El presidente electo de EEUU, Joe Biden, brindó este sábado por la noche su primer discurso tras la victoria en las urnas frente al mandatario republicano Donald Turmp. “La gente de esta nación ha hablado y nos otorgó una victoria clara con la mayor cantidad de votos jamás alcanzada en una elección, 74 millones de votos”, afirmó.
“Busqué la Presidencia para restaurar el alma de América, para reconstruir la columna vertebral de esta nación -la clase media-, y para hacer que EEUU sea respetado en todo el mundo de nuevo”, señaló el líder demócrata desde un escenario en Wilmington, la ciudad de Delaware donde reside.
Y agregó: “Ustedes, que apoyan a Trump, entiendo que estén decepcionados. Yo he perdido un par de veces. Pero ahora démonos un chance. Es hora de bajar la temperatura. De vernos otra vez. De dejar de tratar a nuestros oponentes como enemigos. No lo son. Es hora de sanar”.
“Para progresar, debemos dejar de tratar a nuestros oponentes como nuestros enemigos. No son nuestros enemigos. Son estadounidenses", señaló Biden. "Hagamos que esta sombría era de demonización en EEUU empiece a terminar aquí y ahora. Soy un demócrata orgulloso, pero gobernaré como presidente estadounidense para todos”, aseguró.
Por su lado, la vicepresidente electa Kamala Harris, la primera en tomar la palabra en este acto en Wilmington, declaró: “La democracia no es un estado, sino un acto. La democracia es tan fuerte como nuestra capacidad de luchar por ella". Y remarcó: "Proteger la democracia necesita sacrificio, pero hay alegría en eso porque nosotros tenemos el poder de construir nuestro futuro. Con su voto han elegido la unidad, la decencia y la verdad”.
La elección de Joe Biden a la Casa Blanca marca “un nuevo día para Estados Unidos”, dijo Harris en su discurso de victoria. “Cuando se sometió a votación nuestra democracia en esta elección, con el alma de Estados Unidos en juego mientras el mundo miraba, se abrió un nuevo día para Estados Unidos”, afirmó.
“Recuerdo a mi madre y a las generaciones de mujeres negras, asiáticas, latinas, indígenas y las mujeres que pelearon a lo largo de la historia de nuestro país y pavimentaron el camino para llegar a esta noche. Seré la primera mujer en mi cargo, pero no la última”, concluyó.
Varios cientos de personas se concentraron este sábado a los pies del escenario donde el presidente electo de EEUU, Joe Biden, brindó su discurso de victoria en Wilmington, la ciudad de Delaware donde reside. Durante su mensaje estuvo acompañado por su esposa Jill Biden, la vicepresidenta electa Kamala Harris y por Doug Emhoff, cónyuge de la senadora.
Muchos seguidores llegaron al aparcamiento del Chase Center, en Wilmington, donde Biden se dirigió por fin a unos simpatizantes que ya se habían acercado allí varias noches con la esperanza de escuchar el discurso en el que reconocería su victoria y marcaría el inicio del fin de la Presidencia del republicano Donald Trump
Este tipo de concentración se puso de moda en la campaña demócrata para mantener la distancia social durante la pandemia. Los organizadores colocaron dos grandes pantallas para el que sería el discurso más esperado desde que cerraron los colegios electorales la noche de martes.
Biden, un político tradicional que lleva persiguiendo la Presidencia desde la década de 1980, finalmente verá su sueño cumplido en enero, tras superar este sábado la barrera de los 270 delegados en el Colegio Electoral.
El aspirante demócrata a la Presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, roza el triunfo al término de la cuarta noche de un escrutinio agónico, que cada vez deja al actual presidente, Donald Trump, con menos posibilidades de salir reelecto.
Pasadas más de 24 horas sin cambios en el Colegio Electoral, Biden mantiene 264 delegados (aunque algunos medios cuestionan los 11 de Arizona) frente a los 214 de Trump. Ambos necesitan un mínimo de 270 para ganar las elecciones.
Varios estados siguen con escrutinios reñidos -Arizona, Nevada o Georgia-, aunque la clave para poner fin al largo conteo es Pensilvania, que con sus 20 votos electorales daría automáticamente la victoria al demócrata.
En las primeras horas de la mañana de este sábado, Biden lidera el escrutinio en una Pensilvania con el 99 % de votos escrutados por apenas cuatro décimas, 49,6 % a 49,2 %.
Puede parecer poco, pero los 28.877 votos que separan ahora a los candidatos son un gran vuelco respecto a los cerca de 700.000 con los que Trump aventajaba a Biden en la noche electoral en ese estado del llamado “muro azul”.
Biden también ha logrado darle la vuelta al recuento en Georgia, estado en el que ahora aventaja a Trump por apenas 4.020 votos, un margen muy ajustado con el escrutinio casi completo que dará pie a un recuento en los próximos días.
Georgia asigna 16 delegados al Colegio Electoral y, como los de Pensilvania, Trump los necesita para hacerse con una cada vez más improbable victoria.
El tercer estado en liza es Nevada, con Biden al 49,8 % y Trump al 48 %. Una diferencia de 22.657 votos que se ha ampliado en las últimas horas gracias al avance del escrutinio en Las Vegas, dónde también siguen la mayoría de sufragios por contar.
En Arizona, finalmente, un estado que medios como Fox News o la agencia AP ya proyectaron la noche electoral a favor del demócrata pero que otros medios consideran prematuro, la ventaja que tenía Biden se ha ido esfumando hasta los 29.861 votos, 49,6 % a 48,7 %.
Ahora mismo es difícil de predecir cuándo se sabrá qué candidato es el nuevo presidente electo de Estados Unidos ya que las distancias son mínimas en los estados en disputa y los escrutinios más lentos de lo esperado.
Con seis estados aún en disputa, Joe Biden está por el momento más cerca que Donald Trump de ganar las elecciones presidenciales.
El exvicepresidente de Barack Obama suma hasta el momento 253 de los 270 votos electorales (de un total de 538) necesarios para alcanzar la presidencia, mientras que Trump se mantiene en 214.
Ambos candidatos esperan que se definan los estados en los que no hay una proyección clara: Arizona, Carolina del Norte, Georgia, Nevada y Pensilvania.
Los resultados de Alaska tampoco se conocen, pero es prácticamente seguro que sus tres votos electorales serán para Trump.
Así las cosas, estos son los cálculos quehacen Biden y Trump para hacerse con la presidencia.
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Lo primero que hay que entender es que las elecciones de EE.UU. son indirectas. Lo que los ciudadanos votan en realidad es la conformación del Colegio Electoral, que es el órgano encargado de elegir al presidente.
El Colegio Electoral se compone de 538 delegados, por lo que son necesarios 270 para ganar la elección.
Cada estado tiene asignado un número de votos electorales en función de su población. Todos salvo dos (Maine y Nebraska) los distribuyen con la regla de que el "ganador se queda con todos".
Cómo puede ganar Biden
Biden tiene más alternativas para alcanzar los 270 votos electorales.
Con 253 votos electorales ya garantizados:
- Le basta con materializar la ventaja que posee en Arizona y Nevada. Ambos estados suman 17 votos, justo los que le faltan para los 270.
Biden ha mantenido una ventaja constante en Arizona pero el margen a su favor en Nevada es solo de unos pocos miles, pero este jueves aumentó.
En Nevada y en Alaska hay plazo hasta el martes para recibir votos por correo, que sólo serán contabilizados si fueron sellados el día 3 de noviembre o antes.
- Si pierde Arizona o Nevada, Biden podría compensar con una victoria en Georgia, que tiene 16 votos electorales. Este viernes el demócrata logró sobrepasar ligeramente a Trump, cuya ventaja había ido descendiendo de forma dramática en las últimas horas, y los votos que quedaban por contar eran de bastiones demócratas.
- Pero Biden también puede ser presidente ganando sólo un estado más: Pensilvania. De los que restan es el que reparte más votos electorales, 20.
Trump tiene ventaja, pero la diferencia se va reduciendo y los votos que restan por contabilizar son en la zona de Filadelfia, que favorece al demócrata.
Biden busca recuperar para el Partido Demócrata el estado de Pensilvania, como lo hizo con Michigan y Wisconsin. Esos tres estados, tradicionalmente conocidos como "el muro azul" por ser bastiones demócratas, se cayeron a favor de Trump en 2016.
Si Biden ganara en Pensilvania, sería presidente sin importar qué sucede en el resto de estados.
Por todo eso es optimista. "Está claro que estamos ganando suficientes estados para alcanzar los 270 votos electorales necesarios para obtener la presidencia", dijo el miércoles.
Cómo puede ganar Trump
El camino de Trump, con 214 votos electorales ya ganados, es más complejo.
Para retener la Casa Blanca, no sólo debe ganar los estados donde tiene una muy ligera ventaja: Pensilvania y Carolina del Norte. Además, tiene que dar la vuelta en al menos dos de los estados antes mencionados donde Biden lleva la delantera: Nevada, Arizona o Georgia.
Los 20 votos electorales de Pensilvania, el mayor trofeo aún en juego, son clave. Trump no puede ser presidente si pierde Pensilvania.
Por ello, la campaña del presidente celebró este jueves haber la resolución de una demanda judicial que permite que sus observadores estén presentes en el conteo.
Lo que sucedió en realidad fue que un juez federal rechazó su solicitud de frenar el escrutinio y ordenó que las autoridades permitieran la presencia de 60 observadores de cada partido.
Los funcionarios estatales alegaban que nunca impidieron la presencia de observadores pero expulsaron a uno de los republicanos que no respetaba las normas de distanciamiento social por el coronavirus.
Trump, quien llevaba meses desacreditando el voto por correo como caldo de cultivo del fraude, ya había denunciado un intento de robarle las elecciones desde la misma noche del martes y anticipó que incluso puede elevar el caso a la Corte Suprema.
"¡Detengan el conteo!", tuiteó este jueves.
Los expertos coinciden en que es poco probable que reconozca una eventual derrota.
Ese reconocimiento es fundamental, pues es la que tradicionalmente pone punto final a la elección de presidente de Estados Unidos.
¿Por qué el conteo es lento?
El lento escrutinio en estos seis estados es causado por una mayor cantidad de voto por correo por la pandemia.
Estos votos en algunos estados sólo empezaron a contarse una vez cerradas las urnas el martes 3 de noviembre.
La campaña del presidente ya interpuso demandas en Wisconsin, Georgia y Pensilvania por diversos motivos: para frenar el conteo, hacer un recuento o para que sus observadores estén presentes.
Estados Unidos cruzaba ayer los dedos con la esperanza de que la larga noche electoral del 3 de noviembre llegue pronto a su fin. Los últimos datos del recuento de votos en Pensilvania ponen anoche la Casa Blanca al alcance de la mano del candidato demócrata, Joe Biden, que confiaba anoche en que su estado natal le dé los 270 votos del colegio electoral necesarios para proclamarse vencedor de los comicios mientras mantenía abiertas otras opciones como una posible victoria en Georgia o la combinación de Arizona y Nevada. La ruta para la reelección del presidente Donald Trump era mucho más complicada.
“La democracia a veces es un poco engorrosa y requiere paciencia”, dijo anoche Biden en una breve declaración desde Wilmington (Delaware), pero eso es lo que hace que el sistema democrático americano sea “la envidia del mundo” desde hace 240 años.“No tengo ninguna duda de que cuando el recuento termine, la senadora Kamala Harris y yo seremos declarados senadores”, dijo Biden, optimista sobre el desenlace a la vez que cauto. “Pido a todo el mundo que mantenga la calma. El proceso está funcionado”.
“Espejismos”
El voto por correo y anticipado, contado al final, altera el recuento en varios estados
El resultado se perfila tan reñido como parecía la noche del martes, un amargo desenlace con ecos de déjà vu de la campaña del 2016 para los demócratas, que enseguida vieron que los estadounidense no habían repudiado en masa al presidente Donald Trump como reclamaba la campaña de Biden. Pero si el desenlace entonces fue finalmente a favor de Trump por apenas 77.000 votos, este año, también por un estrecho margen de votos, las elecciones van camino de sentenciarse a favor de Biden.
Las demandas judiciales interpuestas por el equipo de Trump en varios estados –en general, cada vez que han visto como el recuento de votos avanzaba en su contra– así como las protestas de sus seguidores están tensando la fase final del proceso electoral, seguido con gran ansiedad por los estadounidenses. “¡Cuenten los votos!”, gritan manifestantes a las puertas de colegios electorales de Arizona, armados en algunos casos con pistolas y rifles. “¡Frenen el recuento!”, “¡Las urnas están cerradas!”, protestan por su parte en Pensilvania y Michigan. Sus reclamaciones son en apariencia antagónicas pero todos son partidarios de Donald Trump, que seguía desgañitándose ayer en Twitter pidiendo lo mismo mientras instruía a sus abogados para presentar un aluvión de demandas judiciales.
Un país fracturado
El resultado será tan reñido como el 2016 pero esta vez se inclina hacia los demócratas
La explicación está en las diferentes dinámicas que el elevado volumen del voto por correo ha desencadenado en los diferentes estados. En Pensilvania, el estado con más votos del Colegio Electoral de todos los que aún no han sido sentenciados, el recuento ha llevado como se esperaba a que Biden recorte distancias a Trump ya que el presidente pidió explícitamente a sus seguidores que votaran en urna y esos son los primeros votos contados.
Es lo que ocurrió también en Michigan, donde la victoria de Biden ya es oficial, de ahí que en ambos estados lo que los republicanos reclamen es que se deje de contar papeletas. Algo parecido a lo que ha ocurrido en Georgia, la sorpresa de los últimos días, aunque aquí el resultado se prevé tan estrecho –la diferencia entre uno y otro candidato es de 0,3 puntos– que anoche no era evidente en cambio que Biden pudiera llegar a superar a Trump.
Biden: “La democracia requiere paciencia, mantengamos la calma”
Si en estos estados se ha producido un espejismo rojo, por el color de los conservadores, anulado probablemente a la postre por los votos azules de los demócratas, que votaron sobre todo por anticipado, en Arizona los republicanos afirman que ha habido un espejismo azul y confían en que Trump supere a Biden. La agencia AP y Fox News, entre otros medios, han asignado este estado a Biden pero el resultado se ha estrechado más de lo previsto y no es imposible un vuelco.
Biden puede permitirse perder Pensilvania o Georgia. Trump, no. El demócrata está a uno o dos estados de proclamarse ganador de las elecciones. El republicano necesita en cambio ganar en los cuatro pendientes para ser reelegido. Su estrategia, tal y como se esperaba porque él mismo llevaba meses advirtiendo que no aceptaría una derrota, desplazar la batalla a los tribunales.
Los abogados del presidente han presentado demandas en cuatro estados para cuestionar el recuento pero de momento ninguna ha prosperado. Trump ha pedido un recuento en Wisconsin pero con una ventaja de más de 20.000 votos el equipo de Biden no teme por su victoria. En Michigan un juez federal, por otro lado, ha desestimado la demanda del republicano, que alegaba que se estaba impidiendo un “acceso adecuado” a sus observadores durante el recuento.
“Farsas patéticas”
La campaña deBiden observa con tranquilidad los recursos judiciales
La ofensiva judicial en Pensilvania es de más alcance. Aunque el Tribunal Supremo avaló la ley estatal que permite contabilizar votos recibidos hasta tres días después de las elecciones, el caso no está cerrado y los republicanos siguen cuestionando la validez de estas papeletas. Las autoridades estatales informaron ayer sin embargo de que el volumen de voto afectado es tan limitado que no debería afectar al resultado. Debido al origen de los votos pendientes de recuento en este estado, la campaña de Biden confía en una victoria “holgada”.
“Los litigios parecen más un intento de permitir que Trump siga intentando deslegitimar retóricamente una derrota electoral”, afirma el profesor de Derecho de la universidad de Georgetown, Joshua Geltzer. La campaña de Biden se muestra tranquila sobre la posibilidad de que los recursos prosperen. “Lo que hace estas farsas tan patéticas es que mientras Trump reclama recuentos en sitios donde ya ha perdido, al mismo tiempo está lanzando intentos inútiles de detener el recuento en otros estados donde va camino de la derrota”, dijo su portavoz, Andrew Bates.
Los observadores electorales europeos enviados por la OSCE censuraron también la actitud del presidente, tanto por proclamarse vencedor la misma noche electoral sin que concluyera el recuento como por sus “acusaciones sin base” de fraude electoral. “Nadie, ni un político, ni un funcionario, nadie, debería limitar el derecho de la gente a votar”, dijo Michael Georg Link, miembro del parlamento alemán, uno de los 300 observadores invitados por el Departamento de Estado para seguir las elecciones en 30 estados del país.
Sin sorpresas
Trump llevaba meses advirtiendo de queno aceptaría una derrota electoral
Trump, sin embargo, ha seguido movilizando a sus representantes para sembrar dudas sobre la legitimidad del proceso. Richard Grennell, exdirector , viajó ayer a Nevada, otro estado pendiente de terminar el recuento donde Trump ganó en el 2016 y ahora va por detrás de Biden, y afirmó sin presentar prueba alguna que se han metido “miles de votos ilegítimos” en las urnas. La campaña del presidente ha presentado una demanda también en este estado.
“Si cuentan los votos legales, gano la elección sin problemas. Si cuentan los votos ilegales y que han llegado tarde, pueden robarnos la elección”, insistió ayer el presidente en un e-mail a sus seguidores. Media docena de sus últimos mensajes en Twitter fueron señalados por la red social como engañosos. “Los votos que lleguen después del día de las elecciones”, asegura por ejemplo el presidente, a pesar de que es perfectamente legal en varios estados contar los recibidos hasta varios días después.
Biden ha evitado polemizar directamente con Trump. Su equipo hacía los preparativos anoche para una intervención en un escenario al aire libre del candidato en Wilmington, tan pronto como lleguen los resultados de Pensilvania, si se confirma que su estado natal, el territorio al que más tiempo y dinero durante la campaña, le lleva finalmente a la Casa Blanca.
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