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El primer vuelo de casi 20 horas sin escalas para estudiar los efectos en la salud de los pasajeros


AFP
Sídney, Australia
El vuelo más largo sin escalas de la historia aterrizó este domingo por la mañana en Sídney, procedente de Nueva York, después de más de 19 horas de viaje, una proeza que la aerolínea australiana Qantas quiere convertir en un éxito comercial.
El vuelo experimental QF7879 estuvo en el aire exactamente 19 horas y 16 minutos.
Es el primero de una serie de tres vuelos con los que la compañía australiana Qantas se propone evaluar este año la viabilidad de los vuelos ultralargos para la creación de líneas comerciales regulares. También volará de Londres a Sídney.
El director general de Qantas, Alan Joyce, lo calificó de "momento realmente histórico" para la aerolínea y para el mundo de la aviación.
"Es el primero de tres vuelos experimentales con los que veremos qué recomendaciones se pueden hacer sobre cómo manejar el cansancio de los pilotos, así como el desfase horario de los pasajeros", declaró a los periodistas a su llegada a Sídney.
"Después de 19 horas en este vuelo creo que lo hemos hecho bien. Tengo la impresión de haber estado en un vuelo bastante más corto que esto", añadió.
El Boeing 787-9 despegó el viernes por la noche del aeropuerto JF Kennedy de Nueva York con tan sólo 49 personas a bordo, esencialmente empleados de Qantas. El peso se redujo, lo que permitió embarcar suficiente cantidad de carburante para los 16,000 kilómetros del trayecto.
Según la página especializada flightradar24.com, el avión pesaba 233 toneladas cuando despegó, de las cuales 101 eran del peso del queroseno.
Cuatro pilotos se relevaron por turnos a los mandos de la aeronave.
A bordo del vuelo de Qantas viajaron investigadores de dos universidades australianas para observar cómo duermen y se alimentan los pasajeros y controlar su nivel de melatonina, "la hormona del sueño".
Una vez a bordo, los pasajeros ajustaron los relojes a la hora de Sídney y se mantuvieron despiertos hasta que se hizo de noche en el este de Australia. Se les ayudó con la iluminación, el ejercicio, cafeína y una comida picante.
Al cabo de seis horas, les sirvieron una comida rica en carbohidratos, se les pidió que evitaran las pantallas y se atenuaron las luces para que pudieran dormir toda la noche.
La profesora Marie Carroll, una investigadora de la universidad de Sídney, declaró a la AFP que espera que el enfoque innovador permita un desfase horario "absolutamente mínimo".
"Espero que disfruten de un día normal hoy y un sueño normal esta noche", añadió la investigadora, que afirma sentirse "increíblemente bien" teniendo en cuenta el tiempo de vuelo.
Los pilotos también llevaron sensores que medían la actividad cerebral y el estado de alerta.
La Asociación de Pilotos Australianos e Internacionales (AIPA, por sus siglas en inglés) ha experesado su preocupación, alegando que los pilotos necesitan suficiente descanso para un rendimiento óptimo y ha pedido un estudio "a largo plazo" sobre los efectos de este tipo de vuelos.
La aerolínea asegura que los vuelos experimentales son sólo un aspecto de la investigación llevada a cabo sobre la viabilidad de estos trayectos ultralargos.
El año pasado Qantas lanzó el primer enlace comercial directo entre Australia y el Reino Unido, con un vuelo entre Perth y Londres, que duró 17 horas y 45 minutos.


Un avión de la aerolínea australiana Qantas iniciará mañana un vuelo experimental de casi 20 horas sin escalas entre Estados Unidos y Australia, para estudiar el impacto de estos largos desplazamientos en la salud de los viajeros.
El vuelo se realizará entre Nueva York y Sidney y es el primero de los tres de prueba previstos con los nuevos Boeing 787-9s, entre esa ciudad australiana y Londres y Nueva York, en los que viajarán un máximo de 50 personas, incluida la tripulación, señala un despacho de la agencia de noticias Efe.
El avión se convertirá en un laboratorio en el que seis pasajeros voluntarios estarán equipados con tecnología portátil y seguirán un plan de sueño, comida y bebida, además de movimientos físicos diseñado para contrarrestar el jet lag, o trastorno de desfase horario.
En la investigación, que es la primera de este tipo en el mundo y que cuenta con la participación de científicos de la Universidad de Sídney y el gubernamental Centro de Investigación Cooperativa para la Vigilancia, la Seguridad y la Productividad, también se analizará la idoneidad de sus servicios a bordo.
El director Ejecutivo de Qantas, Alan Joyce, señaló en un comunicado que "en los vuelos nocturnos, poco después de despegar, se ofrece a los pasajeros una cena y después se apagan las luces, pero quizá no sea la mejor alternativa para reiniciar el reloj corporal del pasajero al huso horario del lugar de destino".
El vuelo experimental, que forma parte del Proyecto Sunrise de la compañía aérea, también analizará el ciclo de sueño y el estado de alerta de los pilotos.
Estos llevarán electroencefalogramas para medir su actividad cerebral, tendrán instaladas cámaras en la cabina que grabarán sus actividades operativas y proporcionarán muestras de orina durante y después del viaje para evaluar los niveles de melatonina y analizar las reacciones de su reloj corporal.
Antes del primer vuelo experimental, un estudio Qantas y de la Universidad de SIdney reveló que un 54% de los pasajeros usan tapones de oídos para intentar dormir en los vuelos de larga distancia, un 38% bebe alcohol y otro 10% ingiere somníferos.
Asimismo, un 39% se alimenta con comida saludable después de aterrizar, pero solo un 47% intenta exponerse a la luz solar al llegar a su destino, que es un método para combatir el desfase horario.
Qantas persigue operar vuelos comerciales directos a Nueva York y Londres desde las ciudades australianas SIdney, Melbourne y Brisbane, a partir de 2022.
El vuelo más largo sin escalas lo ofrece Singapore Airlines, que también desde el año pasado enlaza el aeropuerto de esa ciudad-estado con el de Newark, en Nueva Jersey, Estados Unidos, en 18 horas 30 minutos.

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