Pese a un buen primer tiempo del seleccionado albiceleste, las figuras estadounidenses dominaron en todo momento. Fue 109 a 83. La final será con España, que venció a Rusia
Estados Unidos se impuso este viernes a Argentina (109-83) y luchará con España por el oro del torneo de baloncesto de los Juegos Olímpicos de Londres, repitiendo la final de Pekín 2008, en la que Kobe Bryant y compañía se impusieron.
Argentina, por su parte, se jugará el bronce con Rusia y podría conseguir la tercera medalla olímpica consecutiva (oro, plata y bronce).
Los máximos anotadores del encuentro fueron el estadounidense Kevin Durant, con 19 puntos, seguido por tres jugadores, con 18: Emanuel Ginóbili, Lebron James y Carmelo Anthony. James dio además siete asistencias y capturó siete rebotes.
Los argentinos jugaron un buen partido hasta mediados del tercer cuarto, cuando los triples estadounidenses les doblegaron.
"Hay que mantenerlos a entre dos y ocho puntos para tener chances", explicó Ginóbili a la AFP. "Tuvimos un buen momento en el inicio del tercer cuarto, nos acercamos a cinco pero cometimos ahí tres o cuatro errores: un técnico, dos triples encajados, rebotes en ataque... Cuando te sacan diez o quince se agrandan y es imposible", estimó.
"En dos minutos te meten una racha tremenda y luego no se puede volver", coincidió el base argentino Pablo Prigioni.
La historia, más que lo visto en Londres, hacía pensar que Argentina podía eliminar a Estados Unidos.
"Este partido me preocupaba mucho", admitió el entrenador estadounidense Mike Krzyzewski, "son un equipo con talla de campeón".
En la primera fase, los argentinos perdieron por 126-97. Pero Ginóbili y su equipo son la bestia negra de los estadounidenses, los únicos capaces de ganar dos veces a un equipo integrado por los mejores profesionales de la NBA (en el mundial de Indianápolis-2002 y en las semifinales de Atenas-2004).
La primera mitad dejó las cosas en el aire, pese a que Kobe Bryant había arrancado con dos triples, la maquinaria parecía engrasada y Estados Unidos llegó a tener doce puntos de ventaja.
Visto lo visto en el torneo, había quien empezaba a pensar con qué abultada cantidad de puntos de ventaja se iría Estados Unidos al descanso.
Pero los veteranos de Argentina sacaron la casta y contuvieron el ímpetu anotador de Estados Unidos con su mejor arma: el ataque.
Un triple de Manu Ginóbili sobre la bocina redujo la diferencia a siete puntos al final del primer tiempo.
Los argentinos echaron sus cuentas y no eran tan malas. Carlos Delfino estaba inspirado -13 puntos, con tres triples-, Luis Scola se las había apañado bajo el aro estadounidense -10 puntos- y Ginóbili mandaba en la organización.
"Pero si luego viene Kobe y te hace 23...", había dicho Ginóbili antes del partido, argumentando que podían hacerlo bien y aún así perder.
La historia del segundo tiempo se resume en esa frase. No fue Kobe, sino todos: Kevin Durant, Carmelo Anthony, Lebron James....
En un visto y no visto, Estados Unidos andaba bien lejos y no se detuvo a mirar atrás hasta lograr los 26 puntos de ventaja finales. Dio la sensación de que los estadounidenses le presentaban todas las facturas a los argentinos.
Incluso se vengaron de la afrenta de Campazzo, que en el partido de la primera fase le había golpeado en los testículos a Carmelo Anthony. Como quien no quiere la cosa, Campazzo acabó en el suelo por un golpe de Deron Williams.
Argentina, por su parte, se jugará el bronce con Rusia y podría conseguir la tercera medalla olímpica consecutiva (oro, plata y bronce).
Los máximos anotadores del encuentro fueron el estadounidense Kevin Durant, con 19 puntos, seguido por tres jugadores, con 18: Emanuel Ginóbili, Lebron James y Carmelo Anthony. James dio además siete asistencias y capturó siete rebotes.
Los argentinos jugaron un buen partido hasta mediados del tercer cuarto, cuando los triples estadounidenses les doblegaron.
"Hay que mantenerlos a entre dos y ocho puntos para tener chances", explicó Ginóbili a la AFP. "Tuvimos un buen momento en el inicio del tercer cuarto, nos acercamos a cinco pero cometimos ahí tres o cuatro errores: un técnico, dos triples encajados, rebotes en ataque... Cuando te sacan diez o quince se agrandan y es imposible", estimó.
"En dos minutos te meten una racha tremenda y luego no se puede volver", coincidió el base argentino Pablo Prigioni.
La historia, más que lo visto en Londres, hacía pensar que Argentina podía eliminar a Estados Unidos.
"Este partido me preocupaba mucho", admitió el entrenador estadounidense Mike Krzyzewski, "son un equipo con talla de campeón".
En la primera fase, los argentinos perdieron por 126-97. Pero Ginóbili y su equipo son la bestia negra de los estadounidenses, los únicos capaces de ganar dos veces a un equipo integrado por los mejores profesionales de la NBA (en el mundial de Indianápolis-2002 y en las semifinales de Atenas-2004).
La primera mitad dejó las cosas en el aire, pese a que Kobe Bryant había arrancado con dos triples, la maquinaria parecía engrasada y Estados Unidos llegó a tener doce puntos de ventaja.
Visto lo visto en el torneo, había quien empezaba a pensar con qué abultada cantidad de puntos de ventaja se iría Estados Unidos al descanso.
Pero los veteranos de Argentina sacaron la casta y contuvieron el ímpetu anotador de Estados Unidos con su mejor arma: el ataque.
Un triple de Manu Ginóbili sobre la bocina redujo la diferencia a siete puntos al final del primer tiempo.
Los argentinos echaron sus cuentas y no eran tan malas. Carlos Delfino estaba inspirado -13 puntos, con tres triples-, Luis Scola se las había apañado bajo el aro estadounidense -10 puntos- y Ginóbili mandaba en la organización.
"Pero si luego viene Kobe y te hace 23...", había dicho Ginóbili antes del partido, argumentando que podían hacerlo bien y aún así perder.
La historia del segundo tiempo se resume en esa frase. No fue Kobe, sino todos: Kevin Durant, Carmelo Anthony, Lebron James....
En un visto y no visto, Estados Unidos andaba bien lejos y no se detuvo a mirar atrás hasta lograr los 26 puntos de ventaja finales. Dio la sensación de que los estadounidenses le presentaban todas las facturas a los argentinos.
Incluso se vengaron de la afrenta de Campazzo, que en el partido de la primera fase le había golpeado en los testículos a Carmelo Anthony. Como quien no quiere la cosa, Campazzo acabó en el suelo por un golpe de Deron Williams.
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