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Los errores que más desgastan tu relación en tiempos de coronavirus

Las discusiones sin «punto y final», el efecto «siameses», descuidar la higiene y el aspecto o no poner límites en el trabajo son algunas de las actitudes que más pueden influir en la pareja durante el confinamiento 
Es importante compartir momentos en el día a día y aumentar la complicidad, pero también son necesarios los espacios individuales
¡A-go-ta-dos! Cuatro sílabas. Ocho letras. Palabra llana, sin tilde. Con exclamación... La fatiga emocional que produce la particularidad de la situación que vivimos (amenaza del Covid-19, confinamiento, bulos, noticias desalentadoras...) complica la gestión del día a día en casa y en pareja. Es difícil para todos, tanto para los que tienen hijos como para los que no, pero además existen ciertas actitudes que, según alertan los psicólogos, pueden añadir complicaciones a las que ya nos vienen dadas por el contexto. Estas son las seis más dañinas.

1. No desconectar del trabajo

Una de las actitudes que ejerce un poderoso efecto negativo en la relación de pareja consiste en no dibujar una línea clara entre el tiempo de trabajo y el tiempo de descanso, según explica la psicóloga Lidia Alvarado. «Cuando se termina la jornada laboral y la persona sigue frente al ordenador o atendiendo llamadas está restando tiempo a los momentos de evasión y complicidad que son esenciales en una pareja porque les permiten compartir, hablar, reírse y relajarse», aclara.
Solución: Debe definirse claramente la línea que divide el tiempo de trabajo del tiempo de relax.

2. Discusiones sin punto y final

Es normal que existan más roces en la convivencia diaria, pero si la pareja no es capaz de poner un punto y final a la discusión pasando página de manera inmediata y mantiene una actitud rencorosa y de lucha de poder, se generará un ambiente tóxico y dañino. «Esto contaminará a la relación, elevará la tensión y poco a poco se irá instalando en la rutina de la pareja llegando incluso a meterse en su cama, generando así un problema añadido», revela Alvarado.


La psicóloga Laura Fuster aconseja, por su parte, evitar discutir por «tonterías» y controlar los enfados, pues el hecho de estar tanto tiempo juntos puede hacer que la discusión se alargue horas, o incluso días.
Solución: Es imprescindible que se escriba un punto y final detrás de cada discusión, pelea o desencuentro.

3. Sufrir el efecto «siameses»

«Estar obligados a compartir el mismo escenario durante tantas horas seguidas puede dar lugar a una invasión del espacio personal de la otra persona», alerta Alvarado. Es cierto que cuando las estancias (o los hogares) son reducidos es complicado hallar la fórmula para resolverlo, pero lo que no se debe hacer es pretender pasar todo el día «pegados».
También es un error, según comenta la psicóloga Laura Fuster, limitar el contacto únicamente a la pareja. «Es importante mantener las relaciones afectivas con amigos y miembros de la familia y hablar con diferentes personas durante estos días», añade Fuster.
Solución: Respeta la intimidad de tu pareja, deja que tome oxígeno y que haga lo que necesite o hable con quien necesite para desconectar. Conecta tú también con otras personas.

4. Escaquearse de las tareas compartidas

La convivencia forzosa también puede hacer que surjan actitudes de dejadez y poco solidarias con la otra persona. Esto sucede cuando se delega en la pareja todo el peso de las obligaciones diarias: limpieza, orden, hacer la compra, cocinar, recoger, atención de los niños... «Esta actitud es tremendamente egoísta y nada empática. Estamos viviendo una situación insólita que ha cambiado por completo nuestras dinámicas y rutinas diarias, y además con un grado de tensión muy elevado. Por tanto, es el momento de compartir responsabilidades y dividir las cargas», aconseja la experta en terapias de pareja, Lidia Alvarado.
Solución: Es el momento de sumar y aportar, no de restar.

5. Descuidar la higiene y el aspecto

Es frecuente que el estado emocional vaya cambiando a lo largo de las semanas o incluso dentro de un mismo día. «Esto es normal y comprensible, no hay nada que reprochar», aclara Alvarado. Pero a lo que sí debe prestarse atención, según precisa, es a que eso no se refleje en la apariencia externa y lleve a descuidarse físicamente.
Si caemos en esta dinámica, es probable que empecemos a desarrollar malos hábitos de higiene o de aseo personal. Permanecer en casa 24 horas no implica estar todo el día en pijama, dejar de ducharse o descuidarse. Ver a tu pareja todo el día con la misma camiseta o con el pelo sucio, hace un flaco favor a la pasión, un ingrediente fundamental en las relaciones.
Solución: cuida tus rutinas de aseo, higiene y cuidados personales tanto para sentirte mejor personalmente como para resultar agradable a tu pareja.

6. Culpar al otro de lo que pasa en el mundo

El malestar que genera esta situación atípica puede llevar a pagarlo con la persona que más se quiere. Por eso la psicóloga y experta en terapia de pareja, Silvia Sanz, aconseja pararse a pensar si de verdad es importante aquello que nos ha molestado de la otra persona o si realmente estamos cargando sobre ella el agotamiento o las sensaciones negativas que nos provoca la incertidumbre y el aislamiento. «Esto nos puede llevar a focalizar ese malestar sobre la conducta de la pareja y eso puede perjudicar la relación», argumenta Silvia Sanz.
Solución: Pregunta a la otra persona cómo se siente, entiende sus emociones y comparte las tuyas. Recuerda que tu pareja está pasando por lo mismo.

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