Nueva York — Zenaida aún recuerda con repugnancia y estupor su experiencia con un tocón en el metro de Nueva York.
Ella
viajaba en la línea 6 hace tres meses cuando cerca de la estación de
Grand Central, un hombre se le acercó y la manoseó inapropiadamente.
"Después,
se quedó mirándome de manera desafiante, como remarcando su condición
de macho", dijo Zenaida, quien prefiere ocultar su nombre real. "Sentí
miedo y no me atreví a salir del vagón a denunciarlo. Lo peor es que
gente se dio cuenta de lo que pasaba y tampoco hizo nada".
De
acuerdo con estadísticas de la Policía (NYPD), en la primera mitad de
2012 se recogieron 873 reportes de tocones, 15% más de los 757 del año
anterior en el mismo periodo.
NYPD no recoge
estadísticas por etnia. Sin embargo, basados en las denuncias
difundieron en 2012 y que son sólo una pequeña fracción del total, los
protagonistas de al menos 30 casos fueron hispanos.
La
mayoría de los episodios suceden en el metro, como le ocurrió a
Zenaida. Pese a la campaña de la Agencia Metropolitana de Transporte
(MTA) contra estos crímenes, unos 600 incidentes de este tipo al año
tienen lugar en este medio de transporte.
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Bregar con los agresores
Margarita,
otra víctima hispana de delito sexual que prefirió ser identificada por
un seudónimo, detalló que vivencias similares en su país le ayudaron a
afrontar estas situaciones de otra manera.
"En
Colombia tuve varias experiencias humillantes y me quedé callada,
porque era muy joven y sentía miedo", relató. "Sin embargo, cuando un
latino me tocó en el tren R de Nueva York, no me corté y le di un codazo
fuerte que lo mandó para atrás". No obstante, no lo denunció porque
llegaría tarde a su trabajo, dijo.
El hecho
de que varios de estos casos sean perpetrados por hispanos plantea la
interrogante de si en los países de estos inmigrantes este
comportamiento no es reprobable.
José Ferrán, mexicano que reside en Nueva York hace nueve años, lo atribuye a la naturaleza "machista" de muchos hombres latinos.
"Cuando
éramos adolescentes mis amigos y yo en el D.F., tocar una mujer en las
partes traseras, sin pasarse, estaba visto como un halago", contó
Ferrán, que ahora tiene 44 años. "Quitarnos esa mentalidad cuesta
mucho".
La socióloga Ramona Hernández,
directora del Instituto de Estudios Dominicanos de la City University of
New York, echa por tierra esta noción.
"El concepto jurídico y social de que el manoseo sexual está mal es el mismo aquí como allá", expresó.
"No es justo demonizar a la cultura hispana en ese aspecto, porque hombres indeseables hay en todas partes".
Según
datos que Hernández maneja, 97% de los países de Latinoamérica y El
Caribe cuentan con leyes que penalizan la violencia sexual y de género,
incluyendo el manoseo inapropiado y no consentido.
A su juicio, las hispanas aplican mecanismos distintos para bregar con los tocones en sus países.
Cuando
"un varón indeseable las toca, le lanzan una mirada que lo parte en
cuatro y en la mayoría de los casos todo se queda ahí", explicó. "En
Estados Unidos, hay una cultura arraigada en la protección de los
derechos; por ello en las latinas que llevan tiempo aquí penetra el
concepto de que el proceso judicial y social va a funcionar si denuncian
al manoseador".
El sociólogo Javier
Esperanza ofrece una visión algo distinta a la de Hernández. "Aunque
haya leyes que protejan a las mujeres en la mayoría de los países
latinoamericanos, la realidad es que la gente de las zonas precarias las
desconocen. Ese desconocimiento lo traen cuando llegan a Estados
Unidos", explicó.
El machismo y el abuso son
algo que aún impera en nuestra cultura, opina, "aunque hay luz al final
del túnel como demuestra que Chile, Argentina y Brasil tengan o hayan
tenido presidentas".
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