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Un centro futurista para la cultura de Nueva York



La ciudad estrena The Shed, un edificio de 18.500 metros cuadrados ubicado en el nuevo barrio de Hudson Yards


Nueva York estrena este viernes un centro dedicado a las artes en la intersección del lujoso complejo inmobiliario Hudson Yards y el parque volante High Line. The Shed acogerá bajo su futurístico armazón telescópico —se trata de un gigantesco acordeón de 40 metros de altura que se abre desde el interior de un rascacielos hacia una plaza pública para duplicar el espacio— a artistas emergentes y pensadores de todas las disciplinas. La gran inauguración incluirá conciertos producidos por Steve McQueen y Quincy Jones y un espectáculo de Björk.
La enorme concha plateada se desplaza cerca de 80 metros utilizando unas enormes ruedas, sobre las que se apoya la una gran estructura en seis puntos. Perfectamente insonorizada y climatizada, la estructura utiliza un mecanismo parecido a las grúas y raíles que se encuentran en los puertos y el ferrocarril. El sistema está inspirado en el pasado industrial de Hudson Yards.

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Así se llama el nuevo barrio neoyorquino en el que se ubica el centro cultural, un complejo inmobilario, fruto de la mayor inversión privada en la historia de Estados Unidos, que combina espacios para oficinas y residencias de lujo en seis elevados edificios, con zonas de ocio y un colegio, de arte, desde la calle 30 a la 34 entre las avenidas 10 y 11 en la isla de Manhattan. The Shed es la pieza que trata de dar armonía al barrio: es museo, pero también galería, teatro, sala de conciertos, discoteca y laboratorio creativo.
Con la pretensión de ser la institución cultural más flexible del mundo, acogerá en sus 18.500 metros cuadrados exhibiciones, lecturas y eventos relacionados con las artes escénicas y visuales, desde hip-hop a la música clásica, de la pintura, la escultura a la literatura, del cine, el teatro a la danza. Se trata, como explica Alex Poots, su director artístico, de alimentar bajo un mismo techo la invención artística y de llevar la experiencia creativa a la mayor audiencia posible. “Ponemos todas las formas de expresión humana en el mismo plano”, dice el británico
El lejano oeste en Manhattan era cuando se concibió el proyecto un patio de trenes contaminado. La idea original era construir un estadio olímpico. Se perdió la carrera pero el plan se transformó en la mayor inversión privada en la historia de Estados Unidos. The Shed nace tras una década de planificación con la ambición de establecer un nuevo modelo para crear y consumir cultura. Hay que remontarse a la inauguración del Lincoln Center para encontrar algo similar.

Llevar la cultura a una gran audiencia

El programa cultural está concebido para desarrollar y presentar trabajos artísticos en todas las disciplinas y combinándolas entre ellas. Desde hip-hop a la música clásica, de la pintura, la escultura a la literatura, del cine, el teatro a la danza. Se trata, como explica Alex Poots, de alimentar bajo un mismo techo la invención artística y de llevar la experiencia creativa a la mayor audiencia posible. 





Uno de los laterales del edificio.
Uno de los laterales del edificio. S. P.

El precio de la entrada varía en función del evento. El 10% estarán disponibles a 10 dólares para las familias con bajos ingresos. The Shed cuenta además con un programa cívico que integra cursos de danza gratuitos para estudiantes. También habrá un espacio a modo de estudio para ensayos. “Somos parte de la ciudad”, dice Poots.
La programación se podrá seguir el viernes en vivo a través del portal del centro en Internet. La jornada inaugural continuará con la artista Trisha Donnelly y el estreno mundial de la composición creada por Steve Reich y Arvo Pärt con Gerhard Ritcher. El repertorio lo completan artistas como Anne Carson, Ben Whishaw, Renée Fleming, Akram Khan o el venezolano Arca. Todo se desarrolla en un espacio que incluye dos plantas de galerías, un teatro versátil con capacidad para 500 asientos y un hall multiuso para acoger eventos de gran escala donde caben 2.000 personas en pie.

Una inversión millonaria

En marzo, The Shed hizo una llamada a nuevos artistas que quisieran integrar el calendario. Recibió casi un millar de respuestas. La estructura, situada justo encima del Mercado Little Spain, está diseñada por Diller Scofio + Renfro en colaboración con Rockwell Group. La arquitecta Elizabeth Diller señala que es como un “puro músculo, sin nada de grasa”. The Shed está concebido, añade, para ser “ágil” y responder “a las necesidades cambiantes de los artistas”.
La inversión en el proyecto fue de 475 millones de dólares (unos 422 millones de euros). Michael Bloomberg es su principal promotor. El magnate donó 75 millones para atraer a otros inversores, en los años de la crisis financiera. Hizo la apuesta antes de que se empezara a trabajar en el traslado del museo Whitney al sur del High Line. El presidente de The Shed es Daniel Doctoroff, que sirvió de segundo de Michael Bloomberg como alcalde. 
La institución tiene también como gran mecenas a Kenneth Griffin, que en reconocimiento a los 25 millones que aportó al proyecto tendrá dedicado el teatro. “The Shed creará nuevas oportunidades tanto para los artistas como para la audiencia para estar juntos en una experiencia única”, señala en el gestor de fondos, que hace tres años revolucionó el mundo del arte al pagar 500 millones por un Dekooning y un Pollock. 

UNA CASA PARA TODOS











“Es una casa para todos”. Así lo ve Daniel Doctoroff, que ha dedicado una tercera parte de su vida a este proyecto. Tenía 37 años cuando desarrolló la primera idea de lo que se acabó convirtiendo en Hudson Yards. Recuerda como al principio de esta aventura lideraba la batalla de Nueva York frente a Madrid para acoger los Juegos Olímpicos. “Mucho de los que está pasando en la ciudad nació de ahí”, señala.
“Las cosas nuevas”, explica, “nunca son fáciles”. Nueva York, como dice, lo tiene todo. Pero comenta que tuvo que acudir a artistas y líderes de instituciones culturales por todo el mundo para entender lo que no existía. “Lo que vimos fue que, en la era de Internet, donde los artistas de diferentes géneros tienen nuevas vías de cooperar en la distancia, había dificultad para acomodar los nuevos trabajos que se producen”.
Por eso, explica en una conversación con EL PAÍS, que había que idear una idea cultural que fuera flexible y versátil, que cruzara todas las disciplinas. “Tuvimos muchas conversaciones para dar forma a esta idea y crear una plataforma que libere a los artistas que tienen ambiciones sin límites”. “Y aquí estamos”, concluye, “para discutir sobre la cultura y la humanidad del futuro combinando múltiples disciplinas”.

 


Hudson Yard
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl Hudson Yard es la primera etapa de un proyecto que prevé extenderse sobre 11 hectáreas.
A orillas del río Hudson, en lo que fue un área inaccesible al público que servía como patio para trenes, se inauguró este viernes la promoción inmobiliaria privada más grande en la historia de Estados Unidos: Hudson Yards.
El proyecto de "uso mixto", que por su magnitud semeja más a una miniciudad en el oeste de Manhattan, incluye espacios para el arte, un complejo de restaurantes dedicados a España, un centro comercial de siete pisos en el que se pueden encontrar marcas de diseñadores y tiendas exclusivas. Todo esto entre seis rascacielos con oficinas y residencias de lujo.
Pero esto es solo el principio, ya que Hudson Yards es la primera fase de un complejo cuyo costo de desarrollo se estima en US$25.000 millones y una vez terminado incluirá 15 edificios sobre una extensión de 28 acres.
La segunda fase, a la que se le llama Western Yard, incluirá una escuela y más espacios para tiendas, restaurantes de lujo, oficinas y residencias, de acuerdo con información del sitio oficial de Hudson Yards.
De momento, el espacio que ya ocupa el proyecto inmobiliario es mayor que el Rockefeller Center (de la década de los 30) y será dos veces mayor que el World Trade Center, desarrollo con el que han comparado a Hudson Yards por considerarse la última construcción a gran escala que se hizo en Nueva York.
El Vessel.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl Vessel es una estructura de arte de 45 metros de altura.

Entre los elementos que más han llamado la atención del nuevo vecindario, está el Vessel, una instalación de arte que se asemeja a un panal gigante y a la que algunos se refieren como "una escalera a ningún lado" o como un "cesto", cuyo único propósito parece consistir en ser un espacio para fotos. El nombre es temporal.
De hecho, desde su inauguración ya se pueden ver en Instagram las fotos de miles de usuarios en la intrincada estructura que recuerda a una imagen en 3D de M.C. Escher.
Otro elemento que destaca es el centro cultural llamado Shed, el único edificio que construyó la alcaldía de la ciudad de Nueva York y que se usará para instalaciones de arte, conciertos, convenciones y eventos culturales.

De estadio a vecindario de lujo

Antes de convertirse en el nuevo vecindario exclusivo, el espacio que ahora ocupaHudson Yards se iba a usar para la construcción de un estadio. Esto fue ante la expectativa de que la ciudad fuera anfitriona de los Juegos Olímpicos de 2012.
Pero ante el fracaso de la candidatura —ya que Londres ganó como sede— la pregunta quedó en el aire ¿qué hacer con el último gran espacio sin desarrollarse en Manhattan?
La solución surgió cuandoRelated Companies y Oxford Properties Group —las compañías constructoras de Hudson Yards— recibieron de la ciudad y el estado exenciones tributarias para el desarrollo del ambicioso proyecto.





Hudson YardDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl costo total del Hudson Yard se estima que es de US$25.000 millones.

Otro factor fundamental para su realización fue la inversión de miles de millones por parte del gobierno para la extensión de la línea siete del metro y la mejora en la infraestructura de los parques que le rodean.
De acuerdo con información del departamento de economía de The New School for Social Research, la ciudad terminó invirtiendo US$5,6 millones de dinero público —esto incluye la extensión del metro y exenciones de impuestos—.
Estas inversiones se hicieron bajo la premisa de que la construcción de Hudson Yards beneficiaría a los ciudadanos al generar miles puestos de trabajos.
Sin embargo, los detractores del proyecto señalan que el desarrollo inmobiliario solo beneficia a un grupo minoritario y que hubiera tenido más sentido construir viviendas asequibles.

El imponente barrio de rascacielos es "una ciudad dentro de una ciudad" en Nueva York. Convirtió una zona abandonada del oeste de Manhattan en un centro con miles de viviendas y cientos de tiendas y restaurantes "Es como una ciudad dentro de una ciudad.


Se puede comer, trabajar, dormir y divertirse.

No hace falta salir de aquí", cuenta Sean Marshall, un representante de Related Companies, gran firma inmobiliaria estadounidense y una de las responsables de este monumental proyecto que ha venido desarrollándose los últimos seis años.

Calificado como el mayor proyecto inmobiliario privado de la historia de EE.UU., el imponente complejo urbanístico Hudson Yards convirtió una zona abandonada del oeste de Manhattan en un nuevo centro neurálgico de la ciudad, con cientos de tiendas y restaurantes, y miles de viviendas.

Ubicada entre las calles 30 y 34 y las avenidas 10 y 11, supone un giro de 180 grados para esta zona gris de Manhattan, hasta hace poco dominada por una gran explanada de aspecto industrial que servía de "área de aparcamiento" de trenes. Hudson Yards costó unos 25.000 millones de dólares.

Las más de 4,8 hectáreas del nuevo barrio neoyorquino incluyen un centro comercial de siete plantas que suman unos 6.700 metros cuadrados de establecimientos, entre los que se destaca un nuevo centro culinario español, Mercado Little Spain, de los reconocidos chefs José Andrés y los hermanos Adrià.

Solo ese negocio reúne en más de 3.200 metros cuadrados tres restaurantes, 15 quioscos, dos bares y dos tiendas que darán a conocer a Nueva York y sus decenas de millones de turistas las delicias de la cocina española.


Otros maestros de los fogones, como Thomas Keller, David Chang o Michael Lomonaco también han querido estar en Hudson Yards, además de grandes marcas como Coach, Kate Spade, Fendi, Patek Philippe, Rolex, Cartier, Christian Dior, Tiffany y un largo etcétera.

Sobre el centro comercial se elevan seis relucientes y espigados rascacielos, donde se concentrarán residencias de lujo y espacios para oficinas, por los que se han decidido compañías como BlackRock, Warner Media o L'Oreal EEUU, que han instalado ahí sus sedes.

Para darle un toque singular al titánico proyecto, aparecen entre los esbeltos edificios originales estructuras como el vanguardista centro de arte "The Shed", que cuenta con un enorme tejado móvil, y la escultura "The Vessel" (La Nave), uno de los que más atención se ha llevado y que se espera se convierta en otra de las atracciones de la ciudad.

De más de 45 metros de alto, se trata de una compleja escalera en espiral de materiales brillantes compuesta por más de 2.500 peldaños que conduce a sus visitantes a ninguna parte, idea del diseñador británico Thomas Heatherwick. Ha costado unos 200 millones de dólares.

Los inicios del titánico proyecto surgieron hace cerca de dos décadas, en 2001, cuando las autoridades se comenzaron a plantear la idea de darle un aspecto completamente renovado a la descuidada zona como parte de la candidatura de los Juegos Olímpicos de 2012.

La zona fue recalificada en 2005 para poder llevar a cabo la construcción de infraestructuras, y aunque el sueño olímpico se quedó por el camino, Related Companies y Oxford Properties Group plantearon la revitalización de la zona con este enorme estructura inmobiliaria.


Se espera que Hudson Yards, que se inaugura oficialmente esta semana pero que en parte sigue en construcción, genere unos 19.000 millones de dólares en impuestos para la ciudad de Nueva York, además de 55.000 nuevos puestos de trabajo, más del doble de los 25.000 de los que hablaba Amazon cuando anunció su llegada a la Gran Manzana, que finalmente abortó.

Son esos números los que han dado popularidad al proyecto, aunque en total, entre ayudas del gobierno y exenciones fiscales, se ha llevado unos 6.000 millones de dólares, según un estudio reciente de la universidad New School.

La cifra se sitúa muy por encima de los 3.000 millones de dólares que Nueva York había ofrecido en incentivos a Amazon, y que levantaron tal polvareda que llevó al gigante de ventas online a dar marcha atrás, pero el apoyo económico a Hudson Yards ha pasado prácticamente inadvertido.

Si bien se inaugura esta semana, aún quedan algunos detalles arquitectónicos por concluir

Por los alrededores del complejo, abarrotado estos días de obreros que pulen paneles metálicos de la fachada y limpian ventanas, los vecinos parecen más que satisfechos con Hudson Yards, que dicen revitalizará una de las pocas zonas olvidadas de la saturada Manhattan.

Hudson Yards, desde lejos

"Hemos estado aquí los últimos cuatro años y hemos visto cómo se ha ido construyendo.

Es fantástico, hay mucha más vida, y no he oído a nadie que hable mal de este avance", comenta Lisa Catalano, dueña de una camión de comida ambulante, que considera que el nuevo centro comercial y sus restaurantes no son competencia directa.

Quizás, Hudson Yards pueda ser una competencia para otros distritos centrales de Manhattan, donde hasta ahora se ha centrado buena parte de la actividad comercial de la Gran Manzana.

Una foto durante la construcción de los edificios


 "Yo siento pena por Midtown", dice en tono jocoso Marshall, el representante de Related Companies, en referencia a la reducción de visitantes que podría registrar la zona central de Manhattan, que cuenta con atractivos como Times Square o Broadway.

Las obras demandaron seis años

Las obras demandaron seis años (Grosby) Queda por ver en los próximos años si este nuevo y moderno barrio será realmente capaz de enamorar a los turistas y neoyorquinos, y desbancar a otras míticas zonas de la Gran Manzana como la financiera Wall Street, el Central Park o la lujosa Quinta Avenida.
“Una ciudad dentro de la ciudad”. Así han catalogado los encargados de la construcción, al inmenso complejo urbanístico de Hudson Yards, en el lado oeste de Manhattan, y que será inaugurado al público el próximo viernes.
Pero además de los imponente rascacielos, que cuentan con miles de oficinas y apartamentos, de las decenas de restaurantes, tiendas y espacios públicos, lo que más ha causando sensación en la zona es la construcción de una estructura de 16 pisos de altura llamada ‘The Vessel’ (la vasija), la cual parece un panal y puede ser escalada hasta la cúspide por el público.
La estructura de acero, cuyo costo final se calcula en $200 millones de dólares, cuenta con 2,500 escalones individuales, 80 terrazas de conexión de los 154 tramos de escaleras interconectadas, todo lo que suma un camino vertical de una milla.
En un video explicando el concepto, Thomas Heatherwick, el diseñador británico de la estructura, indicó que su esperanza era “crear una experiencia diferente y única para el público, que sea gratis para todos y que convierta en un hito en nuestras vidas”. Un dato curioso es que la inmensa plataforma en la que fue erigida se creó en Italia y fue trasladas en barco hasta la ciudad de Nueva York.
La estructura está en el centro del complejo del Hudson Yark, que desde ya se estima será el nuevo destino de compras de la Gran Manzana con más de 100 tiendas. Y además de los amplios espacios públicos, las oficinas y los más de 4,000 apartamentos residenciales en los rascacielos, también habrá una escuela pública, y un espacio para las artes.

‘The Vessel’ estará abierto de 10 a.m. hasta las 9 p.m. y se pueden conseguir los tickets gratis en: hudsonyardsnewyork.com






‘The Vessel’ (la vasija), parece un panal y puede ser escalada hasta la cúspide por el público.



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