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El año que Pepsi casi mata a Michael Jackson en el que debía ser al “anuncio del siglo”

Michael Jackson tuvo un accidente durante un rodaje con Pepsi cuando era joven. Lo ocurrido le desfiguró la cara, le cambió el pelo y la tez de la piel, e incluso lo convirtió en un adicto a algunos fármacos. Estas afirmaciones forman parte de la leyenda en torno al famoso anuncio. Esta fue la verdad.
El 30 de noviembre de 1982 aparecía una de las obras pop más redondas, aclamadas y exitosas de la historia. Se lanzó al mercado Thriller, el sexto álbum de estudio de Michael Jackson, el más vendido de todos los tiempos (se estima que más de 100 millones de copias en el mundo). Post-disco, R&B, funk, rock y toneladas de pop para convertir a MJ en una estrella planetaria.

De ahí salieron temazos como Billie JeanBeat It o Human Nature, aunque sin duda, la joya de la corona llegaría en forma de sencillo más de un año después. 

El 23 de enero de 1984 se publicaba Thriller. Lo hacía con una baraja ganadora, con el, probablemente, vídeo musical más icónico de la historia de la música. 

Innovador, rompedor o revolucionario son algunos de los calificativos que se le pueden dar a la coreografía casi perfecta de Jackson. Catorce minutos para la eternidad:



Fíjense bien en la imagen de Michael Jackson, el del vídeo de Thriller de comienzos de 1984, porque iba a sentar las bases para que el público tomara partido de la evidente transformación que iba a sufrir a raíz de un evento poco después.
El vídeo musical fue revolucionario por muchas razones, y una de ellas fue por cambiar los parámetros en los que se movía la industria musical en aquellos tiempos. Antes de MJ, lanzaderas de promoción como la entonces acaparadora MTV, parecían empeñadas en promocionar artistas eminentemente blancos. Tras la obra de Jackson, el público (y la industria) comenzaron a mirar al artista negro de otra forma.
De esto se dieron cuenta muchas personas antes que nadie. Entre otras, un tipo llamado Jay Coleman, un magnate del mundo de la publicidad que había fundado su propia empresa, Entertainment Marketing and Communications International, en el año 1976. Coleman sabía que Jackson era la gallina de los huevos de oro, una inversión con cero riesgos que más tarde o más temprano llamaría a la puerta de una de las dos grandes colas, Pepsi o Coca Cola.






Jackson con Reagan en el 84. Wikimedia Commons

Por aquella época no había Facebook o Twitter, no existía Internet para las masas donde medir el estrellato de una persona por el número de likes. A mediados de 1980, si realmente te considerabas un estrella, debías estar en algún anuncio o campaña de alguna de las dos grandes marcas de bebida. El magnate, simplemente, lo vio antes que nadie.
Coleman se acercó al entorno de Jackson, familia y agentes, para proponerle el negocio del siglo. Le dijo que si se unía a él, le conseguiría el mayor contrato de publicidad de la historia. Uno que tendría tantos ceros que no podría contarlos. Jackson no tenía por qué creerle, pero había una razón de peso para confiar en él.
Tres años antes, Coleman había sido el artífice de la mítica gira American Tour de los Rolling Stones con motivo de la promoción del álbum Tatto You. ¿El resultado? La gira ingresó 50 millones de dólares sólo con la venta de entradas. Alrededor de tres millones de fans asistieron a los conciertos. Este récord de ventas de entradas alcanzado por los Stones aún está vigente.

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