En mi condición de presidente del Club Esperanza, comienzo diciendo que apoyo firmemente en todas sus partes las declaraciones dadas a los medios de comunicación por los compañeros directivos a los periodistas para responder a las opiniones del prestigioso ciudadano y eminente abogado Dr. Héctor Almánzar, quien sugirió en una declaración de primera plana publicada en el periódico EL JAYA, en la cual sugiere que el Club Esperanza debiera ser asumido (tomado) por el Gobierno, ya sea central o municipal, para ponerlo a disposición de la comunidad, o para entregarlo a Bellas Artes, o para una Casa de la Cultura, o algo similar.
El argumento esgrimido es que ya el club hace muchos años que perdió su personería jurídica, que el club está “abandonado”, sin actividades. En el club lo que estamos es cumpliendo las disposiciones sanitarias de las autoridades por razones de la pandemia del Covid-19.
También aclaro que yo no estuve presente en la rueda de prensa porque en esos días estaba terminando un tratamiento de radiación en Santiago durante todas las mañanas de lunes a viernes, y por eso escribo este artículo en reafirmación de lo dicho por los compañeros directivos.
Este intento de tomar el club por parte de ciudadanos de la comunidad no es el primero ni el segundo; ha habido varios intentos. El club estuvo verdaderamente en situación calamitosa, prácticamente cerrado, carcomido y usado por desaprensivos que lo utilizaban para dormir en las noches y hasta para tener relaciones sexuales. Cuando murió su entonces presidente Dr. Juan Sturla, tomó la presidencia el Dr. Luis Báez del Rosario y remozó el club, le cambió la cara y lo puso a funcionar. Le dio un gran impulso. A su muerte le siguió en la presidencia el tesorero Juan Espinal, quien también murió poco después, y luego el 17 de marzo de 2017, fue electo el periodista Adriano Cruz Marte quien también siguió haciendo mejoras notables a la planta física del club. Construyó una cisterna con capacidad de 8 mil galones para tener agua continuamente, pues allí no había agua o llegaba muy poca. Cruz Marte mejoró la iluminación del salón principal, computarizó las operaciones administrativas del Club, se contrató un técnico en contabilidad, cada peso que se invirtió tenía su factura como soporte de pago, se compró una pizarra electrónica para anunciar las actividades, dotó al club de un gigantesco árbol navideño que fue encendido en un acto con alfombra roja entre otras cosas que realizó esa gestión, sin olvidar una actividad de integración social como es un karaoke que se realizaba todos los domingos en la tarde-noche. Le siguió el autor de este escrito Dr. Carlos Lantigua, quien prosiguió haciendo mejoras importantes a la planta física y a su mobiliario. Reinauguró la biblioteca que funciona en la segunda planta y donó varias cajas de libros, mejoró los salones del club y la iluminación general, construyó un nuevo salón con aire acondicionado apto para dar clases, conferencias y reuniones hasta para 30 personas. Mejoró el patio con pinturas alegóricas alusivas a la provincia y al club, a cargo del reconocido artista Saba Tejada, así como su piso, reacondicionó la oficina donde funciona la secretaria y el presidente. Donó juegos de ajedrez y gestionó mesas de dominó para esparcimiento de los visitantes. Acondicionó el piso de madera del salón principal a tal punto que más de 100 ex-socios que vinieron a una fiesta en el club tuvieron palabras de elogios por el remozamiento de los baños y otras áreas.
En las gestiones de Cruz Marte y el Dr. Lantigua los salones del club han estado continuamente utilizados por diferentes entidades de la sociedad, casi siempre de manera gratuita. Allí se dan clases de teatro, a cargo del artista Julián Ulerio, se les presta el salón principal a los estudiantes de cuarto de bachillerato próximo a graduarse para ensayos coreográficos, también de manera gratuita allí funciona la rama del Instituto Duartiano de esta ciudad, sesiona el club Rotario, y se han prestado los salones gratuitamente a este mencionado club, así como también al Club de Leones para actividades de salud a la comunidad y reuniones. Se ha prestado el local en varias ocasiones a grupos comunitarios para fines de reuniones gremiales, como a abogados, locutores y otros incluso al Ayuntamiento. De manera, que no es correcto decir que el club está abandonado. Son muchas las parejas que allí piden permiso para fotografías de su próxima boda. El Club Esperanza está vivo, y si aparentemente está inactivo es en cumplimiento de las disposiciones oficiales que han ordenado el cese de reuniones masivas en medio de la pandemia del Covid-19.
Ya lo dijeron mis compañeros directivos, y nuestra asesora legal, licenciado Zaidy Tejada, el solar donde está el club construido es propiedad del club, con su título y plano. Es decir, el solar no fue ni es propiedad del Ayuntamiento Municipal. Fue comprado con muchos sacrificios por los socios de los años 40, y costó unos RD$ 20,000 (veinte mil pesos). Los directivos aportaron 25 pesos cada uno y los socios $10, pero aún así no se llegaba al total necesario, y el señor Alfredo Piña (Tillán) le hizo un préstamo al club de $12,000 y entonces se empezó a trabajar. Ese dinero se agotó y faltaba mucho para terminar. Algunos socios tuvieron que viajar a otras ciudades adonde amigos a buscar colaboraciones. Alfredo Piña terminó exonerando de pago del dinero que se le debía, después que le abonaron a la suma inicial apenas mil pesos. Después de tanto afán y sacrificio, el local del club se inauguró el martes 24 de octubre de 1944.
Todo lo mencionado arriba que se ha construido o mejorado es tomando en cuenta que el club no recibe ninguna subvención del gobierno central ni del Ayuntamiento municipal. A propósito, lo que debió pedirse fue que el Ayuntamiento aprobara una ayuda mensual para que el club pudiera asumir parte de sus compromisos. Además, se dice que hay otros clubes que realmente están cerrados, sin funcionar, como el Olimpia y Unión Macorisana, que muy bien podrían ser convertidos en salas para la cultura, enseñanza musical, teatral y coreográfica, no el Club Esperanza que es un patrimonio y está al servicio del pueblo sin intervención de políticos ni de religiosos.
El autor es médico, presidente del Club Esperanza.
El alcalde Siquio Ng De La Rosa y abogados del Club Esperanza sostuvieron un primer intercambio de información y acordaron instalar una mesa de diálogo alrededor de la centenaria institución acerca de la cual el doctor Héctor Almánzar afirma que el Ayuntamiento puede y debe asumirla para que se le dé un mejor uso, ya que hace mucho tiempo que venció su personería jurídica, lo que significa que ha pasado a ser propiedad del Estado que, en este caso, es el cabildo.
Los abogados Zaidy Paulino, asesora legal; Irka Rodríguez, colaboradora y Jorge Luis Báez Marizán, vocal de la directiva del Club Esperanza conversaron de manera informal con el alcalde Ng De La Rosa y aunque no pusieron fecha para una próxima reunión, en este primer encuentro el alcalde le adelantó su interés de llevar al club la escuela de música, abrir una escuela de pintura y la escuela de Bellas Artes que de forma provisional se albergue en la vetusta edificación hasta que se construya la Plaza de la Cultura.
En conversación con el director de EL JAYA, el ejecutivo municipal afirmó que “quedamos en volver a reunirnos; les dije que desde el ayuntamiento podemos hacerle alguna reparación a la estructura del local, colaborarle para resolver cualquier necesidad, que me permitan llevar al club la escuela de música, abrir escuela de pintura y que la escuela de Bellas Artes funcione allí hasta que se construya la Plaza de la Cultura. Percibí cierta resistencia de la abogada Zaidy Paulino y de la hija de doña Lourdes Sánchez (se refería a Irka Rodríguez), pero les expliqué que esa ayuda al club que yo le ofrecía no puede ser a cambio de nada, porque el ayuntamiento no va a pagar vigilantes ni personal para limpieza”.
“Ellos me dijeron que el ayuntamiento puede limpiar y usar áreas de la parte baja del edificio, pero no de los salones. Dicen que el club es una institución privada con sus documentos de propiedad de la cual algún pelito me toca porque yo también soy socio”, afirma el alcalde Ng De La Rosa.
Mientras que el licenciado Jorge Luis Báez Marizán, de la directiva del club Esperanza, en visita a la redacción de este rotativo, consideró desacertadas las declaraciones del doctor Héctor Almánzar en razón de que la organización está activa, no es un natimuerto ni ha abandonado sus funciones, estamos en sesión permanente, lo que no se ha podido realizar es debido a la pandemia del Covid”.
Afirmó que el Club Esperanza es un patrimonio de San Francisco de Macorís con sus estatutos, con su Registro Nacional de Contribuyente (RNC) y su título de propiedad como institución privada, por lo que un proceso en un tribunal civil se va a llevar mucho tiempo porque la directiva pondrá recursos de apelación y casación. “Es una declaración a todas luces desacertadas porque la directiva se mantiene vigente y tiene unos estatutos actualizados”.
Lo que plantea el doctor Almánzar
En opinión del doctor Héctor Almánzar hace mucho tiempo que el Club Esperanza perdió su personería jurídica desde que desapareció su órgano elector que eran las asambleas de socios. Ya no tiene descendientes inmediatos de los fundadores ni de las generaciones que les siguieron, por lo que ha pasado a ser propiedad del Estado que, en este caso, es el ayuntamiento. Las directivas que ha tenido el club en los últimos tiempos se han integrado por personas serias de buena voluntad para mantenerlo abierto.
“Con el Club Esperanza no hay que hacer ningún proceso de apropiación porque es propiedad del Estado y el Estado en este caso es el ayuntamiento”, reiteró el veterano jurista quien tiene más de 50 años de ejercicio profesional del derecho en los tribunales.
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