Durante su mandato se creó el legendario Ford Mustang, pero se enfrentó con Henry Ford II, quien lo despidió en 1978, después de 32 años en la compañía. Inmediatamente después pasó a ser el presidente de la Chrysler y salvó a la empresa de la bancarrota.
Su muerte fue causada por complicaciones de la enfermedad de Parkinson, dijo el Washington Post, citando a su hija Lia Iacocca Assad.
Lee Iacocca, el ejecutivo de la industria automotriz que salvó a Chrysler de la quiebra y creó el Ford Mustang, murió este martes a la edad de 94 años, informó el grupo Fiat Chrysler en un comunicado.
"La compañía está triste por la noticia del fallecimiento de Lee Iacocca. Jugó un papel histórico en el manejo de Chrysler durante la crisis, convirtiéndola en una verdadera fuerza competitiva", expresó el grupo corporativo.
"Fue uno de los grandes líderes de nuestra empresa y de la industria automotriz en general. También desempeñó un papel profundo e incansable en el escenario nacional como estadista de negocios y filántropo", resumió la compañía.
Iacocca murió este martes en su casa en Bel-Air, California, por complicaciones de la enfermedad de Parkinson, le dijo su hija Lia Iacocca Assad a The Washington Post.
Hijo de inmigrantes italianos, su carrera se inició en 1946, en la Ford Motor Co., en Detroit, y se extendió durante casi cinco décadas que lo convirtieron en un ícono de la historia del autómovil en Estados Unidos.
Con solo 36 años llegó a la vicepresidencia de Ford y en 1964 saltó a la fama como el artífice de la creación del deportivo Ford Mustang, que colocó a la compañía en otro nivel, y desde entonces se convirtió en un símbolo de la industria automovilística estadounidense, con sede en Detroit.
Tras este gran éxito, Iacocca pasó a ser el presidente de la Ford, hasta que fue despedido de forma repentina y muy sonada en 1978 por Henry Ford II, nieto del fundador de la compañía, en lo que se presume fue un choque de egos.
Pero no duró mucho tiempo disponible en el mercado laboral, ya que enseguida de ser despedido Chrysler lo convirtió en su presidente. Eran momentos duros para la compañía, que se había quedado un tanto rezagada ante la competencia y una vez más, la labor de Iacocca fue decisiva y se convirtió en el 'salvador' de la empresa.
Para lograrlo tomó duras y arriesgadas medidas, como el cierre de fábricas o despidos masivos y como parte de la reducción de costes empezó por su propio salario, que fijó en 1 dólar al año. Un paso fundamental para sacar a la empresa del abismo fue reunir el apoyo en el Congreso de los Estados Unidos para concederle garantías de préstamos federales, lo que le permitió recibir 1,200 millones de dólares.
De esta forma, en los años ochenta lideró la creación de la primera minivan dirigida a la familia y que se mantuvo como líder en ventas durante 25 años.
Lee Iacocca muestra el nuevo modelo de 'auto K' de la Chrysler, un Plymouth Reliant, en 1980.
Tales logros, hechos realidad a partir de su ingenio y de su visión empresarial y de mercado, lo convirtieron en una celebridad en el país, encabezando titulares y portadas de las más importantes revistas, como Time, Newsweek o Fortune. Su autobiografía estuvo entre la lista de libros más vendidos a mediados de los años ochenta.
Iacocca era conocido por ser un jefe duro y muy exigente, que a veces terminaba enfrentado con sus socios o empleados. Amigo de Frank Sinatra, era un importante portavoz de la comunidad de origen italiano en Estados Unidos.
En 1982 el presidente Ronald Reagan lo puso al frente de una campaña de recaudación de fondos para restaurar la Estatua de la Libertad y Ellis Island y se recaudó más del doble de lo esperado. Poco después, en una Encuesta Gallup sobre los hombres más respetados del mundo, se ubicó tercero, solo por detrás del propio Reagan y del Papa Juan Pablo II.
Tras una caída de la Chrysler y su posterior recuperación, Lee Iacocca se retiró y se mudó a California, en donde vivió hasta su muerte.
Su libro "¿A dónde han ido los líderes?" ("Where Have All the Leaders Gone?"), del año 2007 y que comprehende una fuerte crítica al liderazgo estadounidense, incluida la figura del entonces presidente George W. Bush, fue un 'best seller' de The New York Times. En su libro, Lee Iacocca también criticaba duramente la venta de Chrysler al emporio Daimler-Benz.
En 1988, el partido demócrata no tenía una figura fuerte para enfrentar al republicano George Bush y ante su popularidad y prestigio, Iacocca estuvo a punto de convertirse en el candidato de ese partido, pero finalmente no lo hizo, una decisión que según dijo en muchas entrevistas, se alegraba de haber sabido tomar.
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