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Qué le hace exactamente la cafeína a nuestro cerebro (y por qué a veces no te despierta por mucho café que tomes)

Hay personas que son incapaces de comenzar el día de buen humor sin un café. La culpable de esa dependencia es una sustancia llamada cafeína pero ¿Cómo funciona la cafeína dentro de nuestro cerebro? ¿Por qué nos hace sentir bien? y, sobre todo,

¿Por qué a veces no funciona?
Este fantástico vídeo de TED-Ed se adentra en los misterios de la cafeína cuando entra en nuestro sistema nervioso. Para responder cómo esta sustancia nos mantiene despiertos, primero hay qué explicar por qué nos sentimos cansados.
El culpable de nuestro cansancio a nivel cerebral es una molécula llamada adenosina. La adenosina se produce de manera natural cuando las células de nuestro organismo rompen las moléculas de otra sustancia compleja llamada trifosfato de adenosina (ATP). En otras palabras, es el combustible que nuestro organismo necesita para vivir, pero ese combustible genera un subproducto: la adenosina.







Se da la circunstancia de que, a medida que se acumula, la adenosina satura el cerebro uniéndose a unos receptores químicos en nuestras neuronas. al hacerlo, las neuronas disparan una serie de reacciones químicas que ralentizan la neurotransmisores y su funcionamiento. En otras palabras, comenzamos a tener sueño.







Aquí es donde interviene la cafeína. La estructura molecular de la cafeína es parecida a la de la adenosina. Al llegar al cerebro, la cafeína se instala en los mismos receptores neuronales reservados a la adenosina, impidiendo que esta cumpla su función. En esencia, bloquea el paso al inhibidor natural de nuestro organismo, haciendo que las neuronas permanezcan activas.

¿Por qué nos hace sentir bien?








Algunos de los receptores de adenosina tienen también receptores de otra sustancia llamada dopamina. La dopamina nos hace sentir placer, pero para funcionar los receptores de esa sustancia no pueden tener adenosina, porque la adenosina impide que la dopamina se fije. La cafeína, sin embargo, sí permite que la dopamina siga funcionando. Por eso el café nos hace sentir bien: deja más receptores de dopamina libres.

Y por qué deja de ser efectiva

El problema de la cafeína, como con otras drogas, es que nuestro organismo se va habituando a su presencia. En el caso de la cafeína, lo que ocurre es que, si el cerebro detecta que hay demasiados receptores de dopamina bloqueados por moléculas de cafeína (porque estamos tomando demasiado café), crea receptores nuevos. Esa es la razón por la que cada vez necesitamos más café para obtener el mismo resultado.







Si dejamos de tomar café por unos días, el exceso de receptores de adenosina libres para unirse a la molécula hace que nos sintamos más cansados, irritables y podamos incluso experimentar cefaleas. Afortunadamente, el cerebro vuelve a su estado normal en pocos días, los receptores extra de adenosina desaparecen y nuestra tolerancia a la cafeína vuelve a ser la misma que al principio.












Por supuesto, no todos los efectos del café son buenos. La cafeína también acelera el ritmo cardíaco y la presión arterial, que es la razón por la que incrementa nuestras ganas de orinar. A largo plazo, la incapacidad del cerebro para poder dormirse usando la adenosina también puede producir ansiedad e insomnio. [vía TED-Ed]

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