Con una factura total que supera los 100 millones de euros ($125.6 millones), el centro penitenciario cuenta con 500 celdas, varias salones de esparcimiento con futbolines, canchas de fútbol y baloncesto... y poco más. En el tintero se han quedado las pantallas de plasma de las habitaciones con las que podría haberse visto la inminente Eurocopa de fútbol, y la piscina cubierta que finalmente no se llenará con dinero de las arcas del estado.
Ambos aspectos han levantado la polémica en los últimos días. Especialmente la instalación acuática. La construcción de la piscina ha costado 500.000 euros (unos $628.000) y su mantenimiento supondría un desembolso de 50.000 euros (unos $63.000) anuales. Sin embargo ahí quedará, vacía. Como un estupendo recinto decorativo porque el ministerio Interior ha optado por no ponerlo en funcionamiento y, de hecho, ha dado la orden de que en ninguna cárcel en construcción o proyectada se incluya una piscina, tanto cubierta como de exterior.
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