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30 años de la caída del Muro de Berlín: el audaz escape bajo "la franja de la muerte" que dividía a las dos Alemanias

Joachim Rudolph con una foto del túnel que excavó
Image captionEl estudiante Joachim Rudolph logró escapar a Alemania Occidental y poco después se sumó a un audaz plan para ayudar a otros a escapar.

Es mitad de la noche y Joachim Rudolph vadea un río. Hay una torre de vigilancia sobre él con guardias fronterizos adentro; él sabe que, si lo ven, lo matarán. Llega a la orilla, gatea por un campo y, cuando el sol comienza a salir, se da cuenta de que lo ha logrado. Se escapó a Berlín Occidental.
Esto ocurrió en septiembre de 1961, poco menos de dos meses después de que se levantara el Muro de Berlín.
Fue construido por el gobierno de Alemania Oriental para detener la fuga de cerebros que abandonaban el gobierno comunista en pos de una vida mejor en el oeste.
Lo que hizo que este muro fuera tan extraordinario fue la velocidad a la que fue construido. Diez mil soldados alemanes del este salieron a las calles en medio de una noche, ensartaron alambre de púas a postes e hicieron barricadas de hormigón.
Cuando los berlineses se despertaron el 13 de agosto de 1961, de repente se encontraron a un lado de la pared: hubo esposas que quedaron separadas de sus esposos; hermanos de sus hermanas; hasta bebés recién nacidos en el Oeste ahora separados de sus madres.
Ese mismo día, la gente empezó a escapar. Algunos saltaron sobre el alambre de púas; otros fueron más ingeniosos, como la pareja que nadó a través del río Spree, empujando a su hija de tres años frente a ellos en una bañera.


Soldados alemanes construyendo el Muro de BerlínDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption10.000 soldados alemanes construyeron el Muro de Berlín en agosto de 1961.

Joachim, un estudiante de 22 años, había pasado semanas planeando su escape, y ahora lo había logrado.
Se matriculó en un curso de ingeniería en una universidad de Berlín Occidental y estaba comenzando su nueva vida, cuando una mañana llamaron a la puerta. Eran dos estudiantes. Tenían un plan para construir un túnel para sacar a algunos amigos del Este y querían que Joachim los ayudara.

Un nido de espías

Hay una vieja broma que viene de Alemania del Este: ¿por qué los oficiales de la Stasi son tan buenos taxistas? Porque te subes al auto y ellos ya saben tu nombre y dónde vives.
El Ministerio de Seguridad del Estado (también conocido como la Stasi) fue el brazo más poderoso del gobierno de Alemania Oriental. Combinaba la policía secreta y los servicios de inteligencia del gobierno, y su misión era saberlo todo.
Si bien obtenían parte de su información de micrófonos ocultos, sus mayores activos fueron sus informantes. Tenían cientos de miles de ellos, una proporción más alta que la mayoría de las policías secretas de la historia.
El 28 de septiembre de 1961, estaban a punto de reclutar uno: un peluquero llamado Siegfried Uhse. Lo atraparon llevando cigarrillos de contrabando para una "orgía homosexual" y le dijeron que podría evitar la prisión si se convertía en agente de la Stasi.
Gran parte de lo que sigue proviene de los archivos conectados con él, que se guardan en los Archivos de la Stasi, una gran bóveda subterránea en Berlín Oriental, en lo que solía ser la sede de la Stasi.


El archivo de la Stasi de Siegfried Uhse
Image captionEl archivo de la Stasi de Siegfried Uhse, uno de los cientos de miles de informantes que usaron los servicios secretos de Alemania Oriental.

Hay 2.735 documentos sobre él, que registran todo, desde cuáles eran sus libros favoritos (odiaba las novelas románticas baratas, amaba a Tolstoi), hasta su primera tarea como informante: buscar fluchthelfers -la palabra alemana para aquellos en el oeste que ayudaban a las personas en el este a escapar-.
En otras palabras, personas como Joachim.

Para abajo y para el este

Cuando Siegfried comenzó su misión secreta, Joachim y los demás se estaban poniendo a trabajar en el túnel. Robaron palas y picos de un cementerio, reclutaron a más excavadores en la universidad y persuadieron al dueño de una fábrica para que les permitiera comenzar a cavar desde su sótano.
Luego, el 9 de mayo de 1962, justo antes de la medianoche, el grupo condujo a la fábrica, entró en el sótano y comenzó a cavar. "No teníamos idea de por dónde empezar", me dijo Joachim cuando lo entrevisté para la serie de Radio 4 "Tunnel 29".
"Nunca habíamos visto un túnel real. Pero habíamos visto imágenes de túneles en la televisión, los que habían fallado, y eso nos dio ideas sobre cómo cavar uno".
Piquetearon el concreto y sacaron la solera y la arcilla hasta que lograron hacer un pequeño agujero lo suficientemente profundo como para no toparse con el nivel freático de la ciudad y luego comenzaron a cavar horizontalmente hacia el este.
Después de algunas semanas, estaban exhaustos, pero aún no habían llegado a la frontera. Necesitaban dos cosas: personas y dinero.

Fuente insospechada

A miles de kilómetros de distancia, en Nueva York, Reuven Frank, un ejecutivo de televisión en la cadena estadounidense NBC, estaba pensando en cómo contar la historia de Berlín.


El ejecutivo televisivo estadounidense Reuven Frank, de la NBC
Image captionEl ejecutivo televisivo estadounidense Reuven Frank tomó la polémica decisión de financiar un escape y filmarlo en vivo para la NBC.

Tenía una idea: ¿y si contara una historia de escape? ¿Y si pudiera filmarlo mientras sucedía? Podría revolucionar las noticias de televisión. Llevó su idea al corresponsal de NBC en Berlín, Piers Anderton, quien comenzó la búsqueda.
Al mismo tiempo, los buscadores preguntaban en los círculos de los medios si alguien podía contribuir con fondos. Finalmente, se encontraron con Piers Anderton y lo llevaron a ver el túnel. Estaba impresionado y se habló directamente a su jefe, Reuven Frank, para preguntarle si aceptaba financiarlos.
Reuven dijo que sí: NBC les daría a los cavadores dinero para herramientas y materiales (limitado a US$7.500) y, a cambio, NBC tendría el derecho de filmar todo.
Y con eso, Reuven Frank acababa de tomar una de las decisiones más controvertidas en la historia de las noticias de televisión: una importante red de noticias estadounidense había acordado financiar a un grupo de estudiantes que construían un túnel de escape bajo el Muro de Berlín.

Debajo de la frontera

A finales de junio de 1962, gracias al dinero de NBC, el grupo de estudiantes cavadores (ya para entonces eran alrededor de 12) había excavado casi todo el camino hasta la frontera entre el este y el oeste de Berlín.
El túnel ahora se veía muy avanzado tecnológicamente, con Joachim como su inventor principal.


El túnel
Image captionEl túnel tenía luces, un sistema para llevar aire a los que cavaban y un teléfono -reliquia de la guerra- que quienes cavaban hacían timbrar para que los que estaban afuera supieran que ya podían retirar el carrito en el que iban poniendo la tierra que sacaban.

En las imágenes de NBC ves las luces eléctricas que colgó, así como el carro motorizado que rodaba por los rieles.
Pronto los excavadores se encontraron debajo de "la franja de la muerte", una amplia franja de terreno, alfombrada con púas de acero, supervisada por reflectores y torres de vigilancia y patrullada por guardias que estaban sobre ellos... tan cerca que podían escuchar sus conversaciones y movimientos.
Si ellos, bajo tierra, los podían oír, el riesgo de que los guardas los oyeran a ellos era palpable.
"Tenían dispositivos de escucha especiales que ponían en el suelo", dice Joachim. "Si escuchaban algo, cavaban un hoyo y disparaban un arma o arrojaban dinamita".

Doble problema

Pero no fueron los guardias los que causaron el primer daño importante al túnel: fue una fuga de una tubería reventada.
Sacaron galones de agua y finalmente lograron reparar la tubería, pero el túnel tardaría meses en secarse.
Estaban paralizados.


El túnelDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl túnel tenía luces, un sistema para llevar aire a los que cavaban y un teléfono -reliquia de la guerra- que quienes cavaban hacían timbrar para que los que estaban afuera supieran que ya podían retirar el carrito en el que iban poniendo la tierra que sacaban.

Fue entonces cuando se enteraron de que había otro túnel que había sido excavado en el Este, pero que había sido abandonado.
Aunque los cavadores se habían ido, los estudiantes que habían estado organizando esa fuga todavía seguían cerca, y le preguntaron a Joachim y su equipo si estarían dispuestos a ayudar. Podrían combinar sus listas de fugitivos y hacerlos pasar al mismo tiempo.
"Parecía una oportunidad demasiado perfecta para dejarla pasar", dice Joachim. "Éramos un grupo de excavadores sin túnel, y ese era un túnel que necesitaba excavadores".

Todo listo

El 7 de agosto de 1962, estaban listos para realizar el plan de escape.
Habían cavado los últimos metros hasta una cabaña en el Este y habían estado enviando mensajeros para decirles a los que iban a escapar que el túnel estaba listo.
Uno de estos mensajeros era peluquero. ¿Su nombre? Siegfried Uhse. ¿Recuerdas que le habían pedido que buscara ayudantes de escape en Occidente? Pues había encontrado algunos.


Mapa del túnel
Image captionMapa que muestra la ubicación del túnel por donde planeaban escapar unas 100 personas.

En otras palabras, la operación de escape de la que Joachim ahora formaba parte estaba siendo vigilada por la Stasi.
Un archivo de la Stasi registra cómo Siegfried Uhse reveló los detalles: "El escape ocurriría entre las 4 p.m. y las 7 p.m. Se esperaban cien personas".
La Stasi estaba enterada de la operación de escape más grande hasta el momento desde el oeste de Berlín. Enviaron "soldados, un vehículo blindado de transporte de personal y un cañón de agua" a una base cerca de la cabaña, así como agentes de la Stasi vestidos de civil.
La trampa estaba perfectamente montada.

Bajo tierra

En el túnel, Joachim y otros dos excavadores se preparaban para entrar en la cabaña. Se arrastraron hasta el final del túnel, llevando hachas, martillos, pistolas y una vieja ametralladora de la Segunda Guerra Mundial.
Cuando comenzaron a penetrar el suelo de la cabaña, los fugitivos empezaron a llegar. No tenían idea de que estaban rodeados por agentes de la Stasi. Uno por uno fueron metidos en automóviles y llevados lejos de ahí.
Joachim y los otros dos excavadores subieron a la sala de estar de la cabaña, sin darse cuenta de que había soldados parados justo afuera de la puerta.
Los archivos de la Stasi de ese día revelan que los soldados estaban a punto de irrumpir cuando escucharon a uno de los excavadores mencionar "una ametralladora", y decidieron esperar a que llegara respaldo: sus Kalashnikovs no eran rivales para las ametralladoras de Alemania Occidental.


Joachim Rudolph con un mapa detrás
Image captionJoachim y otros dos excavadores llegaron hasta la cabaña en Alemania Oriental para buscar a los fugitivos, sin saber que estos habían sido atrapados por la Stasi, que ahora esperaba atraparlos a ellos.

Fue entonces que Joachim y los demás escucharon un mensaje por su radio, diciéndoles que la operación había fallado. Se metieron al túnel y comenzaron a gatear rápidamente hacia el Oeste.
Unos minutos más tarde, llegó el respaldo de los soldados, se apresuraron a entrar en la habitación y se metieron al túnel.
Estaba vacío; llegaron demasiado tarde. Pero no habían quedado con las manos vacías; tenían decenas de prisioneros para interrogar.

Prisioneros de la Stasi

Esa noche, todos los arrestados en el túnel fueron llevados a la prisión de Hohenschönhausen, una antigua cárcel soviética dirigida por la Stasi.
La Stasi era experta en estos asuntos: habían aprendido que la tortura física no era tan efectiva como la psicológica, y tenían una escuela para enseñarle a sus agentes todas las tácticas que habían desarrollado.


Una celda de la Stasi,Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionUna celda de la Stasi, conservada para la historia.

A los prisioneros no se les permitía hablar entre ellos y, en sus celdas, no tenían control sobre nada: el interruptor de la luz estaba en el exterior, al igual que el botón para descargar el retrete. Todo había sido diseñado para hacer que los internos se sintieran impotentes.
Las transcripciones de sus interrogatorios muestran que fueron largos: más de 12 horas seguidas sin comida ni descansos.
La mayoría finalmente confesaba y firmaba, exhausta, la declaración que les ponían enfrente.
Después de sus juicios, muchos de ellos fueron enviados a prisión, lo que podría significar años de trabajos forzados y tiempo en confinamiento solitario.

Seguir adelante

De vuelta en Berlín Occidental, los cavadores habían decidido intentarlo de nuevo.
A principios de septiembre, el primer túnel que habían cavado se había secado, por lo que fijaron una fecha de escape: el 14 de septiembre de 1962.


Tramo del túnel.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionA pesar del fracaso del primer escape, Joachim y los otros organizadores decidieron volver a intentar con el primer túnel que habían excavado, que ya se había secado.

Esa tarde, Joachim y Hasso, uno de los otros cavadores, se arrastraron hasta el final del túnel e hicieron un agujero en el sótano de la casa, cuya dirección era de No. 7 Schonholzer Strasse.
Mientras tanto, la novia de uno de los los excavadores, una joven de 21 años llamada Ellen Schau, se había ofrecido voluntaria para ir al Este a darle las instrucciones finales a los fugitivos. Como titular de un pasaporte de Alemania Occidental, podía entrar y salir del Este cuando quisiera.
A los fugitivos potenciales les indicó que acudieran a uno de tres bares en el área, y esperaran su señal para acudir lugar donde estaba el túnel.
Tenía tres señales distintas, una para cada bar, para no despertar sospechas de los guardas o los espías que pululaban en ese área.
Cuando llegó el momento, Ellen entró en el primer bar, ordenó unos fósforos y salió con ellos muy a la vista; en el segundo, ordenó agua. En el tercer pub, el plan era pedir un café, pero se había acabado.
"Fue un momento terrible", recuerda. "¿Cómo iba a darles la señal si el bar no tenía café?". No le quedó más opción que quejarse en voz alta por la falta de café, y luego ordenó un coñac (al menos ambos comienzan con la misma letra, pensó).
Se fue, con la esperanza de que todos los fugitivos hubieran entendido sus señales: que el túnel estaba listo.


Mapa que muestra la ubicación del segundo túnel utilizado
Image captionMapa que muestra la ubicación del segundo túnel utilizado, el financiado por la NBC de EE.UU.

Agarrando sus armas

Mientras Ellen regresaba a Berlín Occidental, grupos de personas que habían recibido su mensaje se dirigían hacia la casa en la que estaba el túnel. Joachim y Hasso los esperaban en el sótano, con las armas en la mano.
Justo después de las 6 p.m., escucharon pasos. "Nos quedamos paralizados, casi sin respirar, agarrando nuestras armas con fuerza", dice Joachim.
La puerta se abrió y vieron una mujer, Eveline Schmidt. Estaba con su esposo y su hija de dos años. "Estaba oscuro", recuerda Eveline. "Solo había una lámpara en la entrada. Uno de los que nos esperaban tomó a mi hija y yo comencé a gatear".
En el otro extremo, en el Oeste, el equipo de filmación de dos hombres de la NBC estaba parado en la parte superior del pozo que conducía al túnel. Cuando miras el documental, durante mucho tiempo no ves nada: y luego aparece un bolso blanco. Luego, una mano, y, finalmente, ves a Eveline.
Está cubierta de barro y descalza. Había perdido sus zapatos en el túnel. Le tomó 12 minutos cruzar. Cuando llega al final de la escalera, se desmaya. Uno de los camarógrafos de la NBC la lleva a un banco y luego uno de los que hicieron el túnel le entrega a su hija. La acuna en sus brazos y le acaricia la nuca.
Durante la siguiente hora, más personas pasan por el túnel: los amigos y familiares de los cavadores.
Uno de ellos, Claus, un carnicero que había escapado del Este, ayuda a una mujer a pasar, y solo después se da cuenta de que es su esposa, Inge. No la ha visto desde que se separaron mientras escapaban hacía un año. Estaba embarazada cuando fue capturada por guardias fronterizos y encarcelada.
Poco después, Claus escucha un ruido del túnel: es un bebé, vestido de blanco, llevado por uno de los ayudantes. Tiene solo cinco meses. Es su hijo, nacido en un campo de prisioneros. Claus lo toma en sus brazos y lo abraza por primera vez.
De vuelta al otro extremo del túnel, Joachim todavía está en el sótano. Se quedó allí, en el punto más peligroso del túnel hasta el final.
Veintinueve personas han logrado escapar y él sabe que es hora de irse.


Joachim Rudolf, de pieDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionJoachim Rudolf, aquí de pie, años más tarde, hablando del escape, se casó con la primera mujer que emergió del túnel.

"Me pasaron muchas cosas por la mente", dice. "Todas las cosas por las que pasamos cavando. Las fugas, las descargas eléctricas, el barro, las ampollas en nuestras manos. Al ver pasar a todos esos refugiados, sentí la felicidad más increíble".
Hay una última parte de la grabación de esa noche: los fugitivos caminan, uno por uno, hacia la puerta. La abren y desaparecen en Berlín Occidental.

Pero ese no es el final de la historia

Unos meses después, el documental se emitió en NBC. Aunque la Casa Blanca del presidente Robert Kennedy intentó bloquearlo (temiendo un incidente diplomático), Reuven Frank persuadió a la cadena de TV que lo presentara y 18 millones de personas lo vieron.
Fue descrito como "sin paralelo" en la historia de la televisión. Los que planearon la huida y cavaron el túnel se enteraron que Kennedy mismo lo vio y, conmovido, se le salieron las lágrimas de los ojos.
Algunos de los cavadores luego construyeron otros túneles, mientras que, en el Este, Siegfried Uhse recibió una de las principales medallas de Stasi por haberse infiltrado y entregado información clave para frustrar el escape anterior.
Unos años después de la fuga, Eveline, la primera mujer que entró por el túnel, se separó de su marido. Y 10 años después de haberla rescatado, Joachim se casó con ella.
En la pared de su apartamento hoy, hay un par de zapatitos que él encontró en el túnel después de que todos se fueron a casa. Sólo después supo que pertenecían a Annett, la hija de Eveline. El túnel que construyó Joachim, que trajo a 29 refugiados del este, también le trajo una familia.


Eveline con Annett y, a la derecha, los zapatitos de la niña que Joachim encontró en el túnel.
Image captionEveline con Annett y, a la derecha, los zapatitos de la niña que Joachim encontró en el túnel.
Joachim y Eveline hoy, frente a una placa que recuerda el "túnel 29".
Image captionJoachim y Eveline hoy, frente a una placa que recuerda el "túnel 29".

Antes de que fuera derribado hace 30 años, el 9 de noviembre de 1989, al menos 140 personas murieron o fueron asesinados en el Muro de Berlín.


Gente pasando tras la caída del muro.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl Muro de Berlín se derribó 27 años después del famoso escape del Túnel 29, y 140 personas perdieron la vida tratando de atravesarlo.

Pero aún cuando el muro ya no está, la idea persiste.
En este momento, en todo el mundo, se están construyendo muros, no solo en Estados Unidos, sino también en India, Turquía, Marruecos y Noruega.
Las razones para construirlos son diferentes. Pero Joachim dice que hay una cosa que tienen en común. "Donde sea que haya un muro, la gente tratará de burlarlo, por encima o por debajo".

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