Hay muchas razones por las que tantos se han asegurado un lugar en la historia. Y no hay duda de que la Antigua Grecia contribuyó como pocas otras civilizaciones a poblar el salón de la fama.
Pero no siempre el motivo por el que algunos personajes se han quedado en la memoria colectiva es muy halagador, como en el caso de Hegestrato y Zenotemis.
Ambos provenÃan de Masalia (hoy Marsella) y en el siglo IV a.C. cometieron "acciones contrarias a la verdad y a la rectitud, que perjudican a las personas contra quienes se cometen"… en una palabra: fraude.
Su confabulación sigue siendo recordada por ser la más antigua de este tipo que conocemos, ya que quedó registrada al ser procesada nada menos que por el gran orador y polÃtico Demóstenes.
Antes de que se interesase en la polÃtica, Demóstenes trabajó como logógrafo y procesó innumerables casos, cuatro de los cuales sobreviven hoy en discursos jurÃdicos.
Gruesa ventura
Los griegos, pioneros en tantas cosas, habÃan inventado una forma temprana de seguro para el comercio marÃtimo.
Se llamó préstamo a la gruesa ventura y funcionaba asÃ: el capitán de un barco le pedÃa una suma de dinero a un prestamista antes de zarpar, ofreciendo lo único que tenÃa como colateral, su embarcación.
Si el viaje se realizaba sin adversidades, le devolvÃa al prestamista la cantidad que se habÃa llevado más intereses de hasta el 30%. Si el barco se hundÃa en el camino, el prestamista perdÃa su dinero.
Los navieros probablemente necesitaban el dinero para el viaje para comprar la carga o por si el buque requerÃa urgentemente reparaciones en puertos extranjeros.

Muy pronto después de inventado el mecanismo, se volvió muy común que los capitanes reportaran que sus barcos habÃan naufragado cuando en realidad estaban escondidos en algún puerto.
Por eso, los contratos empezaron a incluir como estándar una cláusula que decÃa que los dueños de las embarcaciones tendrÃan que pagar el doble de la prima si eran descubiertas flotando en algún lugar.
El plan
Hegestrato y Zenotemis urdieron un plan más elaborado y siniestro.
Supuestamente iban a transportar el cereal que un comerciante llamado Protus habÃa comprado con el dinero de un prestamista llamado Demon.
Entonces: Hegestrato serÃa el capitán del barco que llevarÃa a Zenotemis y a Protus y su cereal desde Siracusa (hoy Sicilia) hasta Atenas.
No obstante, Hegestrato y Zenotemis pidieron un préstamo a la gruesa ventura pretendiendo que iban a comprar el cereal.
Con el dinero en sus bolsas (los bolsillos aún no habÃan sido inventados), zarparon.

Tres dÃas después, la tripulación se preguntó por qué se escuchaba el ruido de golpes aparentemente provenientes de la bodega.
Para su sorpresa, e ira, descubrieron que era Hegestratos intentando hacer un agujero.
El plan era causar el naufragio del buque, mientras ellos volvÃan a tierra firme en una barca, con sus ganancias mal habidas completas.
Desvergüenza y descaro
Hegestratos, aterrado por la furia de la tripulación, se tiró por la borda y se ahogó.
Zenotemis alegó que no sabÃa nada de los planes de Hegestratos.
Cuando el barco aparcó en Cefalonia para que le repararan los daños hechos por Hegestratos, Zenotemis intentó convencer a las autoridades de la isla para que ordenaran que el viaje continuara hasta Masalia, en vez de Atenas, con la esperanza de desaparecer en su ciudad natal.
Pero Protus, el dueño de la carga, objetó y el barco retomó su rumbo original.

Ya en Atenas, Zenotemis, lejos de aceptar su culpa, acusó a Protus de haber destruido los documentos que probaban que la carga le pertenecÃa.
Alegó además que el único que podrÃa pretender quitarle la carga era Demon, su prestamista.
Protus, habiendo calculado que con la caÃda del precio del cereal su valor era más bajo que el del préstamo, se retiró de la disputa legal.
Sabemos que Demon se enfrentó a Zenotemis porque -dijo- la alternativa era "perder mi propiedad, que habÃa regresado sana y salva a puerto, y estaba frente a mis ojos".
Sabemos que el prestamista claramente consideraba la conducta de Zenotemis como maliciosa: "Este hombre, atenienses, lo ha sobrepasado todo en desvergüenza y descaro de tal manera que no solo se presentó aquà tras planear y llevar a cabo tales actos sino que se atrevió a reclamar mi cereal como suyo y a demandarme".
Lo que no sabemos es cuál fue el resultado del juicio, pues los documentos del final de la batalla legal no llegaron hasta nuestras manos, más allá del Declinatorio contra Zenotemis -fuente de las citas previas- que es atribuido al célebre Demóstenes, quien era primo de Demon.
Publicar un comentario