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La estación espacial Tiangong-1 está a punto de reentrar en la atmósfera y nadie sabe dónde caerán sus restos

En 2016, la agencia espacial china confirmó lo que el resto del mundo ya sospechaba: su primera estación espacial, la Tiangong-1, estaba fuera de control y caería sobre la Tierra en algún momento entre octubre de 2017 y abril de 2018. Ese momento ha llegado y, si bien la mayor parte de la nave se desintegrará en su reentrada a la atmósfera, nadie está seguro de dónde caerán sus restos.
Las estaciones espaciales no flotan indefinidamente en su órbita. Se encuentran en un área de microgravedad, lo que implica que van cayendo lentamente hacia la atmósfera hasta que los astronautas activan algún tipo de propulsor que las impulsa a una órbita más elevada. El laboratorio espacial Tiangong-1 realizó con normalidad este tipo de maniobras desde su lanzamiento en 2011 hasta diciembre de 2015. Sin embargo, en marzo de 2016 los equipos de tierra perdieron el control de la nave y no pudieron reactivar sus motores.




La estación Tiangong-1 vista desde España

En enero de este año, la estación espacial de 8,5 toneladas ya estaba a menos 280 kilómetros de altitud. Su velocidad de descenso se había acelerado y todo indicaba que su desintegración se produciría en breve. La semana pasada, la Agencia Espacial Europea estimó que la reentrada tendría lugar entre el 24 de marzo y el 9 de abril; es decir, en las próximas semanas. Ahora bien: ¿qué va pasar exactamente y sobre qué punto de la Tierra caerán los escombros?
No se sabe. La mayor parte de la estación (que mide 10,4 metros de largo por 3,3 de diámetro) se desintegrará en su impacto contra la atmósfera. Sin embargo, algunos fragmentos de unos 100 kilogramos podrían sobrevivir y caer sobre la superficie terrestre. Por pura estadística, lo más probable es que lo hagan en el mar, pero el lugar exacto no se conocerá hasta un día antes del evento.



Por la inclinación de 42,8 grados de su órbita y la naturaleza incontrolada de su reentrada, el punto de impacto de la Tiangong-1 podría ser cualquier lugar de la Tierra entre los 42,8 grados norte y los 42,8 grados sur. No obstante, y puesto que la nave pasa más tiempo cerca de los extremos antes de cruzar la región ecuatorial, lo más probable es que se estrelle en las latitudes correspondientes con países como Nueva Zelanda, Argentina, España, Japón o Estados Unidos.
A pesar de todo, los expertos llaman a la calma: la zona en la que pueden caer los fragmentos se extiende sobre un elipsoide curvado de miles de kilómetros de largo por decenas de kilómetros de ancho, por lo que la posibilidad de ser golpeado por un trozo de escombro es 10 millones de veces inferior que la de ser alcanzado por un rayo en un año cualquiera.




Lo que está claro es que será algo digno de ver. La Tiangong-1 es una nave relativamente grande (con capacidad para tres astronautas) y, como ya ocurrió con las ATV de la ESA entre 2008 y 2015, su reentrada podría iluminar el cielo como si de un espectáculo de fuegos artificiales se tratara.

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