La zona de Emilia Romaña, al noreste del país, fue afectada en diez días por dos fuertes terremotos, en los que murieron 22 personas
Según el Instituto nacional de geofísica y vulcanología (INGV), el
temblor más importante, de 3,54 grados, fue registrado a las 5H15 (3h15
GMT). Su epicentro se situó en las inmediaciones de las comunas de la
región de Modena: Camposanto, Cavezzo, Medolla, Mirandola y San Felice sul Panaro, las más afectadas por el segundo sismo del martes en la mañana, y en San Giovanni del Dosso, cerca de Mantua.
El terremoto que afectó la zona el martes dejó 16 muertos, un desaparecido y 350 heridos. El 20 de mayo, un primer sismo en la misma región provocó seis fallecidos.
Las autoridades, por su parte, dispusieron nuevos espacios para alojar a los cerca de 14.000 evacuados
-entre los sismos de hoy y del 20 de mayo- habilitando estructuras
hoteleras, además de campamentos. La mayoría son personas cuyas
viviendas resultaron dañadas o que temían volver a sus hogares.
El miércoles en la mañana, la región estaba sembrada de campamentos improvisados en los campos y los jardines, que vienen a agregarse a los campamentos "oficiales" instalados por los bomberos y la protección civil italiana. Frente a esta situación de crisis, también se puso a disposición de los damnificados coches dormitorios de ferrocarriles, como fue el caso en la estación del Crevalcore.
"Aquí nos sentimos más seguros", confió Hussein Mzhar, originario de Pakistán, que durmió a bordo de un tren junto a su hermano, su cuñada y sus hijos. "No tenemos idea de las noches que pasaremos en este tren, depende de lo que hará el gobierno", agregó.
No obstante, cuando todavía se desconoce la envergadura total de los daños, ya han surgido las primeras críticas por la falta de previsión y por la decisión de las autoridades de autorizar el acceso a escuelas, viviendas y empresas, tras el seísmo del 20 de mayo.
Entre los muertos de este lunes figuran un marroquí y un indio, que perdieron la vida en la localidad de San Felice sul Panaro tras el derrumbe de la nave industrial de la empresa de construcción en la que trabajaban, y un técnico italiano, que había acudido a la fábrica precisamente para comprobar su estabilidad.
Otras dos personas fallecieron a causa de derrumbes en otra fábrica, mientras un anciano murió al ser golpeado por una cornisa en Concordia. También el párroco de Rovereto di Novi falleció al caerle encima una viga que se desprendió durante uno de los temblores, cuando intentaba poner a salvo una pequeña estatua de la Virgen situada en el interior del templo.
Entre los heridos figura una mujer de 65 años, que estuvo 12 horas atrapada bajo los escombros de su cocina hasta que la rescataron los socorristas en Cavezzo, otra de las localidades afectadas por el sismo.
Los temblores provocaron, además, numerosos daños materiales con derrumbes en importantes edificios históricos como el castillo delle Roche de Finale Emilia, ya afectado por el terremoto de hace nueve días, o la cúpula del campanario de la basílica Palatina de Santa Bárbara, en el palacio ducal de Módena.
De su lado, la asociación de agricultores Coldiretti cifró los daños en el sector agrícola en 500 millones de euros, mientras que el presidente de la patronal Confindustria, Giorgio Squinzi, habló de "daños ingentes" en una de las regiones más industrializadas de Italia.
El terremoto que afectó la zona el martes dejó 16 muertos, un desaparecido y 350 heridos. El 20 de mayo, un primer sismo en la misma región provocó seis fallecidos.
El miércoles en la mañana, la región estaba sembrada de campamentos improvisados en los campos y los jardines, que vienen a agregarse a los campamentos "oficiales" instalados por los bomberos y la protección civil italiana. Frente a esta situación de crisis, también se puso a disposición de los damnificados coches dormitorios de ferrocarriles, como fue el caso en la estación del Crevalcore.
"Aquí nos sentimos más seguros", confió Hussein Mzhar, originario de Pakistán, que durmió a bordo de un tren junto a su hermano, su cuñada y sus hijos. "No tenemos idea de las noches que pasaremos en este tren, depende de lo que hará el gobierno", agregó.
No obstante, cuando todavía se desconoce la envergadura total de los daños, ya han surgido las primeras críticas por la falta de previsión y por la decisión de las autoridades de autorizar el acceso a escuelas, viviendas y empresas, tras el seísmo del 20 de mayo.
Entre los muertos de este lunes figuran un marroquí y un indio, que perdieron la vida en la localidad de San Felice sul Panaro tras el derrumbe de la nave industrial de la empresa de construcción en la que trabajaban, y un técnico italiano, que había acudido a la fábrica precisamente para comprobar su estabilidad.
Otras dos personas fallecieron a causa de derrumbes en otra fábrica, mientras un anciano murió al ser golpeado por una cornisa en Concordia. También el párroco de Rovereto di Novi falleció al caerle encima una viga que se desprendió durante uno de los temblores, cuando intentaba poner a salvo una pequeña estatua de la Virgen situada en el interior del templo.
Entre los heridos figura una mujer de 65 años, que estuvo 12 horas atrapada bajo los escombros de su cocina hasta que la rescataron los socorristas en Cavezzo, otra de las localidades afectadas por el sismo.
Los temblores provocaron, además, numerosos daños materiales con derrumbes en importantes edificios históricos como el castillo delle Roche de Finale Emilia, ya afectado por el terremoto de hace nueve días, o la cúpula del campanario de la basílica Palatina de Santa Bárbara, en el palacio ducal de Módena.
De su lado, la asociación de agricultores Coldiretti cifró los daños en el sector agrícola en 500 millones de euros, mientras que el presidente de la patronal Confindustria, Giorgio Squinzi, habló de "daños ingentes" en una de las regiones más industrializadas de Italia.
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