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El científico que quiso domesticar al cáncer: «Si controlamos la metástasis, curaríamos la mayoría de los tumores»

Joan Massagué (Barcelona, 1953) lleva veinte años tirando del hilo de una madeja enrevesada, la que explicaría cómo el cáncer empieza a diseminarse por el organismo y surge la temida metástasis. Por qué una célula cancerosa decide emprender un largo y peligroso viaje para formar un nuevo tumor en un órgano alejado de donde surgió el cáncer. O cómo algunas células malignas consiguen agazaparse en la médula ósea, en el pulmón o en el cerebro durante meses o años a salvo de tratamientos.
El concepto de metástasis se describió en el siglo XIX pero no ha sido hasta hace unos años cuando ha empezado a entenderse la lógica del proceso. El trabajo de Massagué en el Instituto Sloan Kettering de Nueva York, donde ha realizado casi toda su carrera científica, ha sido clave. Ahora una nueva investigación de este científico español cambia por completo la comprensión de cómo actúan las células tumorales al invadir otros tejidos.
Él también ha tenido que dar un giro de 180 grados en sus estudios para arrojar luz en un proceso donde aún se camina a ciegas. «Olvidémonos de que el tumor deba adquirir mutaciones extra para formar metástasis; con los nuevos resultados esto ya no parece cierto», responde a ABC desde su laboratorio de Nueva York. Desde que presentaron esta semana sus conclusiones en la revista «Nature Cancer», Massagué lleva días abrumado, reclamado por los medios de comunicación. A (casi) todos ofrece una explicación con paciencia pedagógica.



El suyo es un avance de ciencia básica que para profanos resulta más sencillo de entender si se cuenta como una película de buenos y malos, de células enemigas que se infiltran en el bando bueno con trucos y engaños. Su equipo ha demostrado que las células de la metástasis se aprovechan de un mecanismo reparador del cuerpo humano para propagar el cáncer. «Las células cancerosas adoptan el carácter de una célula que va a reparar una herida y migra con la obsesión de encontrar un lugar donde regenerar el tejido, el tumor en este caso», cuenta. No es la explicación completa a un proceso que causa el 90 por ciento de la mortalidad del cáncer, pero sí «una pieza más en el puzle», dice aún con cautela.
Aunque más allá de arrojar luz a este proceso endemoniadamente complicado —«todo es complicado hasta que la ciencia lo ilumina», dice–, la investigación abre la puerta al desarrollo de nuevos fármacos que eliminen y prevengan la metástasis.
«Podemos desarrollar fármacos dirigidos específicamente contra las células regeneradoras de tumor para eliminarlas de nuestros tejidos después de extirpar el tumor primario. Pero también, posteriormente, cuando ya hemos superado los tratamientos de quimioterapia o immunoterapia para acabar con las metástasis manifiestas».
Esos fármacos que limpiarían cualquier intento del cáncer de propagarse por el cuerpo humano son más que una aspiración. El equipo del científico español afincado en Estados Unidos ya ha desarrollado los primeros anticuerpos para tratar metástasis incipientes y también contra las que quedarían después de utilizar la quimioterapia o la inmunoterapia. «Hemos invertido cuatro años en la investigación y a los dos años ya empezamos a desarrollar fármacos. Si todo fuese bien, en pocos años estaríamos en pruebas clínicas con pacientes. Pero como siempre, hay que mantener las expectativas bajas».
Massagué es cauto porque lleva dos décadas respondiendo preguntas para entender «este proceso inmenso». ¿Por qué la mayoría de las células cancerosas que escapan del tumor inicial mueren y solo sobreviven unas pocas? ¿por qué no se aniquilan todas? ¿qué les hace sobrevivir? La respuesta a esta y otras preguntas, sin duda, tendrá premio. Y será el premio grande, porque «si algún día lográramos controlar la metástasis por completo, curaríamos la mayoría de los cánceres», asegura. Ya tenemos medicamentos que empiezan a hacerlo, pero aún «es necesario hacerlo mucho mejor y con menos efectos secundarios para los enfermos».

Una escalada criminal

Como los tumores -«hay tantos como pacientes»- no todas las metástasis son iguales. Volviendo al símil que a este científico le gusta utilizar: algunas son solo criminales de barrio y otras se han convertido en terroristas con una organización sofisticada. Lo mejor es intentar prevenir esa escalada criminal.
Hay tratamientos que ya hacen desaparecer la metástasis. O, al menos, lo parece, porque a veces es solo un espejismo. Quedan células tumorales residuales y el monstruo de la metástasis reaparece al cabo del tiempo. La vulnerabilidad encontrada por el director del Sloan Kettering promete también atacarlo cuando esto suceda y hacer claudicar a la organización terrorista.


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