SANTO DOMINGO. Llantos desgarradores y entrecortados, velones encendidos y la interpretación de canciones tristes al lado del hotel desde donde cayó y murió Andreea Celea, recordaron a la joven la noche de este sábado. En el lugar, sus familiares y amigos clamaron justicia por su muerte, la cual es atribuida por las autoridades a un feminicidio.
El parqueo del negocio que está al lado del hotel W&P, ubicado en la avenida Sarasota, del exclusivo sector Bella Vista, en el Distrito Nacional, fue el escenario donde parientes y amigos de la joven de 21 años la recordaron a nueve días de su fallecimiento, y exigieron de una manera pacífica justicia. El Ministerio Público sostiene que la muerte de Andreea le fue ocasionada por su expareja Gabriel Villanueva, quien recibió un año de prisión preventiva.
Globos blancos y flores
Decenas de personas acudieron a la vigilia, en la cual el dolor fue el protagonista. Vestidos de luto, algunos de los presentes lloraban de manera silente, colocaban flores y velones en la especie de altar que se colocó en el lugar. Cinco globos blancos que el viento movía ligeramente y flores de diferentes tipos acompañaban las fotografías de la joven. Una de las imágenes decía “justicia para Andreea”, otras la mostraban alegre y sonriente.
Su madre Anka Voicela y hermana Cezara Voicela estaban presentes. Su progenitora, al igual que muchos de los presentes, declinó hablar. Dijo con voz entrecortada que no podía. Sus palabras fueron sustituidas por un llanto callado que se recrudecía cuando recibía algún abrazo de consuelo. Luego se retiró discretamente del lugar.
Mientras los minutos transcurrían, un joven llegó con una guitarra y comenzó a interpretar canciones en español e inglés, una de las cuales fue “Mediterráneo” de Joan Manuel Serrat. En ese momento, varias personas, entre ellas hombres, comenzaron a llorar y a abrazarse mientras otros miraban las fotografías de Andreea y se inclinaban al altar y musitaban unas palabras de forma reverenciosa.
La vigilia fue convocada para las 7:30 de la noche y alrededor de las 9:00 seguían llegando personas a mostrar su apoyo a la familia y a exigir que la muerte de la joven, de origen rumano, sea castigada.
Su madre Anka Voicela y hermana Cezara Voicela estaban presentes. Su progenitora, al igual que muchos de los presentes, declinó hablar. Dijo con voz entrecortada que no podía. Sus palabras fueron sustituidas por un llanto callado que se recrudecía cuando recibía algún abrazo de consuelo. Luego se retiró discretamente del lugar.
Mientras los minutos transcurrían, un joven llegó con una guitarra y comenzó a interpretar canciones en español e inglés, una de las cuales fue “Mediterráneo” de Joan Manuel Serrat. En ese momento, varias personas, entre ellas hombres, comenzaron a llorar y a abrazarse mientras otros miraban las fotografías de Andreea y se inclinaban al altar y musitaban unas palabras de forma reverenciosa.
La vigilia fue convocada para las 7:30 de la noche y alrededor de las 9:00 seguían llegando personas a mostrar su apoyo a la familia y a exigir que la muerte de la joven, de origen rumano, sea castigada.
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