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La contaminación del aire está haciendo que millones de bebés nazcan menos desarrollados, advierte un estudio

La contaminación del aire producida por el tráfico de las ciudades no solo está calentando el planeta, también está dañando el desarrollo de millones de niños en todo el mundo, incluso de aquellos que todavía no han nacido.
Un estudio realizado en Londres sugiere que el aire tóxico de la ciudad afecta adversamente al crecimiento fetal de los nonatos sin que sus madres puedan hacer nada por evitarlo. Los investigadores analizaron los más de 540.000 nacimientos de Gran Londres en los últimos cuatro años y determinaron que existe un vínculo entre la contaminación del aire que respiran las mujeres gestantes y los nacimientos de bebés con bajo peso, es decir, con menos de 2,5 kg. El estudio encontró que el riesgo de nacer con poco peso aumenta un 15% por cada cinco microgramos adicionales de partículas contaminantes finas en cada metro cúbico de aire.
En Londres, las mujeres embarazadas están expuestas a una media de 15 μg/m3 de partículas contaminantes finas, muy por debajo de los límites legales del Reino Unido pero 5 μg/m3 por encima de las directrices de la Organización Mundial de la Salud. Eso implica que solo un 2,5% de los bebés nacidos a término en Londres vienen al mundo con bajo peso (unos 300-350 nacimientos al año que podrían evitarse reduciendo la contaminación). Sin embargo, en muchas ciudades del mundo, especialmente del Asia meridional, los niveles de contaminación en el aire son mucho más altos. Los científicos hablan de millones de bebés notanos en riesgo potencial. “Una catástrofe de salud global”, añaden.
Nacer con bajo peso aumenta el riesgo de mortalidad infantil y de sufrir enfermedades cardiovasculares o enfermedades crónicas como la diabetes. Para colmo, no existe un método fiable para evitar la exposición crónica al aire tóxico, así que depende de los gobiernos reducir la contaminación causada por los vehículos y otras fuentes. “Es una situación inaceptable que haya factores que una mujer no pueda controlar y que afectan negativamente a su bebé antes de nacer”, dice Mireille Toledano, quien dirigió la investigación publicada en el British Medical Journal.
En otro informe publicado esta semana por Unicef, los expertos explican que respirar partículas de aire tóxico puede dañar el tejido cerebral de los niños y debilitar su desarrollo cognitivo, lo que acarrea serias consecuencias para el resto de su vida. A nivel mundial, 2000 millones de niños (el 90% de todos los niños) están expuestos a una contaminación del aire por encima de las directrices de la OMS. Entre ellos, casi 17 millones son menores de un año que viven en zonas donde la contaminación del aire es al menos seis veces superior a los límites internacionales.
De acuerdo con Unicef, adoptar medidas para reducir los niveles de contaminación y al mismo tiempo apostar por fuentes de energía renovables no solo es vital para la salud de los niños: es beneficioso para la sociedad en general en tanto que reduce los costes médicos, aumenta la productividad y genera entornos más seguros y limpios para todos.

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