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¿Cómo jugarse la vida con las nuevas adicciones?



Los juegos «online» y las casas de apuestas son dos adicciones que enganchan a un mayor número de jóvenes - H. Fraile


La ludopatía y el juego «online» se están convirtiendo en una lacra sanitaria y social que afecta a un número mayor de población, sobre todo a los jóvenes

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«Mi vida se convirtió en una ruleta, pero en una ruleta rusa». Con este juego de palabras, nunca mejor dicho, Sergio expresa su adicción. Tiene 23 años y lleva más de la mitad de su corta existencia con problemas relacionados con la ludopatía. Lo que comenzó a los 12 años como un mero entretenimiento, con las tragaperras y las apuestas deportivas, se convirtió al poco tiempo en un trastorno difícil de tratar.
Sergio es uno más del gran número de adolescentes que, a una temprana edad, caen en las garras de la ludopatía o de las adicciones a las nuevas tecnologías asociadas al juego «online», las redes sociales e internet. Un problema que preocupa, y mucho, a los profesionales sanitarios que se enfrentan a una avalancha de casos que llegan a las unidades médicas que tratan este tipo de comportamientos.
Una de esas profesionales es Marta Soto, que trabaja en la Unidad de Conductas Adictivas (UCA) del Hospital Provincial de Toledo. Alerta del peligro que suponen este nuevo tipo de adicciones: «Se pueden convertir en una verdadera lacra sanitaria y social, ya que los jóvenes tienen acceso a determinados contenidos que incitan a este tipo de comportamientos mediante anuncios en los que aparecen incluso personajes famosos que ellos tienen como referentes. Este es un mensaje incoherente porque, por un lado, les decimos que es perjudicial; pero, por otro, se les anima a que lo hagan».


Por fortuna, Sergio parece que va viendo la luz al final del túnel. Después de pasar por varios lugares donde ha recibido tratamiento, este joven oriundo de Bilbao se encuentra en uno de los centros más prestigiosos para tratar este tipo de adicciones, el que tiene Neurosalus en Mirasierra, en el norte de Madrid. Desde allí, donde vive en una casa tutelada de esta organización, cuenta a ABC el calvario que ha vivido y cómo afronta el futuro.

Independencia económica

«Mi verdadera adicción comenzó a los 18 años, cuando empecé a trabajar y a tener independencia económica, porque hasta entonces sólo gastaba el dinero de la paga que me daban mis padres», relata.
Con la mayoría de edad, Sergio empezó a frecuentar los salones de apuestas, donde jugaba a todo lo que había y donde coincidía con otras personas que estaba igual de enganchadas que él. «Comía y cenaba allí, y no dormía porque cerraban. De hecho, llegué a tener problemas de piel porque no me daba la luz del sol; iba de casa al local y del local a casa», recuerda.
Sergio fue realmente consciente de su adicción cuando en alguna ocasión llegó a gastarse el sueldo de un mes y tuvo que acudir a sus padres. «Cuando esto ocurrió, me senté en el banco que había delante de uno de los salones y me puse a llorar como un tonto», se lamenta.
Sus progenitores intentaron ayudarlo en varias ocasiones y comenzó a recibir tratamientos en algún centro, pero fue en vano. Siguió jugando y apostando, e incluso comenzó a robar, a consumir drogas y a traficar con ellas para conseguir dinero fácil.
«Durante ese tiempo lo más grave que hice por culpa de mis adicciones fue un día que, con otro compañero de batallas, casi matamos a un tío porque no teníamos dinero. Le dimos una paliza por 50 míseros euros y le llevamos medio muerto en un coche hasta las puertas de un hospital. No puedo borrar esa imagen de la cabeza», relata el joven. Pero, incluso, llegó a quitar a su madre 600 euros del entierro de su abuela; también dinero que su padre tenía para pagar a los empleados de su empresa y hasta apoderarse de las joyas de oro que poseían sus abuelos.
A pesar de ello, su familia siempre ha estado a su lado porque, tal y como asegura, «es vital tener un apoyo a tu lado en los momentos difíciles para salir de esta mierda, y mi madre ha sido la que más me ha ayudado». Eso sí, Sergio nunca se perdonará que su adicción llevara a su progenitora, superada por los problemas de su hijo, a intentar suicidarse en una ocasión.
La tristeza es el sentimiento que más le embarga cuando echa la vista atrás. «Te das cuenta de que no te has querido nada porque has sido sumiso a una puta máquina», expresa Sergio, quien en este último centro ha llorado como no lo había hecho en toda su vida.


Un joven juega en una máquina tragaperras en un salón de juegos
Un joven juega en una máquina tragaperras en un salón de juegos - Fabián Simón

Pero también siente rabia cuando ve que cada vez proliferan más locales de apuestas y salones de juego sin ningún tipo de control. «Estos establecimientos intentan engancharte con un precio más bajo de las consumiciones», algo de lo que Sergio culpa a las administraciones públicas.

«Cerrojazo a los locales»

Sin embargo, en Castilla-La Mancha se está empezando a poner coto a esta cuestión. Así, el Consejo de Gobierno de esta comunidad autónoma aprobó el pasado 10 de diciembre la suspensión de licencias para abrir establecimientos de juego hasta que se apruebe la nueva ley que el Ejecutivo regional prepara para el sector. Entonces se fijarán las nuevas condiciones para este tipo de autorizaciones.
«De este modo, echamos el cerrojazo y suspendemos cuatro años la autorización de licencias para establecimientos de juego», afirmó entonces Emiliano García-Page. El presidente autonómico aseguró que la pretensión de su Gobierno es que Castilla-La Mancha llegue a ser la administración más restrictiva con este tipo de establecimientos. «Estoy dispuesto a retrasar alguna inversión pública antes que incrementar los ingresos por esta vía», dijo el mandatario. Dejó claro que esta medida tiene como objetivo proteger a los usuarios y, en especial, a los colectivos más sensibles, como menores o personas con problemas de adicción.
El Gobierno regional avala su decisión con los últimos datos. En Castilla-La Mancha, durante el periodo 2012-2018, se duplicó el inicio de tratamientos por adicciones sin sustancia; se pasó de 91 a 183 casos, de los que 155 (un 84,7%) se debió al juego patológico.
Desde el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) se incide en que el número de casos de adicción por juego con dinero ha ido aumentando progresivamente, suponiendo en 2018 cerca del doble de los casos de 2012 (80). De este modo, la ludopatía representaba en 2018 el 5,3% del total de inicios de tratamiento por adicciones con y sin sustancia.


La psiquiatra de la UCA de Toleoo, Marta Soto, junto con el doctor Eduardo Mirón
La psiquiatra de la UCA de Toleoo, Marta Soto, junto con el doctor Eduardo Mirón - H. Fraile

De este tipo de adicciones puede hablar también con conocimiento de causa Diana Camín, psicóloga de Neurosalus, quien apunta al «boom» de los «smartphones» como uno de los detonantes para que la ludopatía, y en concreto los juegos «online», se desarrollen con mayor rapidez y a edades más tempranas. «Al final, todo el mundo tiene en su bolsillo un dispositivo que le permite jugar, hablar, leer cuándo, dónde y cómo quiera, sin necesidad de establecer un final. Si hay algo que me produce placer y no se agota, ¿por qué iba a dejar de hacerlo?», explica.
Tanto Diana Camín como la doctora Marta Soto, de la UCA de Toledo, coinciden en que el perfil de una persona con este tipo de adicciones suele responder al de un varón de entre 15 y 40 años con un nivel socioeconómico medio-bajo y con una tendencia al aislamiento social. Es por ello, dice Camín, que la mayoría de estos establecimientos se abren en barrios o zonas de las poblaciones, por lo general, marginales o con menos recursos, lo que no es casual, porque este problema afecta a los más vulnerables de la sociedad.

Efecto dominó

«Yo siempre hablo de la adicción a este tipo de cuestiones como un dominó», explica Marta Soto. Se empieza con uso esporádico de estos contenidos, pero poco a poco llega un momento en el que ello empieza a repercutir en las relaciones sociales, tanto con la familia como con los amigos y con el entorno laboral. «Es así hasta que ese tipo de conducta domina su vida por completo y les aísla, quedándose muchas veces solos y generando problemas de ansiedad, depresión e irratabilidad», subraya.
Es por ello que la psicóloga de Neurosalus también apunta como factores de riesgo de estas adicciones la alta impulsividad, la baja gestión emocional y tener algún tipo de trastorno, como puede ser la depresión, la ansiedad o el TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad).
El tratamiento para estos casos, señala Diana Camín, pasa por recurrir a profesionales expertos en terapias multidisciplinares. Así, el paciente recibe ayuda psicológica, asiste a grupos de apoyo y, en caso necesario, recibe medicación. Y, al ser joven la mayoría de la población que presenta estos problemas, también se debe trabajar con la familia. Pero, además, subraya la prevención como algo esencial.

Ahora Sergio, el joven bilbaíno que está siendo tratado en el centro de Neursalus en Madrid, lleva una vida casi monacal y alejada de las tentaciones, por lo que mira al futuro con cierto optimismo, a la vez que con cautela. «Tengo esperanzas de que esta vez sea la definitiva, aunque no las tengo todas conmigo. Es muy complicado no recaer, ya que, cuando te dan el día libre y sales a la calle, ves las lucecitas y oyes el sonido de las tragaperras por todos lados, además del bombardeo de la publicidad de juego y apuestas. Es diferente a las drogas con sustancia, que es más difícil encontrarlas, pero el juego está al alcance de todo el mundo. Con un simple euro ya la has cagado. De hecho, en una de las ocasiones que salí, con un solo euro logré 200 euros y, cuando eso pasa, no hay quien pare la ruleta».

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