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Los mitos más frecuentes sobre las vacunas

Panamá
El auge de los viajes, el incremento de las migraciones, los efectos del cambio climático, el aumento de las expectativas de vida y la disminución del sistema inmunológico con el paso de los años, se convierten en factores que aumentan el riesgo de las poblaciones de adquirir enfermedades y obligan a los países a aumentar la protección mediante la inmunización.
 Por eso, uno de los retos de los países consiste en fortalecer los esquemas de vacunación y lograr que las personas creen conciencia sobre la importancia de vacunarse, porque, a pesar de que sus beneficios son incuestionables, “aún persisten mitos en la población que pueden incidir en sus niveles de cobertura”.
Así lo aseguró la doctora María Luisa Ávila, exministra de Salud de Costa Rica, al participar como conferencista en un seminario Sobre Vacunas organizado por la farmacéutica Pfizer, dirigido a periodistas especializados en coberturas de salud para medios de comunicación de diferentes países de Latinoamérica.
La especialista citó los 10 mitos más frecuentes, de los que se ha demostrado, con evidencia científica, que son falsos. El primero de ellos es que  las vacunas generan autismo; el segundo que las enfermedades contra las que se vacunan son muy raras y casi no aparecen; tercero, que las vacunas protegen contra enfermedades triviales y, cuarto, que las vacunas causan serios efectos adversos. 
También, que las vacunas son tantas que saturan el sistema inmune de un niño, que los adultos no necesitan vacunarse, que las vacunas no hacen nada que solo hay que mejorar la higiene y el saneamiento, que la inmunidad natural es mejor que la adquirida por vacuna, que la vacuna contra el virus del papiloma humano estimula el inicio de la vida sexual activa y que la vacuna contra la influenza causa la enfermedad.
La doctora Ávila dijo que eso evidencia la necesidad de que se sigan fortaleciendo los programas de información, educación y orientación, ya que puede haber efectos adversos que coincidan en el tiempo con la vacunación; pero que antes de salir al mercado las vacunas pasan por rigurosos programas de medición de eficiencia, eficacia y seguridad.
Dijo que los beneficios de las vacunas son fundamentales y que su aplicación ha cambiado la vida de las poblaciones.
En el seminario donde se discutió ampliamente sobre la carga de la enfermedad menincocócica causante de neumonía, otitis media, meningitis, sinusitis y bactericemia, y la necesidad de la vacunación en todas las edades de la vida, participaron además los doctores Rodrigo Sini y Daniel Curcio, director de Asuntos Médicos y director de Vacuna en Desarrollo para América Latina de Pfizer, respetivamente; las doctoras Carla Vizzotti, de Argentina e Isabella Ballabai, de Brasil, así como la activista Pilar Collantes, de Voces Ciudadanas, de Perú.
Vacunas por edades
Para los bebés y niños las vacunas están dirigidas a protegerlos contra enfermedades como la difteria, tétanos, tosferina, hepatitis B, influenza, poliomielitis, neumococo, meningococo, rotavirus, varicela, SRP o triple viral (sarampión, paperas y rubeola), influenza por hemofílica tipo B y la hepatitis A.
En adolescentes y adultos las inmunizaciones recomendadas son las que protegen contra el tétanos, influenza, difteria, hepatitis A y B, meningococo, neumococo, tosferina, VPH, varicela, herpes zoster, SRP, poliomielitis e influenza hemofílica tipo b.
En viajeros, se recomienda la vacuna contra el cólera, dengue, influenza, hepatitis A y B, encefalitis japonesa, fiebre amarilla, meningococo, rabia, encefalitis transmitidas por garrapatas, fiebre tifoidea y tuberculosis. En embarazadas, se deben aplicar las vacunas de hepatitis B, influenza, tosferina, tétanos, difteria y poliomielitis.
En adultos sanos contra la hepatitis B, sarampión, rubeola, difteria, tétanos, y en mayores de 50 años, contra el tétanos, la difteria, herpe zoster, el neumococo causante de neumonías graves adquiridas en la comunidad y contra la influenza.


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