El 26 de abril de 1986, el reactor número cuatro de la Central Nuclear de Chernóbil explotó, dando lugar a uno de los peores accidentes nucleares que se recuerdan. 32 años después, los trabajos de limpieza continúan, y en ellos participan no pocos camiones. Limpiarlos no es trabajo fácil.
Bionerd23 es una de las científicas del equipo internacional que coordina los trabajos de limpieza y los detalles de la construcción del enorme sarcófago pensado para contener la radiación que aún escapa del reactor. Su acreditación la permite acceder a lugares de la central donde muy pocos tienen la autorización o los redaños de entrar.
Por si fuera poco, Bionerd23 suele grabar estas excursiones y sus vídeos son fascinantes.
Por si fuera poco, Bionerd23 suele grabar estas excursiones y sus vídeos son fascinantes.
En el último de estos clips, la investigadora explica cómo se examinan los camiones que trabajan en la central moviendo desechos radioactivos y cómo se limpian.
No es precisamente el tipo de autolavado que podemos encontrar en una gasolinera.
El primer paso es examinar todo el vehículo con dos tipos de contadores geiger (uno estándar y otro que discrimina los tipos de radiación) y comparar las lecturas. Después, hay que lavar el camión con un cañón de agua a presión.
Los operarios que trabajan en esto llevan traje protector contra la radiación, gafas protectoras y respirador, y no son precisamente mecánicos, sino físicos provenientes de centros tan prestigiosos como el MIT. Todo ello contrasta con el simple delantal que llevan los operarios rusos.
Tras repasar concienzudamente el camión, se vuelve a pasar el contador geiger para comprobar que todos los residuos se han desprendido. Los camiones que se limpian así son recientes, pero hay muchos que son irrecuperables tras décadas trabajando en la central. Esos otros vehículos se llevan a un cementerio especial donde reposan más de 600 tanques, excavadoras, camiones y hasta helicópteros demasiado radioactivos para volverlos a usar.
Bionerd23 tiene muchos otros vídeos interesantes sobre la malograda central, incluyendo algunos grabados desde dentro del sarcófago donde reposan el reactor y las piezas más contaminadas.
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