Su accionista mayoritario no llegó a un acuerdo con inversores chinos y recurrió a la justicia comercial sueca tras un parate productivo de nueve meses
El anuncio lo hizo el presidente y accionista mayoritario de la empresa, Victor Muller, a la emisora de radio sueca SR.
Con ello, abandona sus esfuerzos por salir a flote,
después de permanecer nueve meses sin producir. Las conversaciones con
el grupo automotor chino Youngman, realizadas el fin de semana en
Estocolmo eran la última esperanza.
Sin embargo, Muller anunció que Youngman se echó atrás en sus planes de invertir en Saab, y
señaló que la bancarrota es la mejor opción para los acreedores. Ahora,
tendrá que pronunciarse el tribunal del distrito de Vanersborg.
Clave fue el anuncio de su anterior dueño, el estadounidense General
Motors, que señaló este fin de semana que no permitiría la venta de
tecnología bajo su control y que es utilizada por Saab a inversores
chinos.
Saab debe el salario a sus 3.500 empleados de la fábrica de Trollhättan desde finales de noviembre y tiene deudas millonarias con sus suministradores.
La empresa perteneció hasta comienzos de 2010 a GM, que entonces la vendió al holandés Spyker Cars.
Todos los intentos de colaboración con sus socios en Rusia y China para salvar la empresa resultaron en vano.



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