
Yulia Navalnaya, la viuda del fallecido líder opositor ruso Alexei Navalny, siempre ha tratado de mantener un bajo perfil, insistiendo en que su papel principal era el de esposa y madre, no el de política.
Pero con la muerte de su esposo el viernes y su emotivo y desafiante llamamiento para que se haga justicia, se ha convertido en una figura relevante de la asediada oposición rusa.
A pesar de su papel secundario en el pasado, Navalnaya siempre fue un apoyo crucial para su marido y cumplió un rol importante para que Navalny pudiera salir de Rusia cuando necesitó tratamiento urgente después de ser envenenado con el agente nervioso Novichok en 2020.
A ella se le ha descrito como la “primera dama” de la oposición rusa. Y el propio Alexei reconoció que no hubiera podido continuar con su lucha contra el Kremlin, cada vez más desesperada y unilateral, si no hubiera sido por ella.
La historia de amor de la pareja y su vida familiar -tienen dos hijos- han servido de inspiración a sus partidarios.
En muchas partes del mundo ha habido manifestaciones de apoyo y dolor por la muerte de Alexei Navalny en prisión.
“Me casé con un joven llamado Alexei”
Yulia Ambrosinova nació en Moscú en 1976, hija del respetado científico Boris Ambrosimov.
Licenciada en economía, ejerció en el sector financiero hasta que decidió dejar su trabajo para criar a sus dos hijos cuando su esposo se convirtió en una figura importante de la oposición.
Entonces no había indicios de la futura fama que alcanzaría su marido Alexei. Para ella siempre estuvo antes el hombre que conoció de vacaciones en Turquía en 1998 que la figura pública en la que se convirtió.
“No me casé con un abogado prometedor ni con un líder de la oposición. Me casé con un joven llamado Alexei”, declaró al seminario ruso Sobesednik en 2020.
Muchos partidarios de Navalny valoraran la historia de amor que tuvo con su esposa y la vida familiar de ambos.
Sin embargo, Navalnaya siempre pareció compartir el interés por la política de Alexei, siendo miembro junto a él del partido liberal Yabloko en la primera década del siglo XXI.
Pero hasta el envenenamiento de su marido en 2020, había llevado una vida relativamente privada con pocas apariciones públicas o discursos.
"No podría tener mejor compañera en la vida"
Cuando Navalny enfermó en la ciudad siberiana de Omsk en agosto de ese año, Navalnaya escribió directamente a Vladimir Putin para que pudiera recibir tratamiento en Alemania.
“En todo momento, cuando estábamos allí, pensaba: ‘Tengo que sacarlo de allí?”, le contó al documentalista ruso Yuri Dud.
Su petición fue aceptada y, con la ayuda de una organización benéfica con sede en Alemania, Navalny pudo salir de Rusia.
Después de meses de tratamiento, Navalnaya regresó con él a Rusia y fue testigo de su detención cuando aterrizaron en Moscú. Ese fue su último momento en libertad. El resto de su vida iba a transcurrir entre rejas.
Alexei Navalny y Yulia Navalnaya en el avión que los llevó de regreso a Moscú en 2021 luego de ser dado de alto por el envenenamiento que sufrió.
El ex embajador de Estados Unidos en Rusia, Michael McFaul, calificó a Yulia de “intrépida y mujer de principios”. Dijo en su momento que habría una enorme presión sobre ella para que desempeñara un papel más público, añadiendo que tenía todas las credenciales para hacerlo.
"Navalny no podría tener mejor compañera en la vida que Yulia Navalnaya. Ella comparte sus convicciones, su valentía, su audacia", declaró a la cadena estadounidense NBC.
"Ella también ha criado y protegido a sus dos hijos de una manera que ha generado una profunda admiración entre los partidarios de la democracia en Rusia. Sin duda, Yulia salvó la vida de su marido el verano pasado", aseguró.
"Una Rusia libre, pacífica y feliz"
Navalnaya declaró recientemente que no seguiría el camino de Svetlana Tikhanovskaya, la líder exiliada de la oposición bielorrusa que se convirtió en candidata presidencial después de que su marido fuera encarcelado antes de las elecciones de 2020.
Navalnaya compartía el interés en la política de su marido y formó parte de un partido liberal.
El consenso general es que Tikhanovskaya fue quien ganó aquellas elecciones, aunque estas fueron amañadas en favor del actual presidente, Alexander Lukashenko.
El discurso de Navalnaya del viernes en la Conferencia de Seguridad de Múnich y su posterior alocución a sus seguidores en redes sociales (en ruso), ambos llenos de emoción, sugieren que podría estar cambiando de opinión.
"Lo que necesitamos es una Rusia libre, pacífica y feliz. La maravillosa Rusia del futuro con la que tanto soñó mi marido", dije en el video.
"Ese es el país que quiero construir junto a ustedes. El país que imaginó Alexei Navalny", continuó.
"Esa es la única manera -no hay otra- en la que el impensable sacrificio que hizo, no habrá sido en vano".

"Putin y todos los que le rodean, sus amigos y el gobierno, sepan que tendrán que rendir cuentas por lo que hicieron a nuestro país, a mi familia y a mi marido", dijo.
"Y ese día llegará pronto", añadió al recibir una gran ovación.
Navalnaya también hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que "se una y derrote a este mal".
Navalny cumplía una larga condena en prisión cuando se anunció su muerte este viernes.
Las autoridades penitenciarias rusas dijeron que el crítico del Kremlin se había sentido indispuesto tras un paseo y había perdido el conocimiento en la colonia penitenciaria siberiana conocida como "Lobo Polar".
Al hablar en la sede de la Conferencia de Seguridad de Múnich (Alemania), Yulia Navalnaya dijo que no sabía "si creer o no estas terribles noticias que recibimos de fuentes gubernamentales".
"Todos ustedes saben que no podemos confiar en el gobierno de Putin. Mienten constantemente", dijo a una audiencia de dignatarios.
Navalnaya estalló en lágrimas mientras seguía haciendo un dramático llamado a la conferencia de seguridad -una reunión que junta a líderes de todo el mundo- para que "luchen contra este horrible régimen que existe hoy en Rusia".
"Él estaría en este escenario", dijo refiriéndose a su marido.
La esposa del líder de la oposición rusa, de 47 años, se mostró indecisa sobre si permanecer en Múnich o volar para reunirse inmediatamente con sus hijos.
“Primera dama” de la oposición
Yulia y Alexei Navalny, quien era abogado, se conocieron en Turquía durante unas vacaciones en 1998 y se casaron dos años después. Sus dos hijos, Daria y Zakhar, nacieron en 2001 y 2008.
Yulia Navalnaya atrajo la atención internacional en el verano de 2020, cuando Navalny fue trasladado de urgencia al hospital de la ciudad rusa de Omsk, en el suroeste de Siberia, bajo sospecha de envenenamiento.
En ese momento exigió que su marido fuera enviado a Alemania para recibir tratamiento.
Navalny había sido condenado a casi 20 años de prisión en Rusia.
Llegaron a Berlín, donde los médicos alemanes confirmaron que había sido envenenado con el agente nervioso Novichok. Entonces ella se convirtió de facto en portavoz de su marido.
Novaya Gazeta, antiguo periódico ruso que ahora se publica en la capital letona, Riga, nombró a Navalnaya "Héroe del Año" 2020 por su resistencia y apoyo a Navalny en su lucha por denunciar la corrupción del Kremlin.
Navalnaya, economista de formación, pronto se convirtió en el centro de atención de los medios de comunicación como la "primera dama de la oposición rusa".
Al volver de una experiencia cercana a la muerte cuando le sacaron del coma unos meses después, Navalny dijo de su esposa: "Yulia, me salvaste".
Decenas de personas rindieron homenaje a Navalny en Múnich, Alemania.
Regresó a Rusia con su marido en enero de 2021, y cuando Navalny fue detenido, sostuvo que su arresto era una prueba de que las autoridades intentaban silenciarlo.
Lo más importante de su marido, dijo, era que no tenía miedo, y añadió: "Y yo tampoco tengo miedo". Instó a sus seguidores a no rendirse nunca, aunque Navalny fuera a la cárcel.
En el último post de Instagram de Navalny por el día de San Valentín, este escribió: "Cariño, contigo todo es como una canción: entre nosotros hay ciudades, las luces de despegue de los aeropuertos, tormentas de nieve azul y miles de kilómetros".
Navalny dijo que, a pesar de la enorme distancia que los separa, "siento que estás cerca a cada segundo y te quiero cada vez más".






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