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La celebración por el título en la Serie Mundial le cambia el rostro a Washington


Un aficionado de los Nationals escala un poste a las afueras de Nationals Park a primeras horas después de que el equipo derrotara a los Astros de Houston en el séptimo juego de la Serie Mundial.
En Washington se escaparon muchas emociones y muchos barriles de cerveza, pese a que es una ciudad percibida como "demasiado seria". No era para menos, celebraban su primer título de Serie Mundial en el béisbol de Grandes Ligas, desde el 1924.
Lograron cuatro victorias como visintantes para coronarse ante los Astros de Houston y sus ganadores de más de 20 juegos, Gerrit Cole y Justin Verlander y el cumplidor Zack Greinke.
Sería demasiado decir que la inesperada carrera de los Nationales hacia el título borró las divisiones en una ciudad fracturada.
Después de todo, menos de 12 horas después de que concluyera el séptimo juego, la Cámara de Representantes aprobó un paquete para establecer las reglas de la investigación de juicio político al presidente Donald Trump en una votación que fue conforme a la proporción partidista.
Pero durante más o menos una semana, Washington se unió bajo la bandera roja de los Nationals.
Con el decisivo encuentro realizándose en Houston, miles de aficionados se sentaron bajo la fría lluvia el miércoles en Nationals Park para disfrutar juntos del partido en la pantalla gigante. Otros salieron de su casa después de la medianoche para celebrar con sus vecinos.
Minutos después de que concluyó el encuentro, los aficionados desfilaron por la calle U, un corredor que ahora atraviesa una creciente ola de urbanización que está transformando a la ciudad. Por un momento, las divisiones raciales y económicas en la ciudad quedaron de lado.
Hombres blancos y negros intercambiaron efusivos saludos en las aceras. Las mujeres celebraban a su equipo. Los recolectores de basura sonaron las bocinas de sus camiones en festejo, mientras los agentes de policía ponían “We Are the Champions” de Queen en sus patrullas.
Entre los residentes de muchos años, la victoria parecía un tanto surreal. Después de todo, se trata de una ciudad que tuvo dos versiones distintas de los Senadores de Washington que emigraron y pasaron más de 30 años sin un equipo de béisbol.
“Como aficionado al béisbol de Washington desde 1948 apoyé a tantos equipos malos que parece alucinante celebrar un título de Serie Mundial”, dijo Donald Graham, exeditor del The Washington Post, en un email a The Associated Press. “A diferencia de los Cachorros o los Medias Rojas, Washington nunca estuvo cerca. Nuestros equipos de la infancia siempre fueron perdedores”.




Casi desahuciados en mayo. Campeones en octubre.
Dirigidos por Dave Martínez, los Nacionales de Howie Kendrick, Anthony Rendón y compañía completaron una larga travesía a contracorriente. Y consiguieron el título de la Serie Mundial por primera vez en su historia con una nueva remontada, esta vez en el séptimo juego.
Kendrick y Rendón dispararon sendos jonrones en el séptimo inning y Washington revirtió un déficit de dos carreras para vencer el miércoles 6-2 a los Astros de Houston, con lo cual se coronó en el Clásico de Otoño.
“Es un grupo de chicos resistentes e implacables”, afirmó Martínez. “Ha peleado todo el año”.
Con todos los ojos puestos en Max Scherzer y su notable recuperación tras recibir inyecciones de analgésicos, los Nacionales aprovecharon su oportunidad en una Serie Mundial donde el equipo visitante ganó cada uno de los siete duelos, algo inédito en la historia de las Grandes Ligas y de los principales deportes profesionales de Estados Unidos.
Y en otro hecho sin precedente, el dominicano Juan Soto y los empeñosos Nacionales remontaron para ganar cinco juegos de vida o muerte en esta postemporada.
“¡Qué historia!”, exclamó Ryan Zimmermann, el primer reclutado por los Nacionales durante un draft, en 2005. “Espero que D.C. esté listo para que lleguemos a casa”.
Stephen Strasburg, Patrick Corbin y los Nacionales llevaron a la capital estadounidense su primer cetro de la Serie Mundial desde que Walter Johnson consiguió la corona con los Senadores en 1924.
Esta franquicia se fundó como los Expos de Montréal en 1969, cuando las Grandes Ligas se expandieron al norte de la frontera. El equipo con gorras tricolores jugaba entonces en el Jarry Park.
En 2005, se mudó a la capital estadounidense, que había carecido de equipo en las mayores durante más de tres décadas, luego que los Senadores desaparecieron por segunda vez para transformarse en los Rangers de Texas.
Y el increíble recorrido que siguieron estos Nacionales era algo que nadie pudo imaginar.
Habían perdido como agente libre a su estrella Bryce Harper, y enfrentaban serias dudas con el bullpen. Comenzaron la campaña con una foja de 19-31.
Ahora, Martínez es el segundo piloto boricua en ganar el Clásico de Otoño en forma consecutiva. Alex Cora se había coronado el año anterior con los Medias Rojas de Boston.
Los Nacionales acuñaron un lema que comenzó a aparecer en sus camisetas: “Sigue en la pelea”.
Y durante meses, no se cansaron de seguirlo al pie de la letra. Se colaron en el Juego de Comodines y pelearon hasta obtener el cetro.
Para los 43.326 espectadores en el Minute Maid Park de Houston, la noche trajo conmoción y decepciones. Estuvieron muy cerca de ver la segunda coronación de los Astros en tres años.
Pero la ventaja se evaporó repentinamente.
Por los Nacionales, los dominicanos Soto de 4-2 con una anotada y una producida, Víctor Robles de 4-1 con una anotada. El venezolano Asdrúbal Cabrera de 3-1.
Por los Astros, los venezolanos José Altuve de 5-1, Robinson Chirinos de 4-0. Los cubanos Yuli Gurriel de 4-2 con dos anotadas y una empujada, Yordan Álvarez de 3-1. El puertorriqueño Carlos Correa de 4-2 con una remolcada.
Las 13 carreras impulsadas de Juan Soto es la cifra más alta en la postemporada por un jugador antes de cumplir 22 años, pasando a Miguel Cabrera.
Soto es séptimo jugador menor de 22 años con tres juegos de múltiples hits en una sola Serie Mundial (1ro desde Édgar Rentería en 1997).
Este fue el primer título de los Nacionales en 50 años de historia de la franquicia, además de convertirse en el sexto equipo que llega a los playoffs como comodín y se lleva la corona junto a los Marlins (1997 y 2003), Angelinos (2002), Medias Rojas (2004), Cardenales (2011) y Gigantes (2014).
Por su parte, los Astros perdieron la oportunidad de llevarse su segunda título en los últimos tres años, luego de coronarse en 2017.

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