Un consorcio de científicos alemanes
presentó esta semana el telescopio solar más grande de Europa, que
ofrecerá a la humanidad las imágenes más claras del Sol hasta la fecha.
El telescopio, que tiene un nombre teutónico apropiado, Gregor, es un
artefacto poderoso capaz de mirar directamente al gigante gaseoso.
Hasta ahora, los científicos no han podido apuntar telescopios
convencionales hacia el Sol por mucho tiempo sin que los espejos se
sobrecalienten y distorsionen la imagen.
Pero Gregor, construido a partir de un robusto vidrio-cerámica de
aluminosilicato de litio, emplea superficies reflejantes hechas de
carburo de silicio, un material que no se deforma bajo el calor del Sol.
Además, el telescopio, localizado en la cima de un volcán en las
Islas Canarias, también cuenta con una estructura completamente abierta,
permitiendo que las brisas frescas del océano pasen a través de él y
reduzcan aún más su temperatura total.
Y con la ayuda de numerosos reflectores y espectrómetros, Gregor
realmente permitirá a los astrónomos compensar cualquier distorsión
atmosférica, ofreciendo imágenes nítidas, incluso de fenómenos de
pequeña escala, como manchas solares pequeñas de 70 kilómetros de
diámetro.
“Una gran parte del Sol sigue siendo un misterio”, dijo Reiner
Hammer, un científico del Instituto Kiepenheuer de Física Solar de
Alemania, uno de los mayores impulsores del proyecto. “Así que cuando
puedes verlo con una definición sin precedentes, no puedes hacer más que
confiar en el progreso”.
Este nuevo megatelescopio está equipado con un llamado “polarímetro
de espectro”, que los científicos utilizarán para mapear la atmósfera
del Sol y el campo magnético analizando absorciones y emisiones dentro
del espectro solar, dijo el científico Rolf Schlichenmaier.
Las absorciones dentro del espectro están diseñadas por líneas negras
delgadas y representan luz que está siendo bloqueada, o “absorbida” por
ciertos elementos en la atmósfera. Las llamadas “líneas de absorción”
pueden ser analizadas para determinar la composición de cualquier
sustancia que la luz atraviesa.
“La forma de esta línea te informa sobre la temperatura, la presión;
toda la información que tenemos de la atmósfera solar, la obtenemos de
esas líneas”, dijo Schlichenmaier.
“En cuanto al ancho de la línea, podemos decir cuán caliente está
allí”, dijo. “Y también podemos saberlo a partir del cambio de
velocidad, presión y densidad; todas estas son cantidades físicas que
podemos derivar de la forma y la posición de esas líneas”.
Esto se vuelve más impresionante cuando se considera el hecho de que hay entre 2.000 y 3.000 líneas en el espectro visible.
“Estas líneas forman una temperatura y altura diferente dentro de la
atmósfera”, dijo Schlichemaier. “Así que al estudiar muchas de estas
líneas, podemos recuperar la estructura 3D de la atmósfera del sol”.
El truco es recolectar los datos y analizarlos antes de que la
sección del sol que se está sobservando cambie de nuevo. Para esto, dice
Schlichenmaier, se necesitan telescopios que sean los suficientemente
grandes para tomar luz sustancial, para así minimizar tiempos de
exposición.
Cuando se habla de tomar una fotografía de algo a 150 millones de
kilómetros de distancia y analizar cada dato antes de que cambie su
forma y temperatura, cada segundo cuenta. Via (CNN)

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