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Amy Coney Barrett, nueva jueza de la Corte Suprema: que pueden cambiar en EE.UU. ahora que en el tribunal hay una supermayoría conservadora


Grupos contrarios al aborto manifestaron frente a la Corte Suprema para abogar por la confirmación de Amy Coney Barrett como magistrada.
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Grupos contrarios al aborto se manifestaron en días pasados frente a la Corte Suprema para abogar por la confirmación de Amy Coney Barrett como magistrada.

Una situación semejante no se había visto desde hace más de 80 años y sus consecuencias podrían marcar a Estados Unidos por varias décadas.

La confirmación de Amy Coney Barrett este lunes en el Senado como magistrada de la Corte Suprema de Justicia -con 52 votos a favor y 48 en contra- significa la consolidación de una clara mayoría ideológica en el máximo tribunal que, a partir de ahora, queda integrado por seis magistrados de tendencia conservadora y tres de tendencia liberal.

Aunque no es inédito, un desbalance como este no se presentaba desde la década de 1930 cuando, durante el primer gobierno de Franklin Delano Roosevelt, había cuatro magistrados conservadores que siempre votaban en bloque -conocidos popularmente como "los cuatro jinetes" (del Apocalipsis)-, tres jueces liberales y otros dos que tendían a votar de forma reiterada en apoyo a los conservadores.

    Estados Unidos estaba inmerso entonces en la crisis causada por la Gran Depresión y las decisiones de aquella Corte hicieron más difícil la aplicación del llamado New Deal (Nuevo trato), el programa con el que Roosevelt intentaba proteger a la población más afectada.

    "Entre 1933 y 1937, aquella Corte invalidó de forma consistente leyes muy populares del New Deal, que el presidente consideraba necesarias para sacar al país de la depresión", cuenta Russell Wheeler, investigador principal sobre estudios gubernamentales del Brookings Institution, un centro de investigación con sede en Washington.

    De manera similar, la incorporación de Barrett como magistrada se produce cuando Estados Unidos afronta distintas crisis desde el punto de vista sanitario, económico y político.

    Donald Trump y Amy Coney Barrett
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    Tras su confirmación en el Senado, Barrett juró su cargo ante Donald Trump en una ceremonia en la Casa Blanca

    Por tratarse de nombramientos vitalicios, muchos analistas esperan que este cambio en la composición del máximo tribunal tenga un impacto que puede extenderse por una generación.

    Sus consecuencias se podrían reflejar en una multitud de aspectos que van desde el propio funcionamiento de la Corte hasta la legislación sobre temas sensibles desde el punto de vista social y político, como el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo o la Ley sobre Cuidados de Salud Asequibles (conocida como Obamacare), sobre los cuales el alto tribunal deberá pronunciarse próximamente.

    BBC Mundo te cuenta sobre 5 cambios que podrían ocurrir en Estados Unidos tras la consolidación de una holgada mayoría conservadora en la Corte Suprema de ese país.

    1. Prohibición del aborto

    Legalizado desde 1973, en una decisión histórica conocida como Roe vs Wade, el aborto en Estados Unidos está nuevamente en revisión por parte del máximo tribunal.

    "Creo que es muy probable que la Corte debilite el derecho al aborto e, incluso, creo que hay muchas probabilidades de que lo prohíba completamente", dice Michael Dorf, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Cornell, a BBC Mundo.

    El experto señala que ya en el pasado algunos magistrados conservadores han dado señales sobre su disposición a dar ese polémico paso, por lo cual no descarta que pueda ocurrir.

    Russell Wheller, no obstante, cree que aunque podría ser prohibido, lo más probable es que la Corte opte por dar luz verde a leyes estatales que, de forma indirecta, limiten las posibilidades de que una mujer abortecomo ha ocurrido en algunas partes del país, donde las condiciones exigidas para el funcionamiento de clínicas para abortos los acaban restringiendo mucho en la práctica.

    Amy Coney Barrett
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    Amy Coney Barrett es una devota católica que se opone al aborto.

    Durante las audiencias para su confirmación en el Senado, Barrett se negó a dar su opinión sobre el tema del aborto pero sí aclaró que no considera la jurisprudencia sobre el tema como un "superprecedente", término con el que se refiere a aquellas sentencias que están tan bien establecidas que ya ningún actor político muestra intenciones serias de revertirlas.

    Barrett también confirmó que firmó en el pasado dos manifiestos públicos en contra del aborto, pero aclaró que una de ellas fue cuando, saliendo de misa, se encontró con una mesa para que las personas firmaran una declaración "reafirmando su compromiso con la posición de la Iglesia Católica sobre temas de vida".

    La segunda vez lo hizo como profesora de Derecho de la Universidad de Notre Dame en un texto que reafirmaba el "pleno apoyo al compromiso de nuestra universidad con el derecho a la vida".

    En todo caso, durante las mismas audiencias, Barrett confirmó que nunca pondría sus creencias personales por encima de la ley.

    2. Matrimonio homosexual

    Celebración de la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo en EE.UU.
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    La aprobación del matrimonio homosexual en 2015 fue festejada en muchas partes de Estados Unidos.

    Aprobado en 2015, tras una sentencia que abolió todas las leyes estatales que lo prohibían, el matrimonio entre personas del mismo sexo sigue siendo un asunto polémico en Estados Unidos.

    "Es improbable que la Corte Suprema revoque su decisión de hace apenas unos años", señala Wheeler, quien advierte, no obstante, que el tema puede ser abordado a través de otras normas relacionadas.

    Así, por ejemplo, cree que puede haber decisiones sobre temas como el de si un funcionario puede ser demandado por negarse a oficiar una boda entre personas del mismo sexo; o si alguien que presta servicios vinculados con este tipo de festejos -como los reposteros o los floristas- pueden hacer lo mismo.

    "Seguro que habrá muchas demandas sobre estos temas", pronostica Wheeler.

    Dorf tampoco cree que el matrimonio homosexual vaya a ser anulado por la Corte, pero afirma que recientemente dos magistrados expresaron su interés por volver a revisar el tema.

    3. Obamacare

    Desde que en 2010 se aprobó la Ley de Cuidados de Salud Asequibles (conocida popularmente como Obamacare), el Partido Republicano ha intentado anularla.

    Se estima que más de 20 millones de personas lograron contar con un seguro médico en Estados Unidos gracias a esta norma.

    En 2016, Donald Trump fue electo con la promesa de que iba a "derogar y reemplazar" esta legislación, algo que no consiguió pese a que sí logró debilitar algunos de sus pilares.

    Manifestaci[on a favor del Obamacare.
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    Los intentos de los republicanos de eliminar Obamacare han sido motivo de numerosas protestas.

    En noviembre, la Corte Suprema de Justicia tiene previsto revisar una demanda presentada por los fiscales generales de 18 estados gobernados por el Partido Republicano.

    "Hay la duda de si habrá cinco votos que coincidan con el tribunal inferior en considerar que toda la ley es inconstitucional. Mucha gente cree que es improbable que eso ocurra pues se trataría de una lectura extrema de la ley", señala Wheeler.

    Dorf considera que desde el punto de vista jurídico la demanda actual contra Obamacare es muy débil, por lo que no debería prosperar.

    "De todas formas, es posible que la deroguen. Después de todo, una corte de apelaciones aceptó sus argumentos así que no se puede descartar que cinco magistrados hagan lo mismo", apunta.

    4. Menos regulaciones, más pena de muerte

    Dorf señala que la Corte Suprema anterior a la llegada de Barrett ya era bastante "amigable" con el sector empresarial y hostil ante los intentos del gobierno de imponer normas sobre la actividad privada.

    Ahora piensa que esas tendencias se van a exacerbar.

    "Vamos una ver una tolerancia menor ante los intentos regulatorios del gobierno", señala.

    Dos hombres protestan contra la pena de muerte.
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    Los expertos creen que la Corte Suprema mantendrá posturas conservadoras sobre la pena de muerte.

    Además cree que la Corte va a ser más conservadora en temas como la pena de muerte y que las libertades religiosas van a ser potenciadas.

    "Creo que vamos a ver una deferencia extrema hacia la religión", asegura.

    5. ¿Una Corte debilitada?

    La nominación y confirmación de Barrett estuvo envuelta en una gran polémica debido a que fue llevada adelante de forma unilateral a pocas semanas de las elecciones presidenciales contando únicamente con los votos del Partido Republicano.

    El proceso fue cuestionado por el Partido Demócrata que recordó que en 2016 los republicanos bloquearon la confirmación del juez Merrick Garland -nominado por el entonces presidente Obama-, con el argumento de que por ser año electoral había que esperar hasta la elección de un nuevo mandatario.

    Joe Biden, Merrick Garland y Barack Obama.
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    La candidatura de Merrick Garland, nominado por Obama para la Corte Suprema, fue bloqueada por los republicanos en el Congreso.

    Russell Wheeler asegura que el nombramiento de Barrett, en estas circunstancias, solamente contribuirá para intoxicar aun más el ambiente político en Estados Unidos.

    "Se rompe con una de las normas de la política estadounidense de que, hasta cierto punto, las designaciones en el Poder Judicial deben contar con apoyo bipartidista y, en alguna medida, deben reflejar un consenso", señala.

    "Eso solía ser así cuando se necesitaban 60 votos (de 100) en el Senado para confirmar a un magistrado y, mayormente, los presidentes nominaban a personas con quienes coincidían ideológicamente pero que no eran extremistas", agrega.

    Wheeler cree que esta acción de los republicanos tendrá un efecto a corto plazo al movilizar a los votantes demócratas, molestos por lo ocurrido, pero también tendrá consecuencias sobre la Corte que podría ver dañada su imagen institucional.

    "Creo que esto reducirá la legitimidad de la Corte", señala.

    Explica que pese a que el Poder Judicial es también independiente de los vaivenes de la opinión pública, los tribunales necesitan ser apoyados y respetados por los ciudadanos.

    En ese sentido, además de las polémicas condiciones en las que se produjo el nombramiento de Barrett, Wheeler destaca que se trata de una persona mucho más conservadora que el promedio de los ciudadanos.

    "Ahora que tenemos un país que parece inclinado a elegir un presidente que se ubica a la izquierda del centro, los republicanos corrieron a nombrar una magistrada muy conservadora cuya visión sobre temas difíciles como el aborto o el control de armas no coinciden con la de la mayoría de la sociedad", destaca.

    "Si esos seis magistrados conservadores se convierten en un obstáculo en el camino de las leyes que la mayor parte de los ciudadanos quieren ver, la legitimidad de la Corte puede resultar seriamente cuestionada", advierte.

    ¿Y si no cambia mucho?

    La conformación de una supermayoría conservadora en la Corte Suprema de Estados Unidos, sin embargo, no significa necesariamente que esa institución dará un giro radical hacia la derecha.

    El presidente de la Corte Suprema, John Roberts.
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    Pese a su tendencia conservadora, el presidente de la Corte Suprema, John Roberts, ha votado en varias ocasiones en consonancia con los magistrados más liberales.

    Durante los últimos años, cuando el balance entre los magistrados era de 5 conservadores y 4 liberales, ha habido varias decisiones consideradas progresistas que contaron con el voto de uno e incluso de dos de los jueces conservadores.

    "Ya era una Corte bastante conservadora pero estaba moderada por el hecho de que el presidente del tribunal, John Roberts (conservador), se preocupa más que ninguno por la institución, y creo que eso en ocasiones le lleva a alinearse con los magistrados más liberales", afirma Michael Dorf.

    Destaca que ahora para que salgan adelante sentencias más progresistas se necesitará del voto de algún otro juez de tendencia conservadora.

    "Creo que algunos temas podrá ser Neil Gorsuch y en otros asuntos podría tratarse de Brett Kavanaugh", dice mencionando a dos de los jueces nominados por Donald Trump.

    Russell Wheeler destaca que recientemente Roberts y Gorsuch votaron junto a los liberales en una sentencia que estableció que un empleador no puede despedir a una empleada por el hecho de que sea abiertamente homosexual.

    "El enfoque conservador habría sido decir que cuando se aprobó el estatuto de derechos civiles, que prohíbe la discriminación por razón del sexo, ninguno de los legisladores tenía en la mente una situación así y que eso implicaría extender la protección para abarcar a los homosexuales. Sin embargo, Gorsuch y Roberts estuvieron de acuerdo con los liberales", apunta.

    Neil Gorsuch.
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    El magistrado Neil Gorsuch es considerado como uno de los más liberales entre los magistrados conservadores.

    Otro elemento que puede afectar la dirección que tome la nueva Corte es la idea que han sugerido algunos dirigentes del Partido Demócrata de ampliar por ley el número de magistrados en la Corte Suprema para contrabalancear los nombramientos hechos por los republicanos y que ellos consideran indebidos.

    De acuerdo con Wheeler, una idea similar ayudó al presidente Roosevelt a poner fin al bloqueo judicial de sus iniciativas para el New Deal.

    "Cuando Roosevelt propuso en 1937 ampliar el tamaño de la Corte para contar con magistrados que fueran más empáticos con el New Deal, entonces dos de los jueces que solían ponerse del lado de los conservadores cambiaron de postura y empezaron a aprobar unas leyes que hasta ese momento se creía que no apoyarían", explica.

    En la historia judicial de Estados Unidos ese episodio es conocido como the switch in time that saved nine ("el cambio a tiempo que salvó a nueve") y fue interpretado como una jugada de los magistrados para proteger la integridad y la independencia de la Corte, haciendo innecesaria la ampliación hasta 15 magistrados planteada por Roosevelt.

    La jueza Amy Coney Barrett es juramentada como juez asociada de la Corte Suprema de los Estados Unidos por el juez de la Corte Suprema Clarence Thomas mientras su esposo Jesse Barrett y el presidente Donald Trump observan en el jardín sur de la Casa Blanca en Washington. 

    El Senado de los Estados Unidos confirmó este lunes por la noche a Amy Coney Barrett como nueva jueza de la Corte Suprema.

    Con 52 votos a favor y 48 en contra, la vasta mayoría de los legisladores votó de acuerdo a su orientación partidaria. La única excepción fue la de la republicana Susan Collins (Maine) quien enfrenta una dura elección en noviembre en un estado predominantemente demócrata.

    Barrett, nominada solo 30 días antes, es la primera magistrada en la historia moderna en ser confirmada en una votación partidaria. El hecho es ilustrativo de la manera en que la polarización del escenario político ha alcanzado todos los aspectos de la vida institucional del país.

    El partido republicano, liderado por el presidente Donald Trump, ve la confirmación como una gran victoria a solo ocho días de las elecciones presidenciales. De hecho, la Casa Blanca anunció inmediatamente después de la votación que se llevará a cabo la ceremonia de juramentación en sus jardines.

    Barrett se convierte en el tercer nombramiento de Donald Trump para el máximo tribunal en sus cuatro años de mandato, luego de Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh. Con su adición, la mayoría conservadora pasa a tener seis escaños, contra tres de aquellos de ideología progresista.

    El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aplaude a la jueza de la Corte Suprema de Estados Unidos, Amy Coney Barrett, después de que prestó juramento en la Casa Blanca.   REUTERS/Jonathan Ernst

    El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aplaude a la jueza de la Corte Suprema de Estados Unidos, Amy Coney Barrett, después de que prestó juramento en la Casa Blanca. 

    La tendencia podría mantenerse durante una generación, considerando que los puestos en la Corte Suprema son vitalicios y los tres jueces nombrados por Trump tienen 55 años o menos.

    Trump celebró este lunes la entrada de la jueza conservadora Amy Coney Barrett a la Corte Suprema como un “día trascendental para Estados Unidos”.

    “Es un día trascendental para Estados Unidos, para la constitución estadounidense y para un estado de derecho justo e imparcial”, indicó el mandatario en el jardín de la Casa Blanca antes de que Barrett jurara como jueza ante el magistrado del máximo tribunal Clarence Thomas.

    La ideología de Barrett es diametralmente opuesta a la de Ruth Bader Ginsburg, cuya vacante pasa a ocupar. Ginsburg, feminista e ícono del movimiento progresista, falleció en septiembre a los 87 años luego de una larga batalla contra el cáncer.

    Los demócratas advirtieron que Barrett puede votar para desarticular el Obamacare, una reforma de salud que ha ayudado a millones de estadounidenses a obtener un seguro médico.

    Foto del resultado final de la votación del Senado sobre la confirmación de Amy Coney Barrett como jueza de la Corte Suprema.

    Foto del resultado final de la votación del Senado sobre la confirmación de Amy Coney Barrett como jueza de la Corte Suprema.

    Barrett es católica practicante y se opone al derecho al aborto, uno de los temas claves dentro de la polarización cultural que domina la actualidad de Estados Unidos. Una de sus conferencias, impartidas a estudiantes en Notre Dame, se utiliza con frecuencia para criticar a Barrett en este sentido.

    La magistrada se presenta a sí misma como un “tipo diferente de abogada”, y considera que una “carrera legal no es más que un medio para un fin...y ese fin es la construcción del reino de dios”.

    La Corte Suprema debe de hecho examinar el 10 de noviembre un recurso contra la ley emblemática del ex presidente demócrata, sobre la cual la jueza expresó sus reservas en el pasado.

    Tras pasar la infancia en Nueva Orleans, en el sur conservador, se convirtió en una de las mejores estudiantes de la escuela de derecho de Notre Dame en Indiana, institución en la que enseñó durante 15 años.

    Al comienzo de su carrera como abogada, trabajó como secretaria del renombrado juez conservador de la Corte Suprema Antonin Scalia y adoptó su filosofía “originalista” que entiende la Constitución tal como estaba destinada a ser leída en el momento de su redacción, en contraposición a la interpretación más progresista.

    Amy Coney Barrett junto a Donald Trump. Foto: Reuters

    Amy Coney Barrett junto a Donald Trump. 

    En la corte federal de apelaciones de Chicago, la jueza adoptó posiciones a favor del derecho a portar armas y desfavorables para los migrantes y mujeres que pretenden abortar.

    La designación se llevó a cabo en el marco de una disputa entre ambos partidos acerca de la ética de la decisión. El Partido Demócrata se pronunció en contra de manera enfática, recordando que en 2016 sus contrapartes -liderados por el jefe de la bancada Mitch McConnell- evitaron que el entonces presidente Barack Obama nombrara a Merrick Garland para ocupar la banca dejada por Antonin Scalia luego de su muerte.

    En ese momento los Republicanos argumentaron que, considerando que era un año electoral, el pueblo estadounidense debía decidir quien fuera el presidente que nominara al próximo juez de la corte. No obstante, aseguraron que este año la situación es diferente, algo que enfureció al partido demócrata. Distintas encuestas mostraron que una mayoría de los electores está a favor de que sea el próximo presidente quien realice la nominación.

    La decisión llevó a que los analistas no descarten la posibilidad de que Biden, de ganar las elecciones, aumente el número de jueces de la corte para imponer una mayoría progresista. El líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, dijo a sus colegas que “nada está fuera de la mesa” si los republicanos reemplazan a Ginsburg y los demócratas toman la Casa Blanca y el Senado en noviembre.

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