
En los últimos años se han popularizado los jabones antibacterianos:
las multinacionales de los cosméticos venden estos productos como lo
mejor para padres que no quieran que sus hijos se contagien en el
parque, para viajeros habituales que se enfrentan a vagones de metro no
demasiado limpios o incluso para médicos o veterinarios. El mensaje siempre es el mismo: usa nuestro producto para protegerte a ti o los tuyos del sucio mundo.
Pero la efectividad de estos productos está en entredicho gracias a una cada vez más ingente cantidad de estudios científicos que han puesto a prueba sus supuestas virtudes. Y no solo eso, también se ha demostrado que lejos de ayudar a eliminar las bacterias pueden favorecer su aparición.
El problema se encuentra en uno de los principios activos más comunes en este tipo de jabones: el triclosán. La US Food and Drug Administration, el ente que determina si un alimento o un cosmético es seguro y aprueba su venta en Estados Unidos, asegura que el triclosán es seguro. Pero está poniendo en duda su efectividad. Según informa la página web Ars Technica,
la agencia está solicitando informes a los fabricantes para conocer si
los jabones antibacterianos son más efectivos que los jabones normales a
la hora de acabar con los gérmenes. En septiembre se publicará el
informe definitivo.
Y es más que probable que haya sorpresas. En un estudio publicado en 2014 se
demostró que aquellos que utilizan de manera frecuente los
antibacterianos tienen el doble de posibilidades de tener en su piel
gérmenes como el estafilococo o tres veces más cantidad de bacterias que
los que usan un jabón normal.
Al parecer, en las conclusiones del trabajo se
explicaba que el triclosán en vez de ‘matar’ a los microorganismos,
creaba una capa pegajosa sobre la piel en la que los gérmenes quedaban
atrapados y en la que se reproducían. De ahí que hubiera hasta 3 veces más de estas sustancias en los que más usaban los jabones especiales.
En otro estudio presentado en la 98 reunión de la Sociedad Endocrinológica de EE.UU., se
demostró que los las ratas embarazadas expuestas al triclocarbán, otra
sustancia presente en estos productos, contagiaron sus gérmenes a sus
crías, y no solo eso: el componente químico alteró la flora de los
animales.
“Nuestra
investigación sugiere consecuencias para la salud de los jabones
antibacterianos y ayudará a las embarazadas y a las madres a tomar
decisiones sobre su uso”, asegura el doctor Kennedy, uno de los autores
del trabajo científico.
Otro trabajo realizado en 2014 demostró
que el triclosán podía alterar el ADN de los microbios para que en un
futuro se pudieran proteger de la sustancia que en teoría los debería
eliminar. Y no solo eso, esa mutación también los hacían invencibles a los antibióticos.
Ante todas estas dudas, la FDA recomendó hace dos años que se utilizaran jabones tradicionales para lavarse las manos, ya que tienen una efectividad similar a los antibacterianos, pero no causan ningún tipo de daño ni podrían generar los problemas que el triclosán.
0 Comments