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Dos mil homicidios por año en última década

Homicidios, atracos con armas de fuego y objetos punzantes, riñas por parqueos y muertes por discusiones “absurdas” hacen que quien mire el panorama desde afuera piense que República Dominicana se ha transformado en una “selva de cemento”.    
Y uno de los principales problemas en esa “selva de cemento” son los homicidios registrados.  
En el país se registraron alrededor de 2,147 homicidios al año entre 2005 y 2016, según informes de la Procuraduría General de la República (PGR).
Mientras que un total de 26,760 personas fueron asesinadas entre 2005 y los primeros tres meses del 2017. La mayoría de esos casos se vinculan a riñas, hechos violentos e intercambio de disparos, de acuerdo con la PGR.
Pero el conteo no se detiene y los hechos siguen ocurriendo. La Policía Nacional dice que solo en los primeros tres meses de 2018 se registró un total de 328 homicidios, estos pasaron con mayor ocurrencia en la provincia Santo Domingo, con 74; Distrito Nacional, 36;  Santiago, 32; La Altagracia 22; y en La Vega y San Cristóbal, 17.
Estos datos ubican la criminalidad como un gran inconveniente social. El 48.5 % de los dominicanos señaló que el principal problema que enfrenta el país es la criminalidad y los homicidios, de acuerdo con una encuesta realizada por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) el año pasado.
Insight Crimes, una organización estadounidense de investigación especializada, indica que el país quedó en el décimo renglón de casos de homicidios en América Latina y el Caribe, con una tasa de 15 homicidios por cada 100,000 personas.
Puede que el temor a andar en las calles de algunos dominicanos se explique en el involucramiento de policías y militares en actos delictivos.
El más reciente boletín sobre la Seguridad Ciudadana del Observatorio de Políticas Sociales y Desarrollo, publicado en agosto de 2017, señala que 62% de la población tiene ninguna o poca confianza en las instituciones que deben velar por su seguridad: la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas.
Esa percepción está, en muchos casos, fundamentada en los hechos. Según registros periodísticos de LISTÍN DIARIO, en los últimos cinco años han sido separados de las filas de las fuerzas del orden y llevados ante la justicia por lo menos 94 militares y policías por incurrir en distintos actos delictivos vinculados al narcotráfico, los atracos a mano armada, la extorsión, la aceptación de sobornos, el robo y el homicidio. Y a este tipo de separaciones se le suman 14 agentes del orden en lo que va del año 2018.
El más reciente de estos casos es el de los cuatro oficiales de policía, uno de ellos coronel, acusados de apropiarse de más de un millón de pesos que presuntamente habían sido recuperados mediante un allanamiento ocurrido en Los Alcarrizos.
Otro hecho alarmante fue el del raso de la policía, Nieves Ruiz Sierra Gómez, quien el pasado mes de marzo mató al joven estudiante Albert Ramírez Alcántara de un tiro en la cabeza para despojarlo de su teléfono celular, días antes de la ceremonia en la que el universitario se graduaría con altos honores.
Siguiendo esta misma línea, cabe destacar la afirmación que realizó el director de la Policía Nacional, mayor general Ney Aldrin Bautista Almonte, cuando resaltó que durante los 10 meses que llevaba su gestión frente a la Policía cerca de 5,000 agentes de distintos rangos habían sido investigados por faltas graves en el ejercicio de sus funciones, de los cuales 1,400 fueron separados de la institución y 1,600 fueron enviados a responder ante la justicia.
Heridos por armas de fuego
De acuerdo al Observatorio de Seguridad Ciudadana, en 2017, un total de 3,893 personas resultaron heridas por armas de fuego, tres menos que el año anterior.
La cifra arroja que por esta causa 38.5% por cada 100 mil habitantes son heridos por armas de fuego en el país.
En el período enero-marzo de 2018, según informes de la Policía, hubo 790 heridos por armas de fuego en las provincias del país, la mayoría ocurrió en Santo Domingo con 204 incidentes, Santiago con 82 y el Distrito Nacional con 73.
Irrespeto a las autoridades
Las faltas sociales no son únicamente un resultado de la criminalidad, puesto que otro de los grandes malestares que afecta al país es la carencia de respeto que tienen  los ciudadanos hacia las leyes y sus autoridades.
De acuerdo con la sicóloga clínica Brígida Acosta, en la mayoría de los casos, la desobediencia a la autoridad es una actitud engendrada a raíz de la desconfianza que sienten las personas hacia las fuerzas del orden.
“Cuando una persona no respeta a las autoridades, por lo general lo hace porque ha aprendido a tener prejuicios contra estas, ya sea porque ha vivido o ha sido testigo de eventos en los que agentes de la ley han actuado inmoralmente, se han mostrado incompetentes, o incluso han cometido acciones criminales. Esta idea le lleva a creer que la única manera de hacer valer sus derechos y no pasar por injusticias es imponiéndose ante estos de manera hostil”, asegura la experta.
De igual manera, señala que tales ejemplos afectan a la juventud dominicana, pues como dice el dicho “la manzana nunca cae muy lejos del árbol”.
Según la también sicóloga Yesenia Mercedes, la etapa de rebeldía que sufren muchos jóvenes durante la adolescencia, en la que se enfrentan con figuras de autoridad, como son los mismos padres, los maestros y oficiales de la ley, no es más que un reflejo de lo que viven dentro de su núcleo familiar.
“Los padres son el espejo de los niños, si estos observan un comportamiento inadecuado de ellos, seguirán ese mismo patrón  de conducta. Lamentablemente debido a esta carencia de educación, valores y principios dentro del entorno familiar, es difícil para ellos someterse a las leyes y autoridades, lo que puede llegar a prolongarse hasta la adultez y convertirse en una conducta regular”, añade.
Para evitar estos hábitos, Mercedes sugiere que se debe empezar desde el hogar con una sólida educación y valores.
“Si los padres forjan una formación sólida de disciplina con principios morales y éticos, esto encaminará a sus hijos en un mejor rumbo. Lo más favorable sería que les enseñaran a cultivar una actitud de colaboración a las autoridades y de hacerles entender que el respeto y la obediencia contribuyen a su propio bienestar”, concluye.
Robo de vehículos
La delincuencia ha encontrado en la modalidad de los robos de vehículos y de artefactos de estos la forma de seguir en la palestra pública en los últimos meses.
En 2017 se reportaron un total de 5,970 robos de vehículos, según el Informe Estadístico sobre Seguridad Ciudadana, divulgado en febrero de este año por el Observatorio de Seguridad Ciudadana.
La cifra arroja el promedio de 58.7 delitos de esta índole por cada 100,000 habitantes, y 15.4 por 10,000 vehículos de motor inscritos en República Dominicana, siendo 90% de los robos de motocicletas.
En el período enero-marzo 2018, fueron robados un total de 185 vehículos de cuatro ruedas, la mayoría en Santo Domingo, con 63; Distrito Nacional, 64; Santiago 27.
Los tipos de vehículos fueron automóviles 146 (79%); camionetas 18 (10%); Jeeps 16 (8%); Camiones 5 (3%).
En ese mismo período fueron robadas un total de 1,243 motocicletas.
Las sustracciones de los espejos, baterías y radios se han convertido en una actividad cotidiana y hasta se hizo viral por las redes sociales, un video que captó el momento justo en que un hombre intentaba despegar uno de los retrovisores de una yipeta.
La sociedad dominicana luce actualmente alarmada debido a que la criminalidad ha provocado que las personas cambien completamente su manera de vivir y de andar con actitud de supervivencia siempre. Y es que la alta criminalidad ha hecho que República Dominicana deje de percibir un incremento de alrededor 1.8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), según un estudio de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo (Usaid).

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