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Luis Rafael Mén­dez: ¡Otro inmortal sin nicho!




Se conmomoran 40 años cuando el estelar piloto conquistó el Campeonato de Automovilismo de Estados Unidos (IMSA), a bordo del emblemático Porsche Montecarlo.


Santo Domingo, RD

Cuarenta años después de haberse convertido en el primer piloto latinoameri­cano que gana el Campeo­nato Nacional de los Es­tados Unidos y a doce de haberse retirado de la pista por la que tantas veces on­deó las banderas a cuadro y la tricolor, Luis Rafael Mén­dez desconoce por qué es un inmortal sin nicho.

De las 15 carreras que tenía el campeonato organizado por IMSA, “El Flaco” ganó cuatro (Lime Rod, Nueva York; Brainer, Minnesota; Golden State, California, y Portland, Oregon). Tam­bién obtuvo dos pódium en segundo e igual cantidad en tercero.

“Es algo extraño…es algo extraño…”,repite sobre co­mo de forma reiterada se ha eludido su exaltación.

“Lo que puedo decir es que yo no comprendo eso. No comprendo cómo funcio­na ni sé quiénes están ahí”, apunta en referencia a los integrantes del Pabellón de la Fama del Deporte Domi­nicana, entidad que no solo lo ha ignorado a él y al auto­movilismo, sino a los depor­tes de velocidad en sentido general.

“Nunca he hecho ninguna diligencia para eso porque pienso que las cosas si te lle­gan es cuando te la mere­ces, pero no que tú la bus­que”, apunta.

“Me entregué en cuerpo y alma a un deporte desde los 17 años hasta el año 2008”, expresa Luis Rafael, cuyo inicio en el automovilismo se remonta al 1970, año en que también nació la riva­lidad en Santiago con otro grande, Adriano Abreu, re­cientemente fallecido.

“Fue algo mágico porque el automovilismo nació, prin­cipalmente, con Adriano y yo. Los dos éramos de San­tiago y desde los 15 años nos vivíamos echando vai­nas. Yo andaba a pie, él en un carrito, pero desde ese tiempo nacimos para ser competencia, indica sobre la rivalidad que tuvo con “El Oso”, de quien lamenta que tampoco fuera inmortaliza­do al Pabellón de la Fama.

Ambos fueron las columnas sobre las que se mantuvo el automovilismo en país du­rante cuatro décadas.

“Y entonces era como tan romántico, porque era algo que tenía tanta esencia como la gente nos seguía. Era algo auténtico”, sostiene.

“Pero nada…conforme, feliz con todo lo que logré”, mani­fiesta.

“Obviamente, fue muy sacri­ficado. Perdí muchas cosas y más en términos económi­cos. Trabajaba como un loco para yo mismo auto patroci­narme porque lo que conse­guía como patrocinio nunca fue suficiente”, revela.

Indica que los gastos no se cubrieron ni cuando en la década del 80 consiguió el auspicio de Marlboro y el Grupo E. León Jimenes.

“Se pensaba que lo era, pe­ro no, no me daba. Pagué al­gunas consecuencias por eso que no vienen al caso aho­ra”, declara el propietario de la desaparecida tienda de auto adornos Luis Méndez Racing.

De la Porsche, con la que tan­to se identificó, solo recibió fue una carta de agradeci­miento cuando ganó el Cam­peonato IMSA.

“La Porsche, realmente, nun­ca hizo nada destacado, co­mo yo era un desconocido pensaban que ese tipo no iba a hacer nada, pero al final mandaron una carta que de­cía Le agradecemos mucho que usted haya corrido por nuestra marca, porque sin usted no hubiéramos gana­do el campeonato´”. recuer­da.

En una de las carreras de re­sistencia más dura del mis­mo, “Las 12 Horas de Se­bring, Luis Rafael la estaba dominando, pero cuan­do faltaban 45 minutos pa­ra terminas a su coche se le rompió una línea del com­bustible y terminó escoltan­do al favorito Bob Tullius, de la escudería inglesa Trium­ph.

“Un desconocido de nombre Luis Méndez, de Repúbli­ca Dominicana, ocupó la se­gunda posición”, decía al día siguiente una de las crónicas de la competencia.

“O sea, nadie sabía nada en ese tiempo, ni a mitad de los ´70 ni a principio de los ´80 de dónde éramos”, enfatiza el hombre que puso al auto­movilismo dominicano en el mapa del Continente Ameri­cano.

Testimonios
Roosevelt Comarazamy, cu­ya carrera en la crónica de­portiva comenzó y se desa­rrolló paralelamente a la de Méndez, afirma que éste es, sin lugar a dudas, el mejor piloto dominicano de todos los tiempos y por tanto un merecedor de la inmortali­dad deportiva.

“En Puerto Rico paseó su ca­lidad en las pistas de Añas­co, Caguas y Salinas donde casi siempre ocupó el sitial más alto del podio cuando le correspondió competir, pero fue en Costa Rica don­de ganó fama y elogios co­mo seis veces ganador de Las Tres Horas en el Autódro­mo La Guácima en los años 1982, 1983 y 1984 y luego en 1987 1988 y 1990”, resal­ta Comarazamy sobre al que define como un genial pilo­to que tuvo el punto más al­to en 1980 cuando ganó el Campeonato de los Estados Unidos en la categoría GTO.

“Lo que más recuerdo y ad­miré de Luis Rafael fue ser un profesional en todo el sentido de la palabra que ve­ló no solamente por la pre­paración de sus autos, sino también de su propia ima­gen como deportista res­ponsable, conocedor de su condición como modelo a se­guir”, enfatiza.

El doctor Ricardo Pérez Pan­delo, uno de los dominicanos más versado en la materia, considera que Méndez es el primer piloto de la profesio­nalidad, que fue arrastrado hacia playas extranjeras por el mítico piloto cubano-puer­torriqueño Diego Febles.

Señala que “es la primera carta a esgrimir”, pues a ba­se de coraje, habilidad y de sueños que muchas veces se convirtieron en pesadillas, luchó fuertemente contra ca­pitales, entre los que mencio­na al equipo de la Triumph.

“Luis Rafael es el piloto por excelente más profesional que nuestro país tuvo”, resal­ta Pérez Pandelo, quien estu­vo al lado de Adriano cuando la rivalidad, animosidad y ce­los entre ambos pusieron al automovilismo dominicano en primer plano.

“Es el gran campeón nacio­nal, campeón IMSA en 1980, campeón del área. Luis Mén­dez cosechó muchísimos más éxitos que fracasos con una elegancia, un estilo pro­pio de él que fue lo que le dio el mayor éxito en todas las pistas”, puntualiza..

Imagen
El laureado piloto fue modelo la afamada marca de lentes de sol desde el 1989 hasta el 1992, justamente los años que estuvo al frente de “Chevy” Corvette.

Compañeros
El salsero nicaragu¨ense Luis Enrique, la baladista y actriz cubana-venezolana María Conchita y Méndez eran los latinos que promocionaban los Ray-Ban.

Retiro
Le dijo adiós al automovilismo en 2008 tras quedar segundo en Las Tres Horas de Costa Rica. “Si ya no puedo ganarlas, pues me voy.
Ahí cerré”.

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