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Los demócratas ponen “Obamacare” en el centro del debate sobre el Supremo



En su discurso inicial, Barrett abogó por un Tribunal Supremo independiente y prometió que analizará las leyes ‘como están escritas’, es decir siguiendo una doctrina legal que interpreta la Constitución de manera literal y sin tener en cuenta los cambios sociales de las últimas décadas.

Con el propósito de movilizar a los estadounidenses a 22 días de las elecciones, los demócratas colocaron este lunes el futuro de la reforma sanitaria del expresidente Barack Obama, conocida como 'Obamacare', en el centro del debate sobre el Tribunal Supremo.

El objetivo de los demócratas fue huir de los ataques personales contra Amy Coney Barrett, elegida para el Tribunal Supremo por el presidente de EE.UU., Donald Trump, y centrarse en la reforma sanitaria de Obama con el fin de recordar a los votantes lo que está en juego en los comicios del 3 de noviembre.

Fotografías es historias personales

Durante la primera audiencia en el Senado para evaluar la candidatura de Barrett, los demócratas uno tras otro mostraron fotos de sus constituyentes y narraron cómo el fin de 'Obamacare' podría afectarles personalmente, especialmente en medio de la pandemia.

El senador Patrick Leahy consideró que la confirmación de Barrett podría tener consecuencias 'catastróficas' para los millones de estadounidenses que por primera vez accedieron a un seguro médico gracias a la Ley de Cuidado Asequible (ACA, en inglés), conocida como 'Obamacare' y aprobada en 2010.

'Esta es gente real', manifestó Leahy, quien consideró que Barrett supone una amenaza inminente ya que el 10 de noviembre, justo después de los comicios, el Tribunal Supremo celebrará una audiencia para decidir sobre el futuro de la cobertura sanitaria para millones de ciudadanos.

Biden pide centrarse en el futuro de Obamacare

El candidato demócrata a la Presidencia, Joe Biden, siguió la misma estrategia que sus correligionarios del Senado y presentó el proceso de confirmación de Barrett como un referéndum sobre el 'Obamacare' y la gestión de Trump de la pandemia.

En breves declaraciones a la prensa antes de viajar a Ohio, Biden manifestó: 'La nominada quiere eliminar la Ley de Cuidado Asequible, el presidente quiere eliminar la Ley de Cuidado Asequible. Mantengámonos alerta. Se trata de si millones de estadounidenses se van a quedar sin seguro médico en menos de un mes'.

Barrett ha expresado en el pasado su rechazo a la reforma sanitaria de Obama. En concreto, en 2017, publicó un ensayo en el que criticaba el fallo a favor de la ley que dictó en 2012 el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, nominado por el mandatario republicano George W. Bush (2001-2009).

Desde su aprobación hace una década, el Partido Republicano ha intentado derogar la ley por la vía judicial ante el Tribunal Supremo y también en el Congreso, donde hasta ahora todos los intentos han fracasado.

El propio Trump ha hecho todo lo posible para anular la reforma de Obama y, aunque no lo ha conseguido, sí que ha logrado debilitarla.

Una confirmación “exprés”

A medida que la audiencia en el Senado seguía su curso, Trump iba haciendo comentarios en Twitter, donde consideró que los demócratas estaban usando demasiado tiempo para hacer preguntas.

Urgió a los republicanos a acelerar el proceso para confirmar a Barrett antes de noviembre, lo que supondría un récord ya que nunca antes un juez para el Tribunal Supremo ha sido confirmado tan cerca de las elecciones presidenciales.

Los republicanos del Senado ocupan 53 de los 100 escaños del Senado y, por tanto, tienen una mayoría suficiente para confirmar a Barrett, algo que se prevé que ocurra a finales de octubre en un voto en el pleno.

Primero, la jueza debe recibir el aval del comité Judicial del Senado, que hoy comenzó cuatro días de audiencias con grandes precauciones debido al coronavirus.

En su discurso inicial, Barrett abogó por un Tribunal Supremo independiente y prometió que analizará las leyes 'como están escritas', es decir siguiendo una doctrina legal que interpreta la Constitución de manera literal y sin tener en cuenta los cambios sociales de las últimas décadas.

La jueza y el derecho al aborto

De ser confirmada por el Senado, Barrett cubriría la vacante que dejó en el Tribunal Supremo la jueza progresista Ruth Bader Ginsburg, fallecida el pasado 18 de septiembre y convertida en un icono progresista, así como en un símbolo de la lucha por la igualdad de género.

Barrett, católica y de 48 años, es la antítesis de Ginsburg sobre todo en lo que se refiere al aborto: la fallecida jueza protegió ese derecho a toda costa, mientras que la nueva magistrada se ha posicionado en varias ocasiones a favor de restringir el acceso a ese procedimiento.

Las ideas de Barrett sobre el aborto dividen a los estadounidenses, que hoy se manifestaron a las puertas del Senado. A un lado, se situaron mujeres conservadoras que con pancartas pedían 'confirmar a Amy', mientras que enfrente decenas de activistas clamaban por el derecho de la mujer a decidir.

Según la policía del Capitolio, 22 personas fueron arrestadas.

En EE.UU., el Tribunal Supremo está conformado por nueve jueces con puestos vitalicios y que tienen el poder de cambiar las leyes del país durante décadas.






Amy Coney BarrettDerechos de autor de la imagenREUTERS
Image captionDonald Trump presentó a su nominada para la Corte Suprema, Amy Coney Barrett, en la Casa Blanca.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este sábado a su nominada a cubrir la vacante que dejó en la Corte Suprema de Estados Unidos la muerte de Ruth Bader Ginsburg.

En un evento celebrado en el Rose Garden de la Casa Blanca, Trump presentó a la jueza Amy Coney Barrett, que, de ser confirmada por el Senado, se convertirá en el tercer integrante del la Corte elegido por el presidente, después de los nombramientos de Neil Gorsuch en 2017 y Brett Kavanaugh en 2018.

"Tengo el honor de nominar a una de las mentes legales más brillantes y talentosas de nuestra nación a la Corte Suprema. Es una mujer de logros incomparables, intelecto sobresaliente, admirables credenciales y una firme lealtad a la Constitución: la jueza Amy Coney Barrett".

Ante un grupo de invitados entre los que estaba la familia de Barrett, Trump elogió a su nominada como una "académica y jueza estelar".

Por su parte, al aceptar la nominación, Barrett dijo que sus resoluciones como magistrada de la Corte Suprema se basarán únicamente en la ley y no en creencias personales.

"Los jueces no son legisladores y tienen que dejar a un lado cualquier opinión política que tengan", declaró.

Tanto Trump como Barrett tuvieron palabras de admiración y recuerdo para la jueza Ruth Bader Ginsburg, que murió el pasado 18 de septiembre.

Donald Trump y Amy Coney Barrett en la Casa BlancaDerechos de autor de la imagenREUTERS
Image captionEl presidente Trump y la jueza Barett hablaron sobre la necesidad de respetar la ley y la Constitución, más allá de creencias personales.

Tras la nominación por parte del presidente, Barrett tiene que ser confirmada por el Senado, en un proceso que promete ser peleado y controvertido.

La decisión de Trump de seguir adelante con la nominación ha provocado la indignación de los demócratas, que consideran que, a falta de solo unas semanas para las elecciones, una decisión tan importante debería tomarla el presidente que salga de la cita con las urnas.

Valores conservadores

De 48 años, Barrett es una devota católica que afirmó en un artículo publicado en 2013 que "la vida comienza con la concepción".

Planteamientos como este le han granjeado el favor de grupos religiosos conservadores que desean revertir la histórica decisión judicial que en 1973 legalizó el aborto en todo el país.

Amy Coney BarrettDerechos de autor de la imagenREUTERS
Image captionAmy Coney Barrett es una creyente católica.

Barrett ha votado a favor de las políticas de dureza frente a la inmigración de Trump y se ha manifestado a favor del derecho de los estadounidenses a tener y portar armas.

Fue Trump quien la nominó en 2017 para el 7º Circuito de Apelaciones con sede en Chicago, cargo para el que fue confirmada por el Senado en una votación en la que obtuvo 55 votos a favor y 43 en contra después de un arduo proceso.

Trump ya pensó en ella para reemplazar al juez Anthony Kennedy en la Corte Suprema en 2017.

Después de graduarse en la Escuela de Leyes de la Universidad de Notre Dame, en Indiana, Barrett trabajó como asistente del juez Antonin Scalia, fallecido en 2016 y como académica en Notre Dame cerca de 15 años.

Juramento de Amy Coney Barrett como jueza de corte de apelacionesDerechos de autor de la imagenEPA
Image captionTrump nominó a Amy Coney Barrett para el 7º Circuito de Apelaciones con sede en Chicago en 2017.

Si su candidatura supera la votación en el Senado, Barrett se convertirá en el miembro con menos años de experiencia en la Corte.

Pero eso no parece ser un impedimento para Trump, que ha dejado clara su intención de reemplazar cuanto antes a Ginsburg, a pesar de que en 2016 los republicanos se opusieron a aprobar la candidatura del juez propuesto por el entonces presidente Barack Obama con el argumento de que debía esperarse al resultado de las elecciones que terminó ganando Trump.

Contrapuesta a RBG

Nacida en Nueva Orleans, Barrett vive en South Bend, Indiana, con su marido, Jesse, exasistente del fiscal en el Distrito Norte de Indiana que ahora trabaja para una empresa privada. La pareja tiene siete hijos. incluidos un niño y una niña de Hatí adoptados. Ella es, a su vez, la mayor de siete hermanos.

Generalmente acude al tribunal desde su casa, a más de una hora y media de distancia. 

El diario local The South Bend Tribune publicó una entrevista con un amigo de la jueza que contó que Barrett es muy madrugadora, se levanta entre las 4:00 y las 5:00 de la mañana.

Amy Coney Barrett, su marido y sus hijos con Donald y Melania TrumpDerechos de autor de la imagenREUTERS
Image captionLos hijos y el esposo de Amy Coney Barrett subieron al estrado para saludar a Donald y Melania Trump.

Según explica el diario estadounidense The New York Times, Trump entrevistó a Barrett esta semana en la Casa Blanca y se decantó por ella después de escuchar a voces del ámbito conservador que le aseguran que la jurista sería una versión femenina de Scalia, que durante décadas influyó desde su puesto en el Supremo en una interpretación en sentido literal de las leyes estadounidenses.

De acuerdo a los analistas, el perfil de la elegida por Trump revela un intento por agradar a sus bases más conservadoras de cara a las elecciones. Trump marcha por detrás de su rival demócrata, Joe Biden, en las encuestas.

La elección de Barrett supone también un alejamiento radical del perfil de Bader Ginsburg, la jueza cuya vacante cubrirá, conocida por sus posturas liberales y feministas.

Respetada pero controvertida

Barrett ha pasado gran parte de su carrera como profesora en Notre Dame, donde fue elegida varias veces profesora del año.

Deion Kathawa, un estudiante que fue su alumno este año le contó a la BBC que Barrett es popular porque incluye a todos en los debates. Kathawa la define como "colegial, civil, justa, intelectualmente brillante y entregada al mandato de la ley amparado en la Constitución".

Amy Coney Barrett en claseDerechos de autor de la imagenEPA
Image captionAmy Coney Barrett fue elegida profesora del año en la Universidad de Notre Dame, Indiana, varias veces.

Otro estudiante le comentó al sitio WBEZ: "Tengo sensaciones encontradas porque es una gran profesora. Nunca sacó el tema político en su clase. Pero no estoy de acuerdo con sus ideologías para nada. No creo que sea buena para este país y la Corte Suprema".

Paolo Carozza, profesor en Notre Dame, ha visto la evolución de Barrett de estudiante a profesora y después a jueza, y habla de ella con entusiasmo. "Esta es una comunidad pequeña y unida así que la conozco socialmente también. Es normal, cálida, amable".

Aunque él también es un hombre religioso, Carozza opina que es razonable preguntarle a los candidatos si sus creencias interferirán con su trabajo. "Pero ella ha respondido a esas preguntas con contundencia. Me temo que ahora la están reduciendo a caricatura ideológica, y me duele, sabiendo lo valiosa y considerada que es".

La propia Barrett se ha defendido en múltiples ocasiones. "Subrayaría que mi filiación personal con una iglesia o mi creencia religiosa no hará que deje de cumplir mis deberes como jueza".

Sin embargo, su vínculo con un grupo cristiano particularmente conservador, People of Praise, ha sido debatido en los medios estadounidenses. Activistas LGBTI han puesto de relieve que la red de escuelas de dicho grupo tiene, entre otras cosas, directrices que establecen que solo las parejas heterosexuales casadas pueden mantener relaciones sexuales.

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Una posición complicada para los demócratas

Análisis de Anthony Zurcher, corresponsal de la BBC en Norteamérica

Amy Coney Barrett ha estado en la lista de candidatos de Donald Trump para la Corte Suprema desde hace tiempo, pero se decía que era el reemplazo idóneo para Ruth Bader Ginsburg.

Desde la semana pasada, eso dejó de ser un escenario hipotético.

Trump.Derechos de autor de la imagenEPA
Image captionTrump quiere sustituir cuanto antes a la fallecida Bader Ginsburg.

Incluso antes de que Trump se decidiera por la jueza Barrett, figuras conservadoras se expresaron a favor de su elección, fuera quien fuera la persona. Y si todos permanecen unidos, como parece ser el caso salvo por dos excepciones, su confirmación parece segura -ya sea antes de las elecciones del 3 de noviembre o durante los meses anteriores al inicio de la siguiente legislatura (21 de enero de 2021).

La elección de Barrett pone a los demócratas en una posición delicada. Tienen que encontrar la forma de restarle apoyo a la nominada sin que parezca que atacan su fe católica o su historia personal, una actitud que podría quitarles votantes en noviembres.

Los demócratas intentarán retrasar el proceso de confirmación todo lo que puedan mientras mantienen su foco en asuntos como la cobertura de salud y el aborto, que pueden estar en el centro de futuras batallas legales con la jueza Barrett en una corte dominada por los conservadores.

A partir de ahí solo les queda esperar que la magistrada Barrett o los republicanos cometan algún grave error. Es un reto, pero por el momento es la única jugada que tienen.

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Un tribunal decisivo

Los jueces de la Corte Suprema de Estados Unidos ostentan el cargo de manera vitalicia y el alto tribunal actúa como intérprete final de asuntos de la máxima relevancia política y social. Por eso su designación tiene tanta importancia, especialmente ante un panorama electoral tan incierto como el que se avecina.

Fachada de la sede de la Corte Suprema en Washington DCDerechos de autor de la imagenREUTERS
Image captionLa Corte Suprema puede ser decisivo en las elecciones.

Trump ha denunciado insistentemente irregularidades que no ha probado en el voto por correo, que debido a la pandemia tendrá un peso mucho mayor que en elecciones anteriores, y se ha negado a admitir que reconocerá los resultados si no le favorecen.

Si se produce el apretado recuento que pronostican las encuestas, esto podría llevar a que sea la Corte Suprema la que determine finalmente quién es el nuevo presidente, una posibilidad para la que cada vez más actores en el ambiente político de Washington se vienen preparando.

Otro asunto decisivo que será revisado por la Corte próximamente tiene que ver con la Ley de Cuidado Asequible, conocida coloquialmente como Obamacare por ser la ley de atención sanitaria aprobada durante el gobierno de Barack Obama.

La corte tiene ahora 5 miembros de orientación conservadora y 3 considerados progresistas.

Si Trump logra que Barrett ocupe finalmente el cargo, los conservadores contarán con una mayoría de 6 a 3 que presumiblemente tardaría años en revertirse.

 

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