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¿Quién fue San Valentín y por qué se celebra?




Existen diversas teorías sobre el origen de esta fecha que se celebra en todo el mundo.

El Día de San Valentín se celebra todos los 14 de febrero y representa al día de los enamorados. El origen de esta fecha se remonta a la época de los romanos, aunque fue en el siglo XX que se "comercializó" como una tradición milenaria.

El San Valentín más reciente data de 1840, cuando Esther A. Howland comenzó a vender en las primeras tarjetas postales masivas de enamorados, conocidas como «valentines», con símbolos como la forma del corazón o de Cupido.
Sin embargo, algunos creen que es una fiesta cristianizada del paganismo, ya que en la antigua Roma se realizaba la adoración al dios del amor, cuyo nombre griego era Eros y a quien los romanos llamaban Cupido. En esta celebración se pedían favores al dios y se brindaban regalos u ofrendas para conseguir así encontrar al enamorado ideal.
Otros centran el origen de la historia de San Valentín en la Roma del siglo III, época en la que el cristianismo era perseguido.

En este periodo también se prohibía el matrimonio entre los soldados ya que se creía que los hombres solteros rendían más en el campo de batalla que los hombres casados porque no estaban emocionalmente ligados a sus familias.

¿Pero quién fue San Valentín?

San Valentín era un sacerdote que en el siglo III ejercía en Roma. Gobernaba el emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras.



El sacerdote consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador. Celebraba en secreto matrimonios para jóvenes enamorados. El emperador Claudio se enteró y como san Valentín gozaba de un gran prestigio en Roma, lo llamó al palacio. San Valentín aprovechó aquella ocasión para hacer proselitismo del cristianismo. Aunque en un principio Claudio II mostró interés, el ejército y el gobernador de Roma lo persuadieron para cortarle la cabeza.
El emperador Claudio dio entonces orden de que encarcelasen a Valentín. Luego, el oficial Asterius, encargado de encarcelarle, quiso ridiculizar y poner a prueba a Valentín. Le retó a que devolviese la vista a una hija suya, llamada Julia, que nació ciega. Valentín aceptó y, en nombre del Señor, le devolvió la vista.
Este hecho convulsionó a Asterius y su familia, quienes se convirtieron al cristianismo. De todas formas, Valentín siguió preso y el emperador Claudio ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de febrero del año 270. La joven Julia, agradecida al santo, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí que el almendro sea símbolo de amor y amistad duraderos.
El cuerpo de San Valentín se conserva actualmente en la Basílica de su mismo nombre que está situada en la ciudad italiana de Terni. Cada 14 de febrero se celebra en este templo un acto de compromiso por parte de diferentes parejas que quieren unirse en matrimonio al año siguiente.

Quién fue Valentín, el sacerdote que se convirtió en Santo de los enamorados

Si bien la festividad fue retirada del calendario litúrgico católico, la celebración se volvió popular.

Recién en el siglo XX el Día de los Enamorados se volvió popular gracias al boom de regalar tarjetas postales pero la fecha elegida no es casual y se origina en la historia del sacerdote Valentín en la época romana. Leer más: Los argentinos se apropiaron de San Valentín y el 80 por ciento hace regalos La que primero se apropió de la celebración fue Esther A.

Howland que en 1840 comenzó a vender las primeras tarjetas postales masivas de enamorados, conocidas como "valentines", con símbolos como la forma del corazón o de Cupido.

Sin embargo, algunos creen que es una fiesta cristianizada del paganismo, ya que en la antigua Roma se realizaba la adoración al dios del amor, cuyo nombre griego era Eros y a quien los romanos llamaban Cupido.

En esta celebración se pedían favores al dios y se brindaban regalos u ofrendas para conseguir así encontrar al enamorado ideal. Pero el origen de la historia de San Valentín en la Roma del Siglo III, época en la que el cristianismo era perseguido.

En este periodo el emperador Claudio II prohibió el matrimonio entre los soldados ya que se creía que los hombres solteros rendían más en el campo de batalla que los hombres casados porque no estaban emocionalmente ligados a sus familias. Leer más: La historia de San Valentín que dio origen al festejo del Día de los Enamorados Valentín era un sacerdote que en ese momento ejercía en Roma y consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador.

Fue así que decidió celebrar en secreto matrimonios para jóvenes enamorados.

El emperador Claudio se enteró y como Valentín gozaba de un gran prestigio en Roma, lo llamó al palacio. Valentín aprovechó aquella ocasión para hacer proselitismo del cristianismo.

Aunque en un principio Claudio II mostró interés, el ejército y el gobernador de Roma lo persuadieron para cortarle la cabeza.
El emperador Claudio dio entonces orden de que encarcelar a Valentín. Luego, el oficial Asterius, encargado de la cárcel, quiso ridiculizar y poner a prueba a Valentín.

Le retó a que devolviese la vista a una hija suya, llamada Julia, que nació ciega. Valentín aceptó y, en nombre del Señor, le devolvió la vista.

Leer más: Día de los Enamorados: ¿quién fue San Valentín y por qué se celebra el 14 de febrero? Este hecho convulsionó a Asterius y su familia, quienes se convirtieron al cristianismo.

De todas formas, Valentín siguió preso y el emperador Claudio ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de febrero del año 270.

La joven Julia, agradecida al santo, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí que el almendro sea símbolo de amor y amistad duraderos.

El cuerpo de San Valentín se conserva actualmente en la Basílica de su mismo nombre que está situada en la ciudad italiana de Terni. Cada 14 de febrero se celebra en este templo un acto de compromiso por parte de diferentes parejas que quieren unirse en matrimonio al año siguiente.

Cómo pasamos de una orgía salvaje sacrificando cabras a celebrar San Valentín

San Valentín es probablemente uno de los días más curiosos del año. Se supone que es una fecha para la celebración del amor, el día de los enamorados lo llaman algunos. Nada que ver con esa fiesta donde las mujeres esperaban ser golpeadas con látigos mojados en sangre en un rito salvaje.
De leyendas está hecha parte de la historia, y la de San Valentín es probablemente de las más truculentas. ¿Cómo demonios pudimos pasar de una orgía salvaje y sanguinaria al día más edulcorado de cuantos tenemos en el calendario?
Quizás y debido a que existe cierta controversia acerca del principio de todo lo referente a esta fecha, debamos hablar de la Antigua Roma. Al fin y al cabo, casi todo lo relacionado con la cultura occidental ha partido del mismo sitio. En este caso se trataba de una fiesta pagana que se celebraba ante diem XV Kalendas Martias, es decir, el equivalente al 15 de febrero.
Se llamaba Lupercalia, y estaba dedicada a la fertilidad.

De los Lupercales a San Valentín


Dicen los libros de historia que del 13 al 15 de febrero los romanos celebraban esta peculiar fiesta. Todo comenzaba con la congregación de una serie de sacerdotes que se hacían llamar los Lupercos y que previamente habían sido elegidos entre los ciudadanos más pudientes de la ciudad.
Estos se reunían en una gruta del monte Palatino donde estaba la Ficus Ruminalis, un árbol consagrado a la diosa Rumina. Allí comenzaba la fiesta inmolando a una cabra. El sacerdote que oficiaba esta primera parte de los festejos tocaba la frente del resto de los lupercos con el cuchillo ensangrentado del sacrificio que había tenido lugar.
A continuación borraba la mancha con un mechón de lana impregnada en leche de cabra. Es aquí cuando los lupercos reían al unísono para acto seguido formar una especie de procesión desnudos y ataviados con tiras o correas hechas de la piel de cabra sacrificada. La escena nos la podemos imaginar, pero faltaba el último detalle.
Estas correas ensangrentadas servían para que los lupercos se dedicaran a azotar a todas las mujeres que encontraban por el camino, quienes a su vez estaban esperando el momento para formar parte de la ceremonia. Un ritual en honor a la fertilidad que también se contaba como acto de purificación (februatio).
De esta parte de la historia han dado cuenta numerosos libros. En ellos se cuenta que los “románticos” romanos estaban borrachos y desnudos y las mujeres se solían alinear en fila para que los hombres pudieran golpearlas con facilidad. Ellas creían que el rito las convertiría en fértiles.
Cuando la fiesta estaba en su apogeo, llegaba el momento de los juegos. Los hombres escribían el nombre de las mujeres en un tarro. Las parejas resultantes del juego estarían unidas y podrían practicar sexo durante el tiempo que durara el festival, o incluso más allá si ambas partes estaban de acuerdo.
Tuvieron que pasar varios siglos hasta que la fiesta se prohibió. Ocurrió en el año 496 con el papa Gelasius I, quién decidió instaurar el 14 de febrero como el día de la fiesta de San Valentín. ¿Por qué? La razón no está muy clara, pero se sabe que el emperador Claudio II ejecutó a dos hombres, ambos llamados Valentín, el 14 de febrero de diferentes años en el siglo III a.D. Por tanto, es posible que su martirio fuera honrado por la Iglesia Católica con la celebración que instauró Gelasius I.
Más o menos por las mismas fechas los normandos comenzaron a celebrar el Día de Galatin, cuyo significado viene a ser “amante de las mujeres”. Muchos historiadores le dan validez a la posibilidad de que en algún punto se confundiera con el Día de San Valentín.
Pasaron los años y hacia finales de 1300 la fiesta que un día tenía a una cabra y varios tipos semidesnudos azotando a las mujeres como epicentro, se fue haciendo más dulce. Con el escritor Geoffrey Chaucer y con Shakespeare la fiesta abrazó al romanticismo y comenzó a ganar popularidad en Gran Bretaña y el resto de Europa.
Luego comenzaron a surgir las tarjetas de papel hechas a mano para felicitar y la tradición cruzó el charco para comenzar su camino en el Nuevo Mundo. Finalmente la Revolución Industrial terminó por darle el carácter que hoy todos conocemos y comenzaron a hacerse miles de tarjetas en fábricas en el siglo XIX.
Hoy la fiesta es más un negocio que otra cosa y, desde luego, nada que ver con lo ocurrido cada año en aquella gruta que originó todo.

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