El emperador de Japón encabezó las ceremonias de homenaje a los muertos por el terremoto que arrasó con la isla hace dos años. La tragedia mató a 18.500 personas
A las 14:46, hora local, la misma en la que se registró el sismo y posterior tsunami
del 11 de marzo de 2011, millones de japoneses guardaron un minuto de
silencio para recordar a las víctimas de la tragedia, la peor desde la II Guerra Mundial.
El escenario, decorado con lirios y narcisos blancos, una placa de madera de más de dos metros y una bandera de Japón, contaba con varios arcos que simbolizaban la reconstrucción de las zonas devastadas en el noreste nipón.
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Durante la ceremonia, celebrada en el Teatro Nacional y a la que asistieron unas 1200 personas, el emperador Akhito expresó, como el año pasado, su "profundo pésame con las víctimas y sus familias, quienes han perdido a personas imprescindibles".
Acompañado por la emperatriz Michiko, recordó, también, la labor de todos los que han colaborado en estos dos años, tanto en la reconstrucción de las zonas desvastadas como en poner fin a la crisis nuclear "en un escenario difícil".
Por su parte, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, prometió acelerar las labores de reconstrucción y recordó a los cerca de 315.000 nipones que, tras la tragedia, "viven en una situación incómoda" y a los casi 57.000 que no han podido regresar a sus casas debido a la contaminación nuclear.
"Nuestros antepasados han sido capaces de sobrevivir a innumerables dificultades y salieron adelante. Aprendiendo de ellos vamos a salir adelante juntos", concluyó el primer ministro.

En el homenaje también hablaron familiares de las víctimas de las prefecturas de Iwate, Fukushima y Miyagi, las más afectadas por las olas del tsunami, antes de efectuar una ofrenda floral. También hubo actos en la capital, Tokio.
Millones de japoneses en todo el archipiélago recordaron en silencio a los fallecidos por la tragedia, mientras que en los municipios más afectados de la costa nororiental, las alertas de tsunami volvieron a sonar como homenaje.
El epicentro del sismo se localizó en el océano Pacífico, a unas decenas de kilómetros de la costa noreste de la gran isla de Honshu.


Menos de una hora después, una ola gigantesca de más de 20 metros arrasó el litoral de la región de Tohoku, noreste, destruyendo puertos, casas, escuelas y fábricas.
La catástrofe causó oficialmente 15.880 muertos y 2694 desaparecidos, a los cuales se suman las 2300 fallecidas debido a la degradación de sus condiciones de vida.
El escenario, decorado con lirios y narcisos blancos, una placa de madera de más de dos metros y una bandera de Japón, contaba con varios arcos que simbolizaban la reconstrucción de las zonas devastadas en el noreste nipón.
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Durante la ceremonia, celebrada en el Teatro Nacional y a la que asistieron unas 1200 personas, el emperador Akhito expresó, como el año pasado, su "profundo pésame con las víctimas y sus familias, quienes han perdido a personas imprescindibles".
Acompañado por la emperatriz Michiko, recordó, también, la labor de todos los que han colaborado en estos dos años, tanto en la reconstrucción de las zonas desvastadas como en poner fin a la crisis nuclear "en un escenario difícil".
Por su parte, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, prometió acelerar las labores de reconstrucción y recordó a los cerca de 315.000 nipones que, tras la tragedia, "viven en una situación incómoda" y a los casi 57.000 que no han podido regresar a sus casas debido a la contaminación nuclear.
"Nuestros antepasados han sido capaces de sobrevivir a innumerables dificultades y salieron adelante. Aprendiendo de ellos vamos a salir adelante juntos", concluyó el primer ministro.
En el homenaje también hablaron familiares de las víctimas de las prefecturas de Iwate, Fukushima y Miyagi, las más afectadas por las olas del tsunami, antes de efectuar una ofrenda floral. También hubo actos en la capital, Tokio.
Millones de japoneses en todo el archipiélago recordaron en silencio a los fallecidos por la tragedia, mientras que en los municipios más afectados de la costa nororiental, las alertas de tsunami volvieron a sonar como homenaje.
El epicentro del sismo se localizó en el océano Pacífico, a unas decenas de kilómetros de la costa noreste de la gran isla de Honshu.
Menos de una hora después, una ola gigantesca de más de 20 metros arrasó el litoral de la región de Tohoku, noreste, destruyendo puertos, casas, escuelas y fábricas.
La catástrofe causó oficialmente 15.880 muertos y 2694 desaparecidos, a los cuales se suman las 2300 fallecidas debido a la degradación de sus condiciones de vida.
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