En realidad, el bolígrafo data de más atrás. Su primer diseño se atribuye a John J. Loud en 1888. El bolígrafo de Loud,
no obstante, utilizaba tinta muy líquida, por lo que su cartucho debía
estar cerrado, como los de las plumas estilográficas, y el cabezal
necesitaba de superficies gruesas para escribir correctamente. Tan sólo
funcionaba sobre pergaminos de vitela.
La gran aportación de Lászlo Bíró
fue utilizar una tinta muy espesa que no necesitaba de presurizar el
cartucho y que escribía sobre papel sin problemas. No reconocido, pero
también importante, al menos en nuestra humilde opinión, es el
extraordinario diseño ‘masticable’ de su tapa.
Los Bíró
siguieron produciendo bolígrafos desde su fábrica en Argentina hasta
que Bich les compró la patente. Os dejamos con un interesante vídeo que
muestra cómo se fabrica un bolígrafo. ¡Feliz Cumpleaños!
0 Comentarios