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Confirmado: la contaminación daña la calidad del esperma

La exposición a las partículas en suspensión PM2,5 provoca que los espermatozoides tengan una forma ‘inadecuada’ y un menor tamaño

El pasado mes de agosto, un estudio publicado en la revista «Human Reproduction» alertó de un declive lento pero constante en la calidad del semen de los varones del mundo Occidental. Un deterioro sostenido que, además, no parece que vaya a remitir en un futuro próximo. Pero, ¿a qué obedece este descenso en la calidad de los espermatozoides? Pues según las evidencias acumuladas, al aumento en las tasas de sobrepeso y obesidad y a la mayor exposición ambiental a diversos productos químicos que acaban resultando tóxicos para el esperma. Pero aún hay más. Según un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad China de Hong Kong (Hong Kong), parece que la contaminación también tiene mucho que ver. Y es que de acuerdo con los resultados, la polución atmosférica provoca que los espermatozoides sean más pequeños y ‘deformes’.
Como explica Xiang Qian Lao, director de esta investigación publicada en la revista «Occupational & Environmental Medicine», «si bien el efecto de la contaminación puede ser relativamente pequeño en términos clínicos, la amplia expansión de la polución atmosférica puede provocar infertilidad en un número muy significativo de parejas».

Más pequeños y ‘deformes’

El objetivo del nuevo estudio fue evaluar si, más allá de la exposición a distintos compuestos químicos tóxicos, el respirar el aire ‘viciado’ de las ciudades tiene algún efecto sobre la calidad del esperma. Y para ello, los autores se centraron en las consecuencias de la inhalación de partículas en suspensión cuyo diámetro no excede de 2,5 micras –las ‘PM2,5’, a día de hoy consideradas el mejor indicador de la contaminación urbana y cuyo pequeño tamaño supone un mayor riesgo para la salud de los seres humanos.





Los autores analizaron los historiales médicos de cerca de 6.500 varones taiwaneses con edades comprendidas entre los 15 y los 49 años y a los que se había evaluado la calidad de su esperma –número de espermatozoides por mililitro de semen, así como tamaño, forma y motilidad de estos gametos masculinos– entre 2001 y 2014.






Es necesario adoptar estrategias globales para minimizar el impacto de la contaminación sobre la salud reproductiva

Es más; los autores también estimaron los niveles de PM2,5 cada tres meses –el periodo requerido para la producción de esperma– y durante un promedio de dos años en las áreas de residencia de cada uno de los participantes –para lo cual se tomaron en cuenta los datos registrados por los satélites de la NASA–. Y de acuerdo con los resultados, la exposición a estas partículas en suspensión conllevó un descenso de un 1,29% en el tamaño y forma de estos espermatozoides.
Pero, este 1,29%, ¿no resulta un poco ‘pequeño’? Pues desde el punto de vista de un individuo particular, es posible que sí. Pero tomando en cuenta el conjunto de la población, es ciertamente ‘significativo’. Pero el efecto nocivo de la contaminación no acaba aquí. También aumentó en un 26% el riesgo de que los espermatozoides se encontraran en el 10% más bajo de tamaño y forma dentro del rango considerado como ‘normal’. Un perjuicio, además, que resultó independiente de otros factores como el exceso de peso, la edad, el consumo de alcohol o el hábito tabáquico.
Y llegados a este punto, ¿la contaminación influyó de alguna manera sobre el recuento de espermatozoides? Pues sí. De hecho, indica Xiang Qian Lao, «la exposición a las PM2,5 se asoció a un incremento en la cifra de espermatozoides, posiblemente como mecanismo de compensación para combatir los efectos deletéreos sobre la forma y el tamaño».

Hay que tomar medidas

En este contexto, debe tenerse en cuenta que se trata de un estudio del tipo ‘observacional’, por lo que no se pueden extraer conclusiones del tipo ‘causa y efecto’. Sin embargo, apuntan los autores, «muchos de los componentes de estas pequeñas partículas en suspensión, como los metales pesados y los hidrocarburos aromáticos policíclicos, se han asociado a un daño del esperma en distintos trabajos experimentales. Y a ellos se aúna que el daño por los radicales libres consecuente con la exposición a la polución también pueden dañar el ADN y alterar los procesos celulares del organismo».
Por todo ello, como concluye Xiang Qian Lao, «dado que el efecto, aun pequeño, de las PM2,5 sobre la morfología normal del esperma puede resultar en un número significativo de parejas con infertilidad, es necesario adoptar estrategias globales para minimizar el impacto de la contaminación sobre la salud reproductiva».

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