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Por qué los hombres tienen la nariz más grande que las mujeres

Imagen comparativa entre la nariz de una mujer (fila superior) y la de un hombre de la misma edad. 
 
Sobre la nariz de los humanos se pueden decir muchas cosas. Por ejemplo, que es un rasgo que hace muy distintivo un rostro, y en el que nos fijamos mucho porque su posición en la cara y su proporción con otros rasgos es indicativo de “buenos genes”. O que no deja de crecer durante toda nuestra vida. El último hecho que se ha conocido sobre la nariz es que en los hombres es más larga que en mujeres.
Y existe una buena razón para ello. La nariz, como todo el mundo sabe, sirve para coger aire. Para captar oxígeno que, después, se empleará para dar energía a nuestros músculos. En el ser humano, los machos tienen mayor cantidad de masa muscular que las hembras. Tanto para generar como para hacer funcionar este tejido hace falta oxígeno.
Así que mayor masa muscular hace necesario un mayor aporte de oxígeno. Y para resolverlo, las narices de los hombres se hicieron más grandes, permitiendo una mayor captación de aire. Según datos del mismo trabajo, la diferencia empieza a notarse a partir de los 11 años, justo el momento en que se llega a la pubertad.
De hecho, el que también se haya estudiado la forma de generar el músculo hace todavía más interesante el artículo. Gracias a esto han podido demostrar la razón por la que los hombres tenemos la nariz más grande.
Si han podido hacerlo es porque el trabajo está planteado a largo plazo. A muy largo plazo. Escogieron a 38 individuos a los que se ha estudiado durante gran parte de su vida. Las primeras medidas se tomaron cuando tenían tres años, y las últimas cuando cumplieron los 26.
También es importante decir que estos datos sólo sirven para poblaciones de origen europeo. Al escoger a los individuos para su estudio, los científicos pidieron voluntarios. La mayoría de los que se ofrecieron eran norteamericanos descendientes de europeos, así que descartaron a todos los que no cumpliesen este perfil para poder dar un resultado más fiable. Cosa de la que ahora se arrepienten, y que tienen pensado solucionar en futuros estudios.
Como siempre ocurre en Biología, hay una explicación evolutiva detrás de este proceso. Durante los primeros pasos de nuestra especie, los machos eran los encargados de la caza. Para realizar esta actividad necesitaban de músculos muy poderosos, que les sirviesen tanto para apresar a los animales como para escapar en caso de peligro.
Las hembras, por su parte, elegían a su pareja basándose en muchas cosas. Una de ellas, sin duda, era la cantidad de comida que podían conseguir. Así que los machos fueron haciéndose más fuertes y potentes, y necesitando narices más grandes para dar oxígeno a sus músculos.

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