El cabo Winder Pérez sobrevivió a un ataque con una granada antitanque que por poco acaba con su vida
Con apenas 23 años el cabo Winder Pérez ya es un veterano de
guerra. Este soldado de origen dominicano, miembro del Cuerpo de Marines
de los Estados Unidos, sobrevivió a la guerra de Afganistán, donde el
pasado mes de enero una granada con casi un kilo de explosivos estuvo a
punto de segarle la vida.
El artefacto, con capacidad de penetrar hasta 30 centímetros de armadura, se le alojó en la pierna izquierda, afectándole varios órganos y obligándole a entrar al quirófano en más de 23 ocasiones.
Aquel fatídico día sigue fresco en la memoria del valiente soldado quien narró en exclusiva para elCaribe su experiencia en combate.
“Ese día lo recuerdo como si fuera ayer, nosotros estábamos patrullando en una calle de Afganistán, habíamos recibido una llamada de que había una bomba enterrada en un sitio y uno de los locales la había encontrado. Yo era el líder de la patrulla así que salí con trece marines y tres hombres del Army de Afganistán, nos dividimos en dos: unos iban a estar a cargo de la seguridad y otros íbamos a chequear la bomba, la encontramos y la marcamos con un círculo para que nadie se acercara y de camino al edificio donde nos estábamos quedando había un callejón, ahí vi el artefacto volando hacia mí, en realidad eso pasó tan rápido que no tuve tiempo para reaccionar.”
Contrario a lo que cualquiera pensaría al rozar la muerte, su primer pensamiento no fue salvar su vida, sino garantizar la seguridad de sus compañeros que corrían el riesgo de sufrir una emboscada de los talibanes.
“En vez de que me ayudaran les dije que fueran al frente para que hicieran seguridad para que nadie pudiera entrar, después que la seguridad estaba establecida entonces vinieron y me llevaron al edificio donde nos estábamos quedando para que me atendieran”.
[ Mas de su historia aqui ]
El artefacto, con capacidad de penetrar hasta 30 centímetros de armadura, se le alojó en la pierna izquierda, afectándole varios órganos y obligándole a entrar al quirófano en más de 23 ocasiones.
Aquel fatídico día sigue fresco en la memoria del valiente soldado quien narró en exclusiva para elCaribe su experiencia en combate.
“Ese día lo recuerdo como si fuera ayer, nosotros estábamos patrullando en una calle de Afganistán, habíamos recibido una llamada de que había una bomba enterrada en un sitio y uno de los locales la había encontrado. Yo era el líder de la patrulla así que salí con trece marines y tres hombres del Army de Afganistán, nos dividimos en dos: unos iban a estar a cargo de la seguridad y otros íbamos a chequear la bomba, la encontramos y la marcamos con un círculo para que nadie se acercara y de camino al edificio donde nos estábamos quedando había un callejón, ahí vi el artefacto volando hacia mí, en realidad eso pasó tan rápido que no tuve tiempo para reaccionar.”
Contrario a lo que cualquiera pensaría al rozar la muerte, su primer pensamiento no fue salvar su vida, sino garantizar la seguridad de sus compañeros que corrían el riesgo de sufrir una emboscada de los talibanes.
“En vez de que me ayudaran les dije que fueran al frente para que hicieran seguridad para que nadie pudiera entrar, después que la seguridad estaba establecida entonces vinieron y me llevaron al edificio donde nos estábamos quedando para que me atendieran”.
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