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En Manzanillo crearon su propio sistema de emergencias

En una localidad a la que el servicio del 9-1-1 no se asoma ni de forma remota, la comunidad se organizó para tener un servicio de asistencias 24 horas con un equipo de 32 paramédicos bien capacitados y que tiene su base en el cuerpo de bomberos
MONTECRISTI. A las 10:23 de la mañana el operador Carlos Soriano recibe el reporte de una colisión. De inmediato se agitan los movimientos de los jóvenes que aguardan en el patio del cuerpo de bomberos. Al minuto, varios salen hacia la zona señalada en el reporte que recibieron todos en sus teléfonos móviles.
A las 10:27 a.m., el joven accidentado mientras conducía su motocicleta descansa sobre una camilla, con un cuello ortopédico, el brazo derecho entablillado y rodeado de los paramédicos en un área acordonada con cinta de seguridad. Los socorristas lo suben a una ambulancia y lo trasladan al hospital en sólo dos minutos. Ahí termina el simulacro.
Aunque parece una escena típica del Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad 9-1-1, todo ocurre en el lejano y fronterizo municipio Pepillo Salcedo (Manzanillo), provincia Montecristi, donde el servicio que opera en Santo Domingo y Santiago no se acerca ni de manera remota.
En 2014, cuando el presidente Danilo Medina anunció la puesta en operación del 9-1-1 en Santo Domingo, a un costo de RD$3,374.2 millones, según se informó después, ya la comunidad fronteriza se organizaba para tener su propio sistema de auxilios.
Le llaman “Beacon”, opera desde el Cuerpo de Bomberos y cuenta con una red de 32 voluntarios, en su mayoría jóvenes entre 17 y 20 años.


Ante un incidente o cualquier emergencia, el reporte llega a los bomberos a través de una llamada telefónica. Al lado del teléfono hay una computadora donde el operador introduce algunos datos necesarios: lugar, nombre de quien llama y tipo de asistencia que requiere.
La información permite determinar el tipo de vehículos a utilizar de los que tienen disponibles: el motor patrulla, la motoambulancia, el camión de bomba para incendio o una de las dos ambulancias. El mensaje les llega automático a los celulares ya registrados de los voluntarios, sea por servicio de mensajería instantánea o por la aplicación de Beacon.
La idea de este servicio, que ya se replica en Puerto Plata y en Mwanza, Tanzania, surgió durante el terremoto de Haití de enero de 2010. El director ejecutivo de la ong Trek Medics International, Jason Friesen, participaba en las labores de rescate y debió recorrer unos siete hospitales con un bebé al que daba respiración asistida. Como perdía tiempo, pensó en la conveniencia de contar con un sistema que le permitiera comunicarse con el hospital previo a movilizarse hasta el lugar.
“Beacon crea un medio de comunicación en los lugares donde no se puede pagar por un sistema moderno o donde el sistema de radio no es efectivo, porque no hay alcance de cobertura”, explica Dianne Dorville, médico general representante de Trek en República Dominicana.
La voluntad se impuso
En Manzanillo, el jefe de los bomberos, Guillermo Ramón Soriano, buscaba mejorar el servicio que ofrecían casi a “manos peladas”. El camión con el que cuentan ahora, fue un regalo del municipio Guayubín, cuando el vehículo estaba inservible. “Lo traje en un remolque y, como soy mecánico, lo reparé”. Usó un motor de lancha que adoptó para el camión, gracias a sus estudios de mecánica industrial con especialidad en naval.
Tenían una ambulancia donada por la Flying Doctor en 2011, pero necesitaban personal calificado para el servicio de emergencia.
En 2013 se acercaron al Cuerpo de Paz y a través de esa organización estadounidense llegaron a Trek Medics International.
El año siguiente iniciaron el entrenamiento de los primeros 14 paramédicos voluntarios y del manejo de la plataforma Beacon. Trek logró, a través de concurso, una donación de US$50,000 (unos RD$2.4 millones) de la Agencia de los Estados Unidos para Desarrollo Internacional (USAID).
Con esos recursos, los socorristas de Guayubín compraron la moto patrulla y dos motos ambulancias, una de las cuales donaron al municipio Guayubín. Además, desarrollaron una campaña de sensibilización que incluyó la distribución de afiches para que los munícipes aprendieran el número telefónico de los bomberos y llamaran ante cualquier eventualidad, informa Dorville.
Como parte del programa, Soriano viajó a entrenarse en 2014 a Estados Unidos. De allá trajo conocimientos y algunos equipos donados que hoy exhibe con el orgullo el ser uno de los Cuerpos de Bomberos más equipados en pueblos del interior.
Entre su inventario, refiere tanques de aire puro y ropa especial para situaciones de contaminaciones tóxicas. “Cuándo la amenaza del ébola (la enfermedad que se convirtió en epidemia en 2014 en varios países africanos y amenazaba con expandirse a otros continentes), fuimos los primeros que tuvimos el vestuario adecuado para manejar un posible caso”.


Muy pocos recursos
El servicio de ambulancia es gratuito, pero para garantizar su sostenibilidad el paciente o sus familiares deben contribuir con el combustible del vehículo y alguna dieta para el conductor.
La asignación de recursos de la alcaldía de Manzanillo, de RD$16,000 al mes (hasta agosto pasado era de RD$8,000) resulta insuficiente. El municipio tiene un presupuesto de RD$1.4 millones al mes.
El Cuerpo de Bomberos debe hacer algún aporte económico a sus seis integrantes y pagar los RD$2,000 por el internet y el teléfono. En ocasiones, ofrece el servicio con el poco combustible donado por una empresa de la zona.
A la fecha, el sistema ha asistido 400 emergencias, en su mayoría de pacientes con politraumatismos. Una cifra considerable en un municipio pequeño, de 9,136 habitantes, conforme el Censo Nacional del 2010, aunque su alcalde, Ignacio Rosa, estima que ya rondan los 21,000.
Del Municipio
Con una extensión de 151.2 kilómetros cuadrados y una densidad de 60 habitantes por kilómetro cuadrado, el municipio Pepillo Salcedo se ubica en la Bahía de Manzanillo, en la costa Atlántica.
Luego de su apogeo económico de la década del 50, cuando se instaló en la zona la empresa norteamericana Dominican Fruit Grenada Company con la producción de guineos, el municipio cayó en un letargo del que apenas le saca la tímida actividad de su Puerto Libertador de Manzanillo que, aunque en condiciones precarias, se utiliza para la exportación de bananos.
El alcalde Rosa critica la poca atención del Gobierno y clama para que le cumplan la promesa de un boulevard para impulsar su desarrollo turístico. Se queja de que la alcaldía tiene que enfrentar todas las necesidades, sean de salud o educación, transporte o calles, con un pobre presupuesto de RD$1.4 millones al mes.
Un hospital sin personal
En Manzanillo, la población se siente satisfecha con el servicio de los paramédicos del Beacon, como afirma Yeyssa Batista Torres, directora del Hospital General de Pepillo Salcedo. “Nos alivia saber que ante cualquier inconveniente un personal capacitado nos va a auxiliar”.
“Como entidad de salud vemos muy bueno y válido (el servicio de los paramédicos), pues nos llaman y nos presentan al paciente, y aquí nos vamos preparando para recibirlo, y eso ayuda a la sobrevivencia del paciente”, dice.
El centro de salud fue inaugurado en junio de 2017, luego de 18 años de una construcción que no concluían. Aunque nuevo, la falta de personal le impide ofrecer todos los servicios y muchas de sus áreas están cerradas, como el quirófano, sonografía, rayos x e internamiento.
Actualmente se ofrece servicio de emergencias y laboratorio 24 horas, ginecología, medicina familiar, general y odontología, pero le falta enfermeras, internistas, cirujano anestesiólogo, pediatra y más médicos generales.
“El hospital está bien equipado, lo que necesitamos es recursos humanos”, insiste Batista Torres. El centro opera con 45 empleados, incluyendo seis médicos generales, dos especialistas, un odontólogo, tres bioanalistas y nueve enfermeras, que atienden una demanda de unos 3,000 pacientes al mes, casi la mitad del vecino Haití.
La ambulancia del hospital está dañada desde hace cinco meses, por lo que el centro tiene que recurrir al servicio de los bomberos o de los hospitales de Montecristi o Dajabón.
Por cada uso (pueden hacer tres por semana), pagan unos RD$500 para combustible, monto que resulta más manejable en su presupuesto mensual de RD$205,000, que los más de RD$100,000 que requieren para reparar su ambulancia.

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