Un informe publicado por la oficina del Inspector General de la
Administración del Seguro Social, apunta a que 1.2 millones de
personas fallecidas aún no aparecían como registradas en la base de
datos destinada que tiene la agencia para esos efectos.
WASHINGTON,
D.C. - Esta semana, se dio a conocer el caso de un hombre de 80 años,
en Texas, que cobró los cheques de seguro social para su madre
fallecida, por cerca de 26 años. Un delito que se traduce en cerca de
231,000 dólares en pagos.
Su nombre es Kline Fisher, quien compartía
una cuenta bancaria con su progenitora, donde se depositaban los fondos.
Este caso no es único y está lejos de ser el último. La probabilidad de
errores en el sistema ha dejado la puerta abierta a una amplia gama de
problemas.
Un nuevo reporte publicado esta semana por
la oficina del Inspector General de la Administración del Seguro Social,
aseguró que 1.2 millones de personas fallecidas no estaban registradas
en la base de datos destinada para este efecto.
Este récord nacional almacena la información
de personas que percibían beneficios antes de su muerte. Se utiliza
para verificar la identidad de los afectados y asegurarse que no se
entreguen pagos erróneos.
"La información faltante puede limitar la
habilidad de la industria privada y gobiernos locales y estatales de
identificar y prevenir el fraude de identidad", especificó el reporte.
El documento también detalló que 681
beneficiarios fallecidos, tenían ganancias que fueron reportadas tras un
año o más, desde su muerte.
Además indicó que 23 empleadores realizaron
23 revisiones a través del sistema E-Verify - para chequear el estatus
migratorio de postulantes a empleo- de 23 personas fallecidas y no
recibieron ningún indicio de que ya no se encontraban con vida.
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