Santo
Domingo — Juan José Pimentel, padre del joven de origen dominicano
acusado de terrorismo en Estados Unidos, muestra las fotos de su hijo en
la playa, sonriendo con sus hermanos, para reafirmar su condición
humana e insistir, una y mil veces, en que ese ser que engendró con
Carmen Sosa jamás podría estar vinculado a organizaciones como la red Al
Qaeda.
"Es
un caso difícil. A los que acusan de robo salen libre en diez o quince
años. Sus casos no tienen esa difusión, pero esto lo sabe el mundo
entero", dice el padre de José Pimentel, el joven de 28 años apresado el
20 de noviembre de 2011. Para entonces, el alcalde Michael Bloomberg
definió al imputado como un "simpatizante" de Al Qaeda que planeaba
producir atentados terroristas en Nueva York utilizando explosivos.
Pimentel,
de 51 años, dice estar convencido de la inocencia de su hijo. Confía en
la justicia de Estados Unidos, aunque lamenta que su familia tenga que
auxiliarse de la asistencia legal del gobierno estadounidense. Le
gustaría pagar un abogado particular, pero "los abogados privados son
muy caros".
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Sin
embargo, la situación lo abruma sobremanera, sobre todo en su estado de
salud. Cuando se produjo la detención de José ya le habían amputado dos
dedos del pie derecho debido a la diabetes que le afecta. Luego degeneró
y los médicos debieron quitarle dos dedos más.
En
estos momentos se encuentra alojado en el apartamento de la madre de
otros de sus hijos (tiene siete en total), localizado en Pantoja, un
sector de la zona oeste de esta capital.
Aquí
se prepara para un procedimiento quirúrgico pautado para el 16 de este
mes, mediante el cual especialistas del "Hospital de los Americanos",
ubicado en Los Alcarrizos, tratarán de ayudarle a recuperar la visión de
su ojo izquierdo, disminuida por los efectos de la diabetes.
Cuenta
que a su dolor se suma la muerte en esta capital, hace dos meses, de su
hermana Joaquina (Nena) Pimentel, de 50 años, quien falleció afectada
por la diabetes y de complicaciones en los riñones.
"Eso
(el apresamiento de José) la enfermó más a ella. Tenía tres hijos que
viven en Capotillo. José era su adoración. José nació en Capotillo y
cuando él venía al país duraba meses con Nena", refiere.
"José
es un muchacho sano, un muchacho sano", insiste. "Todo el que lo ve se
da cuenta de que es un muchacho sano. Aquí mismo, en Pantoja, le dicen
'Nuevayork' y es un muchacho querido".
Asegura
que su hijo lo mismo se ponía una túnica con la que simulaba ser un
musulmán que un atuendo de cantante de rap o jugador de baloncesto.
Entiende
que el muchacho se vio afectado por el desempleo y la separación entre
él y la madre de su bebé. "Estaba viviendo con su mamá (Carmen Sosa),
que le daba todos los sábados $20, porque él no estaba trabajando hacía
meses. Tenía depresión y se veía. De esa forma iba todos los domingos
para su iglesia, vestido de musulmán, como un muchacho normal", apunta.
Desazón familiar
También
las hermanas de José Pimentel, las jóvenes Angeline y Karen Pimentel,
expresan desconsuelo y preocupación por la suerte que pueda correr su
familiar en los tribunales de Estados Unidos. Piensan en su hermano como
un joven tierno incapaz de dañar a ningún ser humano.
"Espero
que en la próxima audiencia todo salga bien, que mi hermano salga libre
de culpas, que pueda tener una vida tranquila pese a todo lo que ha
pasado y, sobre todo, que esta situación se resuelva sin problemas",
asegura Angeline, la hermana de 18 años.
Angeline
define a José como un "joven simpático y bien 'comelón'. No era una
persona dizque callada y metida en su mundo. Cuando venía y andábamos
juntos era un joven normal que disfrutaba su vida calmadamente".
También
el padre define al joven como una persona incapaz de dañar a alguien.
"Aquí somos católicos todos e íbamos a la iglesia en Capotillo", apunta.
Cuenta
que allí, en la calle 38 del populoso sector de la zona norte de esta
capital, Juan José, José y Lucy, los tres hijos que procreó con Carmen
Sosa, desarrollaron una infancia sin contratiempos.
Juan
José Pimentel sostiene: "He tratado de ser más fuerte que 'Rambo', pero
uno se deprime. Con los consejos que me dan las personas, los amigos,
lo cojo más suave, más tranquilo, pero hay momentos que lloro solo
pensando…".
Sostiene
que lo alienta el hecho de que el FBI no presentó acusación contra su
hijo por no considerarlo una amenaza potencial para Estados Unidos e
insiste en definir el apresamiento de su hijo como "un gran invento y un gran disparate" de la Policía de Nueva York.
Via Diario NY

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