Al menos 66 personas murieron y otras 76 resultaron heridas este viernes durante una explosión en una toma clandestina de combustible en un ducto de la petrolera estatal mexicana Pemex, ubicado en el estado de Hidalgo.
De acuerdo con los primeros reportes, la explosión tomó por sorpresa a las personas que se acercaron a recoger el combustible que brotaba del ducto saboteado (práctica conocida popularmente como huachicoleo).
Los vecinos acudieron a la zona tras reportarse una fuga del hidrocarburo en las inmediaciones de la localidad de San Primitivo, en el municipio de Tlahuelipan.
Es la mayor tragedia por robo de combustible en la historia del país.
Hasta la fecha, el mayor número de víctimas en un incidente de este tipo se había dado en San Martín Texmelucan, Puebla, donde hubo 29 muertos en diciembre de 2010.
Las autoridades locales informaron que la fuga del combustible se reportó poco después de las 17.00 (23.00 GMT) y cientos de personas llegaron hasta el lugar para recolectar el hidrocarburo que brotaba desde las tuberías.
El alcalde del municipio, Juan Pedro Cruz, indicó a medios locales que tras reportarse la fuga se envió a la zona al Ejército mexicano, que acordó el lugar pero no pudieron controlar a el flujo de personas que llegaban para seguir tomando el combustible.
Dos horas más tardes tuvo lugar la explosión que, según Pemex, "se derivó de la manipulación" de la toma clandestina.
Medios mexicanos indicaron que los hospitales locales estaban al máximo de sus capacidad pocas horas después de la explosión.
El presidente Andrés Manuel López Obrador lamentó en un tuit "la grave situación" e informó que dio instrucciones para que se controle el fuego y se atienda a las víctimas.
Pemex, por su parte, anunció que envió "personal especializado" para controlar el incendio y apoyar "a la población que resultó afectada por este suceso".
El incidente se produce en medio de la arremetida de AMLO contra el robo de combustibles de Pemex, que este mismo viernes tuvo otro capítulo cuando estalló otro ducto de Pemex en el municipio de San Juan del Río en el también céntrico estado de Querétaro.
Al menos 66 personas murieron y otras 76 resultaron heridas este viernes durante una explosión en una toma clandestina de combustible en un ducto de la petrolera estatal mexicana Pemex.
La explosión se produjo en el ducto Tuxpan-Tula a la altura del municipio de Tlahuelipan, ubicado a 100 km al norte de Ciudad de México.
Según Pemex, se trataba de una toma clandestina instalada para robar el combustible del ducto, práctica que en México se conoce como "huachicoleo".
En declaraciones a medios locales, el alcalde del municipio, Juan Pedro Cruz, indicó que tras reportarse la fuga llegaron al lugar elementos del Ejército mexicano, quienes acordonaron la zona pero no pudieron controlar a unas 200 personas que rompieron el cerco y tomaron el combustible.
Alegó que los soldados pidieron a los pobladores abandonar el área, pero no obedecieron las órdenes y más tarde ocurrió la tragedia.
Imágenes de televisión y videos publicados en redes sociales mostraban altas llamas mientras personal militar trataba de acordonar la zona.
¿Qué ocurrió?
Según las autoridades, la fuga del combustible se reportó poco después de las 17:00 (23:00 GMT) y la explosión unas dos horas más tarde.
Medios mexicanos reportaron que al producirse la explosión, el combustible creó una especie de barrera de fuego en la zona donde se encontraba la mayor cantidad de personas en una especie de zanja.
El presidente, Andrés Manuel López Obrador, lamentó lo ocurrido en su cuenta de la red social Twitter.
"Di instrucciones para que se controle el fuego y se atienda a las víctimas", afirmó el tuit del mandatario.
Mientras, el secretario de Seguridad y Protección, Alfonso Durazo, anunció que se instaló un comité nacional de emergencias "para atender oportunamente a la población afectada".
Pemex, por su parte, anunció que envió "personal especializado" para controlar el incendio y apoyar "a la población que resultó afectada por este suceso".
¿Es inusual esta explosión?
El incidente se produce en medio de la arremetida de AMLO contra el robo de combustibles de Pemex, que este mismo viernes tuvo otro capítulo cuando estalló otro ducto de Pemex en el municipio de San Juan del Río en el también céntrico estado de Querétaro.
Las autoridades calculan que el huachicoleo le costó al Estado US$3.000 millones el año pasado.
La decisión de AMLO de cerrar los ductos para evitar el robo provocó escasez de suministro y colas en numerosas gasolineras del país.
Desde hace dos semanas, una decena de estados del país padecen escasez de gasolinas por un cambio en el modelo de suministro de Pemex, que en muchos casos ahora utiliza camiones cisternas en lugar de ductos como alternativa para evitar el robo de hidrocarburos.
En diciembre de 2010 tuvo lugar una explosión similar en San Martín Texmelucan, en el estado de Puebla, en la que 29 personas murieron. Es considerado el peor incidente de su tipo en México.
0 Comentarios