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El huracán Irma obliga a los Rays de Tampa a mudarse a Nueva York


Evan Longoria utilizó el casillero de David Wright, cerca de la entrada al clubhouse de los Mets. De ahí, se habían retirado los artículos personales de los peloteros de Nueva York.

Lucas Duda, cedido por los Mets a los Rays en julio, se sentó en un banquillo colocado en un rincón cercano a las duchas, como solía hacerlo aquí.

Debido al huracán Irma, el Citi Field se convirtió en casa de los Rays de Tampa Bay para una serie de tres juegos frente a los Yanquis de Nueva York, que comenzaba el lunes.

“Nosotros no elegiríamos normalmente jugar como locales ante los Yanquis en Nueva York en medio de la lucha por el wild card”, comentó Steven Souza, Jr, jardinero de los Rays. “simplemente estamos agradecidos por tener un sitio para jugar”.

Por ahora, los Rays se conforman también ante el hecho de que Irma no haya causado daños tan graves como los que se temían en el área de Tampa Bay. El manager Kevin Cash se dijo optimista de que el equipo volverá al Tropicana Field de St. Petersburg, Florida, para una serie de tres enfrentamientos ante Boston, a partir del viernes.

“A partir de lo que he escuchado, hubo sólo algunos daños menores en el Tropicana”, comentó Cash.

Antes de que la tormenta pasara el domingo por Tampa Bay, los jugadores habían expresado preocupaciones sobre si no podrían volver a jugar en su parque este año.

“El techo no es sólido, y nadie ha visto un huracán de categoría cuatro o cinco en el área de Tampa”, dijo Souza. “Así que simplemente estamos comentando qué podría ocurrir, si nuestros autos estarán bien o si nuestras casas estarán sumergidas en el océano. Cuando pasa este tipo de cosas, muchas ideas locas te pasan por la mente”.

Durante una serie de fin de semana en el Fenway Park, los peloteros trataron de concentrarse. Sin embargo, periódicamente se informaron de la situación en la Florida.

Cuando Irma tocó tierra y se degradó a la categoría dos, muchos se sintieron aliviados.

Los Rays tenían previsto originalmente que volarían a Boston el miércoles. Retrasaron el viaje hasta el jueves por la tarde, y dieron permiso de que los peloteros viajaran junto a sus familias.

Aproximadamente la mitad de los jugadores aceptó la propuesta.

El personal llevó en el avión los uniformes blancos de locales.

“Queríamos estar preparados, asumiendo que había una alta probabilidad de que no jugáramos en el Tropicana”, dijo Cashman.

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