos desde hace varias décadas en los bajos índices de los estudiantes dominicanos en todas las evaluaciones nacionales e internacionales sobre lectura y escritura, y que luego se refleja con una alta frecuencia en todas las situaciones de los dominicanos, sin importar las edades y las ocupaciones”.
El también ganador del Premio Anual de Novela afirma que no existe un lugar específico para encontrarse con este deterioro del lenguaje, pues en todos los espacios públicos, tanto en los barrios como en el centro de la ciudad, se producen errores ortográficos por carencia de formación o por descuido de los propietarios o de los autores de los carteles.
Sin embargo, aclara que “no es menos cierto que a menor formación académica, más faltas... y claro está, éstas abundan más en las comunidades con índices socioculturales más deprimidos”.
Responsabilidad colectiva
La tendencia humana ante los problemas es buscar un culpable fuera de su yo, y al hablar de los carteles con faltas garrafales que se exhiben a diario en el territorio nacional, la mayoría querrá achacarle la responsabilidad a otros individuos o entidades.
“Todos los usuarios de la lengua son los principales responsables, ya que cada uno debe manejar el español no sólo correctamente sino de manera significativa para comunicar y expresar todos los matices del pensamiento y de las emociones”, precisa Matos Moquete.
“Luego del individuo, quienes tienen a cargo las funciones de formación y orientación y quienes deben asumir un compromiso que se agrega al anterior son los maestros, las escuelas y colegios, los funcionarios del Estado, en particular de Educación y de Cultura, las universidades, pero también los medios de comunicación. En resumen, las faltas ortográficas de los carteles tienen autores materiales y autores intelectuales”, comenta el académico.
El lingüista considera que la causa número uno de este mal en el país radica en la falta de formación general y el poco uso de las expresiones de la lengua.
“Estamos hablando de grupos o de sociedades con un analfabetismo funcional elevado y en las que la comunicación oral espontánea es casi la forma exclusiva del intercambio lingü.stico”, indicó.
Posible solución
Sobre si el Plan Nacional de Alfabetización “Quisqueya aprende contigo” puede mejorar la situación, plantea que sólo si se le da continuidad, abriendo espacios y situaciones de lectura y escritura, y en general de intercambios sociales.
“Pero si esos alfabetizados se mantienen en la marginalidad socioeconómica en que han vivido, ese plan será un esfuerzo loable, pero en vano”.
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PREOCUPACIÓN EN LOS DOCENTES
Faustino Pérez, profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), publicó en el año 2005, la obra “Letreros Populares Dominicanos”, el cual es una recopilación hecha por estudiantes de Arte y Comunicación, quienes capturaron los carteles más visibles a la hora de hablar de faltas ortográficas.












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