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El lenguaje Soez en nuestros niños (as) y adolescentes: -¿Nueva cultura idiomática?

-¿Cómo enfrentarlo?
“Niños y jóvenes pasando por las calles vociferando palabras inadecuadas, grupos en las escuelas bromeando de forma obscena, mientras que otro grupo desafía la autoridad y las normas de convivencia con el uso de malas palabras”; este es el cuadro que pinta de manera descriptiva y real la opinión del escritor Alfred Lubrano, quien expresó que las palaras soeces se han convertido en parte del vocabulario normal de muchas personas en las oficinas, los restaurantes, los deportes y más preocupante aún en el seno familiar, lo que se está manifestando en nuestros centros educativos.
Para seguir dilucidando este tema debemos recordar los conceptos de las palabras claves de este artículo y formarnos una idea general de esta situación. Iniciaremos con el concepto del lenguaje que no es más que la capacidad propia del ser humano para expresar sentimientos por medio de la palabra oral o escrita. En tanto que las expresiones idiomáticas son secuencias de palabras cuyo significado no resulta, ser compositivo, es decir, la referencia de la expresión no procede de sus componentes, sino más bien de usos y costumbres propias del lugar geográfico en el cual se expresa; dicho en otras palabras constituyen el vocabulario de un conglomerado específico. Referente al término Soez la Real Academia de la Lengua lo define como “bajo, grosero, indigno y vil”.
Cuando unimos estos conceptos y lo traducimos a la realidad socio-lingüística que tenemos podríamos decir que ha surgido una nueva cultura idiomática, en donde el uso de expresiones orales y escritas que rayan en la vulgaridad son costumbre del día a día. Tanto es así, que muchas personas expresan que si se les diera un peso por cada mala palabra que escucharan serian millonarios.
Como ya se mencionó el entorno escolar no está exento al espíritu que infunde esta cultura idiomática por eso no es de extrañar que entre los docentes y la comunidad educativa estemos preocupados por el aumento de este fenómeno.
Es por esto que haríamos bien en reflexionar en torno a las siguientes interrogantes: -¿Qué factores están influyendo para que el lenguaje Soez en nuestros niños niñas y adolescente este aumentando? -¿Qué papel esta desempeñando la familia? -¿Cuál debe ser el rol del docente frente a esta situación?
Una mirada a nuestro ser sociolingüístico
La socialización es uno de los procesos de aprendizaje más flexibles, pero al mismo tiempo más trascendentales de la vida porque permea y trasciende todas las etapas del ser humano.
Desde niño se aprenden los valores, normas, costumbres, roles, conocimientos y conductas que la sociedad transmite y exige. Siendo la familia, amigos, la escuela, los medios de comunicación y las tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) los principales intermediarios en este proceso.
De ahí, que el diseño Curricular Dominicano para los niveles primario y secundario puntualice la importancia de la caracterización de nuestros niños (as) y adolescentes como bases de la formación del “Ser” para “Saber” lo que se tienen que “Hacer”.
La caracterización de los niños (as) centrado al tema se aborda en este punto desde la perspectiva del desarrollo del Lenguaje y el desarrollo psicosocial. “En esta etapa inician y evolucionan las interacciones constantes y cambiantes de carácter orgánico, psíquico y social. El lenguaje les permite conocer los objetos, describirlos, diferenciarlos y relacionarlos con otros. Por esta razón, se produce una relación eterna entre pensamiento y lenguaje, entre lenguaje y comunicación, entre lenguaje y personalidad, entre “lenguaje y cultura”.
También en este momento inicia la toma de conciencia de las reglas establecidas en el entorno cultural y desarrollan sentimientos de vergüenza, lo que da apertura a la activación de la conciencia moral, su autoestima, su creatividad y espíritu de trabajo colaborativo, lo que los convierte en blanco manejable para cualquier proyección conductual.
En el caso de los adolescentes, es importante considerar que en la “actualidad tienen a socializar cada vez más entre si y cuentan con poca presencia y guía de los adultos”. Esto se produce al tiempo que el marco de la adolescencia, experimentan los cambios hormonales y actitudinales de una pubertad cada vez más temprana, el estrés social y ambiental que caracteriza nuestras sociedades; los conflictos internos con la tendencia de crear principios morales autónomos donde abrazan el relativismo y el consenso de sus compañeros para definir lo que es correcto; debido a lo cual entenderán que la moral tradicional es arbitraria y rechazan los aportes de los adultos en este sentido, tornándose como una etapa crucial, debido al cúmulo acelerado de vivencias que sentaran las bases para el desarrollo cognitivo, actitudinal, de aptitudes y en la preferencia vocacional.
De la teoría a la práctica
De lo anterior planteado tomamos la idea del porqué de ciertas actitudes y manifestaciones verbales; ahora corresponde que abordemos el accionar cotidiano que podríamos ver como algunas razones por las que nuestros niños, niñas y adolescentes se expresan usando lenguaje Soez o en buen dominicano malas palabras (dichos).
Son muchas las razones motivacionales que tienen; entre ellas están:
Lo que mucho se repite se hace moda. Vemos como las conversaciones cada vez están más plagadas de malas palabras lo que dificulta no hablar igual o seguir el ejemplo de hablar así. Como expresión de frustración. Esta parte se da mucho en los adolescentes por las caracterizaciones antes mencionadas, ya que no cuentan con las herramientas emocionales para canalizar lo que les causa el malestar anímico al que se enfrentan.
Para llamar la atención; en este caso con el lenguaje agresivo o con palabras que atentan contra las normas y las buenas costumbres establecidas, explicado desde el punto de vista de la teoría del psicoanálisis “como la expresión de eventos de angustia que se reflejan en los actos de habla donde llaman y obligan a que haya cierto interés en ellos”. La última, pero no menos alarmante es el desafío a la autoridad y el afán de hacerse respetar. Por la cantidad de malas palabras y la intensidad del significado que se quiere transmitir entienden que marcan un territorio, convirtiéndose en un patrón de autoridad negativa o líder ante sus compañeros, poniendo en juego las normas de convivencia y el principio de que “todos” debemos estar dirigidos por alguien moralmente cualificado para que la vida siga su curso normal y no haya un caos total.
Todo esto nos lleva a preguntarnos: -¿Qué papel están desempeñando la familia y los centros educativos frente a esa situación lingüística? Esta interrogante la contestaremos en la 2da parte de este artículo, así como algunas sugerencias para el abordaje de estas manifestaciones verbales que tanto impacto están causando a la sociedad.
La autora es Licenciada en Educación Básica, especialista en la Enseñanza del Francés y estudiante de Gestión de Centros educativos.
El lenguaje Soez en nuestros niños (as) y adolescentes: ¿Nueva cultura idiomática?, -¿Cómo enfrentarla? (2da parte) la primera parte de este articulo enfocamos el panorama dado en nuestra sociedad con el uso de vocabulario poco adecuado para una sana convivencia, así mismo conceptualizamos las palabras claves en torno a olas que gira el artículo, una reflexión a “nuestro ser sociolingüístico” para poder entender este fenómeno comunicacional. Hoy corresponde el abordaje de la Teoría a la práctica para afrontar como sociedad estas manifestaciones verbales que tanto impacto están causando.
Rol de la familia y los centros educativos frente a esta cultura idiomática.
Los aportes que los padres hacen al desarrollo de sus hijos en todas las etapas de su crecimiento en especial en la niñez se centrarán en procurar que logren adquirir lazos afectivos agradables, conocer lo que la sociedad es, y espera de ellos para que puedan adoptar un comportamiento crítico pero bien enfocado a las expectativas y a las normativas de sana convivencia.
Para que los hijos adquieran pautas de conducta que los encamine a conseguir un desarrollo adecuado de su personalidad y una correcta interacción en la sociedad, sería conveniente adoptar un estilo de vida social donde sus hijos puedan participar de reglas bien definidas y coherentes en su trato diario y en las actividades cotidianas que se planifique para ellos. Así mismo, los padres deberán ser y brindar modelos correctos de conducta de acuerdo a la realidad que tienen y sobre todo una filosofía de vida humanística, siendo la familia la primera fuente de unas excelentes relaciones humanas porque se apegan a actos de habla saludable.
Como se puede inferir, nuestros niños (as) y adolescentes no sólo aprenden del seno familiar sino también de otros espacios sociales, como es el caso de los centros educativos, así como también de otros referentes personales como modelos de conducta sociolingüística.
En los centros educativos esos modelos sociolingüísticos los constituyen los docentes que como un apostolado cumplen con su rol de ser segundos padres de los (as) niños (as) y adolescentes que llegan a sus manos. Por esta razón es que se exige del docente, tanto un dominio de su área de conocimiento, como la posesión de habilidades emocionales y afectivas las cuales tendrán que armonizar, ya que tienen la forma ideal de ver, razonar y reaccionar ante la vida social y los cambios que esta pueda deparar a los alumnos.
Es innegable el bombardeo agresivo que sufren los (as) niños (as) y adolescentes en nuestra sociedad, de ahí quiérase o no el docente que quiere cumplir con su rol y dejar huellas positivas deberá adoptar la nueva tendencia del “Educador Emocional” que sigue la línea de la comunicación afectiva, efectiva y asertiva a fin de conseguir un aprendizaje que impacte de forma positiva al “Ser” para “saber Hacer” y “Hacer” que reporte significatividad individual y grupal.
De los actores de esta trama el docente es probablemente el más afectado con la situación del lenguaje Soez, puesto que pasa mucho más tiempo con los (as) niños (as) y adolescentes que sus propios padres, tiempo más que suficiente para ser testigos de sus diferentes crisis conductuales y emocionales incluidas las verbales (uso de lenguaje Soez o malas palabras). Por ende ¿Qué medidas se pueden tomar desde la práctica docente para minimizar el uso del lenguaje Soez en nuestros niños (as) y adolescentes?
Desde luego la única arma con la que cuentan los docentes es el “don de la palabra y usarla para moldear las emociones”
Los intercambios que se dan entre docente-alumno en el proceso de enseñanza-aprendizaje se constituyen como el mejor escenario para contrarrestar este tipo de habla, sobre todo en el primer momento de la clase (lo que en planificación de clases llamamos inicio o introducción); ya que este espacio es apropiado para utilizar placebos emocionales que hagan que los estudiantes se sientan importantes y capaces de aprender todo lo que se proponga debido a los estímulos verbales recibidos.
Dentro de estos estímulos y por su efectividad en la rutina de inicio citaremos algunos:
- Lectura de reflexiones y comentarios.
- La asignación de actividades vivenciales sobre el uso de palabras agradables y su efecto en quien nos escucha.
- Intercambio de opiniones y consejos sobre la situación planteada.
- Implementar la pedagogía de la Interioridad (propuesta por la Prof. Ana Alonso Sánchez, en su libro Pedagogía de la interioridad: aprender a ser desde uno mismo, NARCEA 2011 y motivada a utilizarse por el MINERD en talleres de capacitación) donde se resalta la Educación de la Interioridad como “la posibilidad que todos tenemos de mirar hacia dentro, de ser y de crecer como personas, de ser lo que somos en lo profundo de nosotros mismos”, permitiendo un estado reflexivo que motive a cambios y que a su vez promuevan estados de ánimo para la adquisición de aprendizajes significativos. Como docente en ejercicio esta última me ha resultado muy eficaz para manejar la situación planteada al inicio de este artículo.
Finalmente, sin importar el rol que desempeñemos en la vida de este segmento tan apreciado de nuestra sociedad (niños/as y adolescentes) mostrémosles amor, apoyo, fijación y explicación de normas claras, demos ejemplo y enseñemos el valor práctico de usar un modelo de palabras saludables en nuestras conversaciones que lleven a una comunicación afectiva y sobre todo efectiva–asertiva. Dicho de manera llana y que no suene como un cliché “es fundamental que la familia y la escuela establezcan y mantengan una estrecha relación con el fin de dar coherencia a sus actuaciones basadas en los principios que enarbola la inteligencia emocional desde la perspectiva de la Pedagogía de la Interioridad en el uso del lenguaje agradable como patrimonio cultural de nuestra sociedad.
La autora es Licenciada en Educación Básica, especialista en la Enseñanza del Francés y estudiante de Gestión de Centros educativos.
Via=>elJaya.com

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